Preferí ver a Snoop Dogg en Medellín
¿Cuánta gente dijo en redes sociales que el show de Snoop en Bogotá estuvo regular? Nos fuimos al concierto del rapero en la plaza de toros La Macarena, en Medellín el 11 de marzo de 2016, y presenciamos un evento inolvidable, lleno de baretos y humo de marihuana, como el rapero seguramente lo esperaba. Un seguimiento fotográfico por el evento que muchos llevaban años esperando.
Este viaje realmente arrancó en el puente de San Juan con la Regional. Supe que había llegado al lugar donde cantaría Snoop Dogg por el pizquero de los porros. Como en cualquier concierto, frente a La Macarena los revendedores esperaban llevarse unos pesos gracias a este veterano del hip hop (y otros géneros).
En las filas la pregunta era “¿y usted qué trajo por ahí, mijo?”. En una mano la pola, en la otra la boleta y en lugares inimaginables la caleta con el moño. El combo de gente que iba a ver al creador de ‘Smoke Weed Everyday’ quería rendirle tributo de una manera acertada: quemando toda la marihuana posible.
Descubrí, entre el concierto y un paseo por el barrio Antioquia, todo tipo de nombres y estilos de baretos: el apanado (literalmente “apanado” con polen de marihuana), el media vida, la promo, el humo, el dedo, etcétera. Los ciclones, la sensación del momento, son unos blunts largos de cripa pegados con hojas de tabaco, apanados con polen, con una boquilla hecha con balso y empacados en unos tubitos plásticos. Valen 8 mil pesos y traban más que cualquier hierba. Este es uno:
Pero a lo que vinimos vamos. Justo antes de empezar a entrar, la gente envasaba el chorro en botellas de plástico o se lo tomaba fondo blanco (lo de siempre, ustedes saben).
Arrancó Kiño y adivinen qué…
¡A pegarlo!
Después los Crew Peligrosos, y aunque a mí aún no me terminan de convencer, el público paisa…
…seguía fumando y también aplaudiéndolos, coreándolos. “He entendido al rap, porque el rap siempre me ha entendido”, cantaron con ‘Medayork’.
Medellín fue la mejor plaza (La Macarena, una espacio que cambió por una noche la sangre del toro por el humo de la sativa) para ver y fotografiar a esta leyenda del hip hop gringo. Un público respetuoso, tranquilo con sus blunts. Se notó la organización del evento y eso, para un fotógrafo, es esencial.
Cuando apareció Snoop Dogg todos dejaron el sueño del bareto y se sumergieron en otro sueño, uno más musical, por así decirlo. La expectativa se cumplía, canción a canción, y yo veía que la gente pegaba más baretos, el tributo perfecto para este rey de la ganja.
Después de tantos años, muchas personas pasaron de las playlists a corear en vivo las canciones, desde ‘California Roll’ hasta ‘Young Wild and Free’. En ese momento nada importaba. Con el tiempo, será un concierto que se contará a través de emociones.
La gente de Cartel Urbano me pregunta si estuvo mejor este concierto que el de Bogotá y yo la verdad no sé qué responder. No fui al show de la capital porque preferí, como fotógrafo, creerle a un público más auténtico, más rapero y fumón. Como Snoop.