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“No me sentiría cómodo escribiendo bellezas mientras paso por encima de un muerto”: Dilson Díaz

Dilson Díaz lleva tres décadas cantándole a los políticos y a las injusticias del país, siempre sin guardarse nada. Después de muchos intentos fallidos de ubicarlo, nos sentamos a hablar con el líder de La Pestilencia sobre los 30 años de la banda y el movimiento rock actual en el país.

Andrés J. López / @vicclon

La odisea para hablar con Dilson Díaz comenzó el año pasado cuando quisimos contactarlo para que nos contara sobre el primer toque de La Pestilencia. Nunca hubo respuesta.

Este año hicimos el perfil de Héctor Buitrago y lo volvimos a buscar. Alguien nos tenía que contar cómo eran esas noches de desorden en Bogotá cuando tocaba La Pestilencia, y Héctor y él mandaban la parada. Pero otra vez, nada de Dilson. El único que nos habló algo del tipo fue José “el Sastre” Mortdiscos, y lo que dijo no nos animó mucho: “a mí a ese triple hijueputa ni me lo nombre”. Mejores amigos, sin duda, no son. Y eso que “el Sastre” ayudó a lanzar ese disco mítico que es La muerte… un compromiso de todos.

En ese momento pensamos que el líder de La Peste era de todo menos un bacán, pero todo ese imaginario se nos cayó el pasado 9 de agosto, cuando fuimos al Hard Rock Cafe a la presentación del Rock & Shout Festival, un exceso de rock y punk en donde La Peste compartirá escenario con The Offspring, Dead Kennedys -una de las mayores influencias de Dilson-, Anti-Flag y Triple X.

Durante el evento, el cantante habló sobre lo que se viene para la agrupación fundada en Bogotá en 1986: una gira nacional que comenzará en octubre, el relanzamiento de El Amarillista y Balística en vinilo y la publicación de su séptimo disco (aún sin nombre) el próximo 30 de noviembre.

Para que se vayan poniendo a tono, aquí les dejamos El muro hay que romperlo, el nuevo single de La Peste:

 

Después de la charla para todos los medios, y la verdad con pocas esperanzas, volvimos a tocar las puertas para hablar con Dilson. El que persiste alcanza, dicen. Y, seamos sinceros, este paisa está lejos de ser el tipo alzado y arrebatado que escuchamos vociferar en ‘Soldado Mutilado’ o ‘Condición Infrahumana’. El man es un tipazo.

Aunque fueron pocos minutos, nueve para ser exactos, esta fue la charla –muy guerreada- que tuvimos con el líder de una de las bandas contestatarias más importantes de las últimas décadas en Colombia.

 

Ya son 30 años en los escenarios con La Peste, ¿los nervios siguen ahí después de todo ese tiempo?

En el concierto que hicimos en Medellín, el pasado 6 de agosto, yo seguía con los mismos pensamientos de siempre. Uno está expectante por el público y se pregunta “¿Qué digo?”, “¿Qué hago?”, “¿Los saludo o no?”, “¿Será que los miro?”. Pero una vez pisas la primera tabla todo eso se va, surgen cosas y situaciones propias del momento. Uno simplemente se deja llevar.

 

Aunque esta vez, para celebrar los 20 años de Rock al Parque, Dilson parecía tener muy claro el discurso que precedió a la canción ‘Mentiras, mentiras’.

 

¿Cree que en 20 o 30 años las agrupaciones de ahora serán lo que hoy son La Pestilencia, Kraken o Aterciopelados para el rock nacional?

Espero que sí. Esto es algo que le digo a todos y es que hay que hacer las vainas con convicción, proyectando lo que usted quiere decir; solo así la gente recibe esa información. Cuando uno hace las cosas así hay credibilidad, cuando hay credibilidad hay respeto, solo así la gente lo seguirá.

Hay unos que se ponen a pensar en qué hacer para pegar y sonar, eso no sirve.

 

¿Será que algún día volveremos a ver a Héctor y Dilson juntos en escena, como esta noche de La Cueva o, si acaso, vendrán nuevos íconos del mismo nivel en la fauna del rock nacional?

 

Díganos algunas banda…

¡Uy, no! Es que si le nombro uno se me enoja el otro, soy amigo de muchas bandas. Pero la verdad en partes como Bogotá, Medellín y Bucaramanga se están haciendo cosas muy bacanas. A veces les decimos a las agrupaciones “hermano, venga y toque con nosotros”. Tal vez esto no represente mucho para algunos, pero para otros tal vez esto sea un buen inicio.

 

Entendemos que Dilson no quiere hacerse de enemigos, como sí hizo ese presidente ‘Pacifista’ al que le cantó:

 

¿Cuál ha sido el mejor y el peor momento del rock en las últimas tres décadas?

El mejor… Son varios conciertos: el de Metallica -en 1999- en el Simón Bolívar, todos los Rock al Parque, sobre todo la vez que subí a mi hija Martina al escenario y cantó con nosotros, en el 2011. Ahora, en Medellín, se subió el hijo de Marcelo (baterista) y tocó un tema.

El peor es cada vez que se va un miembro de la banda. Cuando eso pasa siempre hay caos, discusiones y eso es triste. Siempre hay nostalgia por los momentos que vivimos con cada uno de ellos –Dilson ha visto salir de La Peste a Héctor Buitrago (Aterciopelados), Juancho Gómez (ahora guitarrista de Masacre), Francisco Nieto (guitarrista de La Derecha), Mauricio “Bull Metal” Montoya (ex baterista de Masacre), German Villa (baterista de Reencarnación), Jorge León Pineda, Carlos Escobar y Andrés Popa–.

 

Una muestra del power de La Pestilencia en el Rock al Parque de 1997, la tercera edición del festival y la segunda vez que tocó la banda de Dilson.

 

Usted decía que en los ochenta lo trataban como un culo en las tabernas, al punto que ni lo atendían o le decían que una cerveza y que se fuera. Eso ya no se ve, ¿por qué cree?

La mentalidad ha cambiado y ahora tenemos una ciudad netamente rockera. En esa época eso no existía y uno era un bicho raro, entonces llegar a un bar con una ropa o una cresta de colores… En todo lado le decían a uno “andáte, quién sabe qué me vas a hacer acá” y a uno no le quedaba de otra que pararse de la manera más inofensiva e irse.

 

Podemos creerle a Dilson que la gente en esa época podía llegar ser una mierda y él se las cantó en ‘Los mitos se acaban’:

 

Las canciones de La Peste siempre le han dicho a la gente que no le aguante la mierda a nadie ¿Cree que el rock que no tenga este tipo de mensaje es puro adorno?

No, para nada. Hay músicos con temas muy bonitos, por ejemplo si escuchas a Robi Draco, eso es poesía pura y completa. Sus letras hermosas y románticas están porque él creció en un contexto muy distinto.

En el caso de La Pestilencia, en Colombia, no me sentiría cómodo escribiendo bellezas mientras paso por encima de un muerto y sigo derecho, como si no pasara nada. Eso me pesa bastante.

 

¿De qué carajos sirven las medallas cuando ya se tiene jodida la vida?

 

¿Por qué no se sentiría cómodo? ¿Qué pasa en Colombia para usted?

Es que vea, no es solo tener una paz firmada y soltar palomas blancas, no se trata de eso sino de que haya convencimiento en cada ciudadano. Me parece que hoy tenemos un país más dividido que nunca. ¡Hey! Pónganse de acuerdo ¿No era esto lo que queríamos o qué?. Ahora sí, ahora no.

Esto sucede porque cada individuo no se ha hecho la introspección de decir “yo soy el que tiene que cambiar y no esperar a que otros lo hagan”. Cuando hagamos eso y haya más equidad social, en ese momento habrá paz y ahí empezaré a componer canciones románticas.

 

La verdad es un poco difícil imaginar a La Peste haciendo canciones de amor… Dilson seguirá odiando a los gobiernos y diciéndoles las vainas de frente. ¿Qué importa? Nada lo obliga:

 

¿La Pestilencia ya llegó a su punto más alto o sigue creciendo?

Nosotros siempre hemos hecho música y lo que ha llegado es producto de un trabajo que seguiremos haciendo. Si llegan otras cosas no les diré que no y a la música le diré sí siempre, porque soy músico y por ella he podido documentar cosas de nuestra realidad nacional.

 

Esa realidad debe ser la misma que plasmó en ‘El país del Sagrado Corazón’:

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