
L’Aldea: pista para aterrizar sueños
Es difícil hallar en Bogotá un espacio cultural autogestionado, independiente, que albergue tal rango de actividades (noches de tango, salsa, cineclub, ferias, exposiciones, conciertos, títeres) y atraiga a un público tan diverso. L’Aldea Nicho Cultual, que cumplió tres años en septiembre, es consecuencia de 40 años de experiencia de organizaciones autosostenibles, de trabajo en equipo y economía solidaria de las que Silvia Leiva fue parte. Bagaje que la artista plástica y trabajadora social, nacida en Barcelona (España), le inyectó a este solar al que denomina una “pista para despegar y aterrizar sueños”.
“Después de haber estado aprendiendo cómo liderar procesos diferentes en un sistema capitalista tan brutal, dijimos: ‘por qué no hacemos algo altruista, artístico’”, cuenta Silvia.
De un proyecto que acabó mudándose a otro lugar quedó este espacio que ya había sido bautizado La Aldea, “porque tenía casitas”. “Tuvimos facilidades de arriendo y arrancamos”, dice Silvia. “Nos metimos a vivir dentro del espacio, a soñarlo, a proyectarlo, a estar 24 horas por 24, y empezamos a construirlo”.
El primer evento (“sencillo y simbólico”) fue una exposición de artistas plásticos, que se suponía duraría tres días y se extendió una semana. Silvia asegura que desde ese día hasta hoy no ha parado de venir gente a preguntar, a proponer, a apropiarse “con respeto” del espacio.
Hoy L’Aldea, corporación cultural desde hace un año y proyecto productivo gracias a su café-restaurante, es parte de la red de Arte Conexión y es espacio de arte concertado, condición que le permite obtener recursos que emplea para apoyar a los artistas que se presentan acá y auspiciar más eventos.
“Solo cobramos cover si los grupos traen gente con capacidad de pagarlo. Por eso tenemos el sombrero, para reunir aportes voluntarios, y un semáforo de precios que le aumenta un poquito a la pola y a la comida; eso se les da a los artistas”.
“Venimos de la nada, y ahora vienen las alcaldías o Idartes a proponernos cosas. Los consejos de cultura nos han elegido como representantes de los equipamientos culturales de la ciudad por votación. Ahora las organizaciones nos miran de otra manera”.