EL HIT DE LA CHAMPETA VOL.2
A esta fusión de ritmos caribeños y africanos no le bastó con reaparecer en la escena musical. La champeta volvió con todo azotando como huracán rumba, eventos, televisión y cine. Aquí algunas muestras del nuevo boom de la champeta.
Para entender esta onda, regresemos a su inicio. Parece que ya todo el mundo se puso de acuerdo con que todo comenzó en la década de los 30 en dos sitios específicos: barrios marginales de Cartagena y San Basilio de Palenque, histórico corregimiento del municipio de Mahates (Bolívar) con una rica tradición cultural. En esa época se le denominaba ‘champetúo’ a las personas de estratos bajos y de rasgos afrodescendientes.
Foto: brasildefato1
Pero fue en los 70 y 80 que la champeta se consolidó como género reclutando a miles de bailarines con letras de doble sentido, bailes complejos (se alcanzó a llamar ‘terapia’) y música a todo volumen generada con altavoces pornográficamente enormes que desde entonces se conocen como ‘picós’. Como en su época lo fue el vallenato y la salsa, éste también fue un movimiento propio de clases populares.
Entre finales de los 90 y el 2002 se dio el primer proceso de colonización champetera con nombres como El Afinaíto, El Sayayín, Viviano Torres, Charles King y Mr. Black. De seguro, no le suenan ajenos los temas La suegra voladora o El chocho.
A pesar de su éxito hasta en fiestas infantiles, el reinado duró poco y la vibra champetuda se apagó en la mayoría del país.
Sin embargo, como el ave fénix, una década después, aparece de nuevo vivita y coleando. Pasó de ser música de barrio, a traspasar fronteras geográficas y también sociales. Los sonidos que salieron de calles pobres y polvorientas ahora son invitados de honor en festivales que reúnen a cachacos, costeños, pastusos, paisas o santandereanos. También en eventos top como el pasado Estéreo Picnic hubo champeta en el escenario de la música indie y el Jamming Festival de este año también trajo oferta musical para ese consumo.
En Bogotá no falta la fiesta mensual e, incluso, algunas se han convertido casi en instituciones a través de los años, como las rumbas que organiza ‘La universidad de la champeta’.
Foto: Jorge Samper
Otra clave en su regreso es que muchos artistas le han dado acogida en sus trabajos. Un ejemplo de ello es Cabas con su tema Que prenda la moto, pero champetas han incluido en sus discos desde Carlos Vives hasta el Sistema Solar.
Este frenético segundo tiempo la ha llevado también a eventos como los premios Shock, de hecho el gran triunfador del año pasado fue Kevin Flórez con La invite a bailar. Otra canción champetuda estuvo entre las más escuchadas en las emisoras de todo el país en el 2013: El Serrucho premió el esfuerzo de Mr. Black, el Presidente de la Champeta, quien desde finales de los 90 ha estado firme navegando en el género.
Incluso ha sido protagonista en la gran pantalla. ‘Bandoleros’ (2006), dirigida por Erlyn Salgado, retrató toda la manifestación cultural envuelta en la champeta. Después aparecieron ‘La gorra’, realizada por Andrés Lozano Pineda, y ‘Cimarrones al filo de la Champeta’ de Jorge Benítez.
El salto a la televisión fue con ‘Bazurto’, producción de la todopoderosa Caracol que la utilizó como excusa para intentar embutirle al público una pobre y clichesuda historia de amor entre ricos y pobres.
De todas formas, en la casa, la calle y la disco, cada vez hay más gente interesada en bailar champeta, y por eso hasta tutoriales en YouTube se encuentran. Todo parece indicar que de una vez y por todas la champeta se queda para poner a mover hasta los más tiesos del país.