“El mariconeo es reivindicar lo que ha sido clasificado como inapropiado”
Con la aparición de colectivas como House of Tupamaras, el término ‘mariconeo’ se viene usando cada vez más en las calles. “El voguing se desarrolla en espacios hostiles, violentos, misóginos y racistas, y gracias a eso nace una cultura, una comunidad para protegernos”. Nos acercamos a varios personajes que a punta de baile y fantasía construyen una comunidad trepada en sus tacones.
Uno de los editores de Cartel Urbano, al saber sobre mi cercanía a algunos personajes de la movida del voguing en la ciudad, me propuso hacer una fotocrónica o un breve fotoensayo sobre House of Tupamaras (HOT). Me sugirió que lo abordáramos desde “la intimidad como una acción política”. Yo, sin embargo, empecé a tomar fotos que se inclinaban más hacia la editorial de moda. Algunas de las Tupamaras, al hablarles sobre el proyecto, dijeron no estar interesadas y eso cambió el enfoque que me sugería la revista. No obstante no me detuve. Empecé a hablar con Jona Tamara, madre de la HOT, en el patio de atrás de la ASAB. Durante esa primera conversación Jona me habló sobre la importancia de contextualizar nuestros cuerpos latinos, bogotanos.
—Quiero hacer unas fotos lindas —le dije.
—Pero, ¿lindas cómo? ¿Qué es lindo para ti? —me dijo Laika y me hizo ver que yo todavía no tenía claras las cosas. Jona, definitivamente, me ayudó a entender mejor en qué me estaba metiendo al hacer estas fotos.
Laika (HOT), por su parte, mientras esperábamos a Roxxi (HOT) para tomar unas de estas fotos, me explicó que las Tupamaras en parte se creó con las pocas cosas que tenían, que nunca hubo un gran presupuesto para empezar. Tenían el deseo de crear y sus cuerpos. Entonces la fotos lindas estaban ahí, contextualizando y mostrando lo que se hace con las uñas. Pensé, entonces, que no solo las Tupamaras tenían esa habilidad de crear con lo que se tiene, hay otra gente que desde la austeridad se mueven en la escena.
Continué en mi labor, intentando entender a fondo el voguing o mariconeo en un contexto colombiano mientras retrataba a algunas de las que para mí son personalidades relevantes de la escena: las elegí porque considero que son rebeldía y disidencia, con sus cuerpos y sus movimientos, sus deseos y sueños que alimentan el alma de aquellos que buscan diferentes posibilidades de ser.
Se le llama comunmente ‘mariconeo’, así se puede conocer en la calle, pero Eduar Saavedra, una de las personas que retraté, me dijo: “Lo siento, no se llama mariconeo (no sabía que era así de facil renombrar y resignificar toda una cultura que en efecto no nos pertenece por completo). No se llama mariconeo ni el baile para los maricas. Se llama Cultura Vogue”. No obstante, Mauro Godoy, bailarín de la ASAB quien realiza talleres de perreo y mariconeo, me dijo que el término encerraba muchas cosas: “Es una expresión popular de la forma de ser gay, de ser homosexual en mi caso, que está fuera de los estándares heteronormados. Ponerse un tacón, la malla, darla toda en escena son elementos de mi mariconeo. Querer mostrar esa parte que es tabú, que es marginado: ser maricón es mi forma de resistir”. William Delgado (HOT), otro de los personajes que retraté, cree que se trata de la reivindicación de la palabra marica/maricón como término despectivo: “Se hace verbo, se hace una acción y se vuelve performativo”. Por otro lado, William me dice que el voguing trasgrede lo masculino en un mundo patriarcal que impone el binarismo, el ser macho o hembra: “El mariconeo es reivindicar todo lo que ha sido clasificado como erróneo, reivindicar a la marica, a la travesti, a la pluma… todo aquello que han clasificado como inapropiado para así construir un discurso [propio] y, en este caso, un discurso con el cuerpo”.
Entonces, teniendo en cuenta que el mariconeo en nuestro país (a pesar de ser una cultura importada) atraviesa una sociedad profundamente conservadurista que se establece por sus territorios y sus costumbres, ¿es necesaria una mirada latinoamericana que incluso parta de diferentes contextos de corporalidades? Para Daniel Azul (HOT) la escena voguing latina tiene que celebrar que somos diversos. “Estamos empapados de un contexto de violencia y mucha hostilidad, pero también de mucha cultura y mestizaje”. “Voy a hablar del ballroom —dice William Delgado—, que es el escenario donde se ejecuta cualquier estilo de voguing. Como latinos debemos recastar la manera en que se construye nuestra comunidad, el voguing se desarrolla en espacios hostiles, violentos, misóginos y racistas, y gracias a eso nace una cultura, una comunidad para protegernos entre nosotres, la disidencia: los que no somos blancos hegemónicos. Creo que los latinos debemos fijarnos en nuestras raíces más que en la técnica y también en la protección, es decir, crear espacios alternativos de protección para nuestras comunidades disidentes (…) Toda esta cultura se la debemos a las black queens, a las travestis, a las mariconas que durante un tiempo determinado de la historia en que no era tan común este tipo de expresiones, muy valientes ellas se arriesgaron a ser, poniendo en juego sus vidas. Ballroom es competencia pero también es comunidad, es construcción de comunidad, es protección de todo lo que está fuera de lo normal, es proteger a lo marginal”. “ Llegando a barrios marginados —dice Mauro Godoy—, entrando en el quehacer gay, estamos acompañados de prostitutas, cabareteras, bailarinas de pole dance, de twerking, de perreo... Viven en barrios marginados bailando empíricamente y muchas no tienen la información de la luchas LGBTI, pero en esos barrios hay maricones que luchan en contextos más hostiles de que los que vivimos nosotres, maricones citadinos”.
“Los latinos estuvieron ahí —agrega Eduar Saavedra— cuando esta cultura comenzó a darse a conocer. Fue toda una búsqueda por los derechos de la comunidad LGBT en dicho contexto (...) Estamos en un periodo en que Latinoamérica está dándole la bienvenida a movimientos internacionales. En el voguing tenemos bailarines de casas muy importantes compartiendo conocimiento con Brasil, México, Chile, etc. El enfoque no puede ser vacío y superficial y siento que muchos de mi comunidad estamos en esa búsqueda”.
Hoy se está expandiendo un germen que busca mariconear y liberarse a través del movimiento. “El voguing ayuda a desdibujar cosas impuestas del género —me dice Daniel Azul (HOT)—, busca la libertad para ser y estar. Viene acompañado de la danza y que ésta tenga un significado de traspasar normas ya establecidas de cómo ser, resulta transgrediendo las barreras del género y del cuerpo, buscando un lenguaje propio para ser auténticos”. Las personas que fotografié significan para mí la lucha, el trabajo, el amor, el deseo, y sus apuestas sobre el género abren las posibilidades. Personalmente creo en la necesidad de crear quienes somos, de inventarnos. Creo en lo diferente, lo raro, lo marginado. Y creo, especialmente, que se trabaja con lo que se tiene, que es nuestro cuerpo.
“A través del movimiento corporal digo lo que no alcanzó con las palabras, con el verbo, con el texto. Es en el movimiento donde encuentro totalidad, adrenalina, lo que necesito hacer para estar satisfecho”. William Delgado.
“¿Qué genera los deseos ? El cuerpo. Físicamente, los impulsos y sensaciones que están en nuestro cuerpo, por instinto y necesidad primaria, tienen que salir. La danza es solo un catalizador, un puente entre esta vida y la dimensión que conecta la danza”. Eduar Saavedra.
“No estoy seguro si el voguing desestabiliza la norma heterosexual, pero sí es una ruptura, sí es un paso muy grande para todo lo que no es heterosexual en el mundo. No sé si es el término más adecuado, pero el voguing es una plataforma donde las mariconas, las travestis, las disidencias podemos decirle al mundo que también somos exigentes, prodigiosas, que podemos ser bellas y que existimos en esta socidad. Es una forma de decir ¡mírame!, estoy aquí y puedo ser igual que tú. Pero obviamente yo soy más chimba”. William Delgado.
“El voguing se apoya en muchas técnicas, así como el ballet, pero a diferencia del ballet el vogue habla de cuerpos diversos buscando libertad para decir lo que no se dice con palabras (…) No solo el vogue, muchas técnicas de danzas como el hip hop, el perreo o el twerking buscan eso de alguna manera: liberación a través del movimiento del cuerpo. Y como bailarines de estas danzas es lo que buscamos, libertad”. Mauro Godoy.
“¿Cómo enfocarnos en un mariconeo popular? Uniendo los parches, a todos los parches, porque en Colombia la gente es muy elitista. Si solo parchamos con la gente del arte, ¡qué pereza! Alimentémonos de todo lo que nace aquí, de lo tradicional colombiano, de la comuna, de la calle, de la loma, del barrio. El mariconeo es marginal y popular, nace de nosotres, los pobres, las marginales, las maricas”. William Delgado.
“El voguing es una invitación a todas las personas para que se exploren a ellas mismas. Una invitación a darnos cuenta de que nuestras personalidades están llenas de fuego”. Eduar Saavedra.