Cuatro canciones que definen a Los Toreros Muertos (según Los Toreros Muertos)
Como un homenaje lleno de nostalgia, la agrupación española regresa a Bogotá para conmemorar el Concierto de Conciertos del 88. Hablamos con ellos antes de su show para que nos hablaran de esas canciones que nos representan. Y, de paso, una anécdota de un curioso toque a los hermanos Ochoa, capos del Cartel de Medellín.
Todos tienen la misma corbata y los mismos zapatos, pero cada uno es un personaje particular: Guillermo Piccolini –tecladista- lía tabacos a máquina, va con cordones anaranjados y es el único argentino del grupo; Alberto Moraga toma el micrófono solo si hay algo para precisar; Many Moure –bajista- habla enredado, como si se hubiera tomado unos tragos de más, pero nada más confirma el influjo de alcohol; y Pablo Carbonell –cantante- es fiel a su estilo, es el gran cómico del grupo que lidera, el que se encarga de convertir cada respuesta es un stand up comedy fugaz.
Así, sin dejar de ser lo que son hace ya más de tres décadas, una banda insigne de la movida contracultural de Madrid, España, se presentaron Los Toreros Muertos ante la prensa, horas antes de su concierto junto a Los Prisioneros Narea y Tapia este miércoles 6 de diciembre en el Teatro Municipal Jorge Eliécer Gaitán de Bogotá (si quiere más detalles de este evento pásese por nuestra agenda).
Pablo Carbonell a la izquierda, Many Moure a la derecha. Foto de Daniel Sierra
El reencuentro de la banda fundada en 1984 con Bogotá evoca, en parte, lo sucedido en el Concierto de Conciertos de 1988, que acogió en el estadio El Campín no solo a españoles y chilenos, que se reúnen hoy, sino a José “el Cheo” Feliciano, Miguel Mateos, Compañía Ilimitada y Pasaporte.
De ese año 88, a Los Toreros Muertos no solo les quedó el Concierto de Conciertos sino un extraño toque para la familia Ochoa, miembros del Cartel de Medellín. Como lo recuerda Many, fueron tres días “en cuarentena”, sin poder comunicarse con España, ni con nada por fuera de la mansión donde los recluyeron. “Todo terminó un poco raro porque hubo una falsa alarma de que venían militares, pero ni militares ni nada… y salimos pitados a la mitad. De todas formas Pablo sacó ahorita un libro que se llama El mundo de la tarántula, en el que cuenta todas esas cosas hasta que con pelos y señales”.
Alberto Moraga a la izquierda, Guillermo Piccolini a la izquierda. Foto de Daniel Sierra
Desde eso han pasado ya 30 años, y Los Toreros Muertos siguieron viniendo, siguen viniendo y, dicen, seguirán viniendo cada vez que se los pidan. Entonces, para empezar a calentar el concierto de esta noche, les preguntamos cuáles son, para ellos, las canciones que más los definen como banda, esa que consideran su “patio de recreo” en el que el show musical se convierte en una catarsis cargada de humor.
‘El último mono de la Nasa’
Cantan en Español (1995)
Para Alberto Moraga este tema compuesto por Piccolini y Carbonell tiene un toque cósmico, y arroja guiño de humildad frente a lo que implica ponerse a desafiar desafiar las leyes de la gravedad.
La canción relata la historia de un papá que una noche debe emprender una misión espacial: «Pasaré cerca de Venus y su aurora boreal pero no me olvidaré de tus ojos verdes».
‘Soy un animal’
30 años de éxitos (1995)
Guillermo Piccolini la define como una canción llena de armonia y swing, y que seguro se escuchará de nuevo en Bogotá pues siempre disfrutan interpretarla.
Lanzada en 1987, esta es de las canciones más icónicas de la agrupación, la cual retrata un personaje sucio capaz de "robaros el puesto de trabajo, quitaros el pan de la boca" o inclusive, acostarse con nuestras novias.
‘¡Dejadme llorar a orillas del mar’
30 años de éxitos (1995)
A esta es a la que Many Moure le da forma. Para él, es la que más riqueza tiene, musicalmente hablando. “Los arreglos, trato, que como muchas otras canciones son muy divertidas, muy lo que tú quieras, pero no tienen ese arreglo musical ni esa profundidad musical, para mí”.
Fue compuesta en conjunto por Many y Pablo, y pertenece al primer álbum de la banda.
‘Bicicleta estática’
Sencillo (1995)
En este tema, Pablo Carbonell se da la oportunidad oportunidad de ser profundamente dramático y sentimental “con una chorrada mayúscula, una estupidez gigante, y es un ejercicio muy divertido”.
Estrenado en 2017, es el más reciente sencillo de la banda, y el cual esperan integrar a Colegio Público Javier Krahe, en homenaje al cantautor y poeta español, quien falleció a mediados de 2015.