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Ayara: una familia que no para de crecer

La familia Ayara nació en 1996 con cinco raperos al frente: Don Popo, Midras Queen, Freddy Páez, Lía Samantha y César Aguilar (Kasar Crack). Decidieron crear la primera marca colombiana de ropa para hip hoppers, pero tuvieron tal aceptación que pasaron de tener una tienda en San Andresito a 17 puntos de distribución al cabo de un año. “Antes, a la gente le tocaba ponerse tallas más grandes para verse como rapero”, cuenta César. “Empezamos a hacer ropa con nuestros propios diseños y logo, y con el eslogan ‘más que una marca somos una cultura’”.

El proyecto arrancó con 700 mil pesos que ahorraron de las presentaciones de sus grupos (Gotas de Rap y Golpes de Ritmo). Lo que ganaron con las ventas de sus diseños lo reinvirtieron en compilados de música, eventos, conciertos, grabaciones, en la marca Ayara. “Así pudimos convertirnos en la primera marca de hip hop y hoy somos la casa del hip hop a escala nacional y latinoamericana, por el alcance de los proyectos que manejamos. Nunca pensamos tener este impacto”, afirma César.

El negocio textil les ha dado trabajo a decenas de familias que laboran en la confección o venta de las prendas y le ha permitido a Ayara transformarse en un centro cultural con dos sedes (Bogotá y Cali), en líder de proyectos sociales que atienden a 3.000 personas al año. Jóvenes y niños afectados por la violencia, principalmente.

Agencias de cooperación como Usaid, OIM, Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Empower (EEUU), los ayudan en la tarea de empoderar jóvenes, niños y mujeres con proyectos en Valle del Cauca, Cauca, Arauca, Cúcuta y en Bogotá (Hip hopers por la paz). “Nuestra meta es convertirnos en una multinacional para que nuestro trabajo social y la expresión de los hip hopers tengan mayor despliegue y difusión”, apunta César.

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