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Hablan las madres a favor del consumo de marihuana durante el embarazo

¿Raíz de cáñamo para prevenir hemorragias posparto? ¿Jugos de semillas para prevenir abortos? ¿Yerba para estimular la producción de leche materna? El consumo de marihuana durante la gestación* hoy es considerado por buena parte de la sociedad un doble acto de irresponsabilidad. Integrantes de la fundación Mujeres Cannabicas Colombia nos hablan sobre sus experiencias

Mario Rodríguez H. | @quevivalaeme

Cuando Jeniferth suspendió su consumo habitual de cannabis, durante el séptimo mes de su embarazo, se le subió la tensión y le dio preeclampsia. Esperó hasta que su hija cumpliera el primer mes de vida para volver al vaporizador.

Tenía 19 años cuando quedó embarazada y 17 cuando reemplazó los ansiolíticos (fármaco psicotrópico que contrarresta los síntomas de la ansiedad) por los cannabinoides. Camilo, el papá de su hija, le trajo unas flores —de marihuana, claro, no un ramo de rosas— y luego, cuando observaron que con el cáñamo había un cambio y un progreso en la calidad de vida de la mujer, empezaron a autocultivar.

“Fue la solución ante los medicamentos que me tenían mal —cuenta Jeniferth—, eran tratamientos muy fuertes”. Drogas para la ansiedad o la epilepsia como las benzodiacepinas acarrean efectos secundarios que van desde la somnolencia o la pérdida del miedo en situaciones de riesgo, hasta la alteración emocional extrema, así como, por supuesto, la tolerancia y posterior dependencia.

“Tú tienes que saber qué y cómo estás consumiendo lo que consumes para conocer las posibles reacciones de tu cuerpo —explica—, ya después empiezas a aprender qué es lo que necesitas. Cuando probé la marihuana, a los quince, no me gustó, pero hoy es parte esencial de mi vida… Con ella, con la planta, me ayudo a tratar la depresión”.

Si bien el consumo de Jeniferth durante los primeros meses del embarazo devino de trastornos anteriores, hay mujeres que empiezan a relacionarse con la marihuana a consecuencia de la gestación, encontrando en la planta una solución natural a las náuseas y el vómito constante que puede poner en riesgo la nutrición del feto.  Este es un consumo que, por lo general, se realiza de forma clandestina porque no se conocen a ciencia cierta las consecuencias y por lo tanto es socialmente juzgado.

 

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Jeniferth Gaitán, Vicepresidenta de Mujeres Cannabicas Colombia.

 

No obstante, hoy la hija de Jeniferth tiene 6 años, sus visitas al médico son por simple rutina y es tan apasionada por la agricultura, que, cuenta su madre, tiene como hobby bautizar algunas de las plantas de marihuana que crecen en su jardín con nombres como Fiorentina o Moradita.

Junto a Pilar Sánchez, pionera del activismo cannábico en el país, Jeniferth creó en 2016 Mujeres Cannabicas Colombia, una fundación cuyo objetivo es visibilizar el papel de la mujer dentro de los diferentes aspectos de la creciente industria, así como brindar un apoyo científico y social a todas aquellas mujeres que tienen una relación con la cannabis, relación que es definida desde el grupo como la “conexión física, espiritual y mental entre mujer y planta, idónea para la meditación, la sanación y el autoanálisis”.

“La historia habla por sí sola —dice Pilar, Presidenta de Mujeres Cannabicas Colombia—: la cannabis siempre se ha usado como planta medicinal, incluso en el ámbito del embarazo”. Algunos casos de esta relación se remontan al medioevo, por ejemplo el del médico persa Shapur ibn Sahl, quien notó que los jugos de semillas de cáñamo, junto con otras hierbas, eran efectivos para evitar abortos, así como para la reducción en los dolores uterinos. También hay casos documentados por la medicina romana y camboyana en los que la hierba figura como un estimulante para la producción de leche durante el período de lactancia, o el Compendium de Materia Médica, libro escrito durante la Dinastía Ming y considerado como el más completo y exhaustivo de la medicina tradicional china: en sus páginas se describe cómo el jugo de raíz de cáñamo ayuda a retener la placenta y prevenir hemorragias postparto.

“En la historia reciente de Occidente hay casos que nos hablan de cómo la planta ha servido para reducir no solo dolores —agrega Pilar, ganadora en 2016 de la competencia de hachís en la Feria del Copo de Medellín—, sino episodios extremos de vómito y náuseas, así como para hacer más rápidas las contracciones y ayudar en el proceso de parto. Otro caso interesante es el Bhang Lassi, bebida propia de la medicina āyurveda que se hace con moño y yogur”.

Y es que para Pilar el porro fue primero medicinal que recreativo. Luego de un mes internada por una migraña en una clínica de Bolonia (Italia), un doctor le invitó unos plones de White Widow. “Amor a primera fumada —recuerda y sonríe—, mi cabeza por fin descansó”. Fue hace 11 años, ella tenía 25 y su hijo 5, pero hasta 2012 decidió, junto a su esposo, volver al país para emprender en la hoy creciente industria cannábica.

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Pilar Sánchez, Presidenta de Mujeres Cannabicas Colombia

 

La misión de Mujeres Cannabicas Colombia es empoderar a través del conocimiento, hacer pedagogía y brindar las herramientas necesarias para enfrentar cada caso que se les presenta. “Nosotras somos madres —dice Pilar—, tenemos que criar a nuestros hijos, entonces lo pegamos y socializamos nuestra experiencia, la cual ya ha estado presente en espacios como el Spannabis (España) o los encuentros iberoamericanos que hemos organizado en Medellín, y ahí es donde nos damos cuenta de que las EPS no tienen soluciones, que aunque hay muchos casos que relacionan el cannabis con efectos positivos en tratamientos médicos, las mamás siguen siendo poco receptivas. La idea es romper los tabúes, cambiar el paradigma. Un caso localmente mediático es el de Natalia Tangarife y su hijo, a quien satisfactoriamente le están tratando la epilepsia con gotas de extracto cannábico. Actualmente 4 amigas mías están embarazadas y yo les digo que, más allá de la buscapina, lo mejor es la cannabis”.

(Conozca aquí los casos de Jacobo y Andrés, hijos de Natalia Tangarife y Catalina Sánchez, quienes reemplazaron el rivotril, la fenitoina y otros fuertes anticonvulsivos por pequeñas dosis de cannabis)

Para Angélica, otra de las madres que hace parte de Mujeres Cannábicas Colombia, lo más importante en torno a la bareta es un consumo responsable, el cual empieza desde el autocultivo. “Uno no lo sabe, pero prensar los cogollos hace que la planta pierda el agua que la mantiene viva incluso después de ser retirada la flor —explica—, además es clave también saber qué tipo de cannabis vas a usar (porque no todas sirven para todo) y cuál es tu dosis ideal, así como respetar los espacios de consumo”. Con esto Angélica, de 37 años, se refiere a que no suele fumar delante de sus hijos de 16 y 13 no por la imagen que pueda proyectarles, sino por el humo de segunda mano. “Uno de los recuerdos que más vivos tengo del embarazo fue la lactancia… Estaba super lechera y eso sin duda fue gracias a la planta”.

En la medicina hay aún muchos claroscuros con respecto a la planta. Si bien hoy Colombia atraviesa cierta bonanza con respecto a la marihuana medicinal por los beneficios que se han podido demostrar especialmente en pacientes con artritis, parkinson, cáncer o epilepsia, y gracias también a personajes procannábicos que han surgido como Paola Pineda Villegas, quien se ganó el apodo de “la doctora del cannabis” en el país ya que por su consultorio han pasado más de 1.000 pacientes cuya calidad de vida mejoró gracias a medicamentos con cannabinoides, en términos de embarazo y lactancia aún hay mucho por investigar y mucho que argumentar científicamente.   

La Academia de Pediatría y el Colegio de Obstetras y Ginecólogos de Estados Unidos desaconsejaron el consumo prenatal del cannabis por relacionarse con disfunciones cognitivas. A esto podemos sumarle las conclusiones de un informe emitido en 2015 por el Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de Colorado, en el cual el consumo prenatal de bareta fue asociado al bajo peso en el nacimiento, así como con posibles problemas de atención y deterioro cognitivo postparto. Vale la pena resaltar que Paola Pineda, especialista en derecho médico y magíster en VIH, ha declarado que la marihuana no funciona de la misma manera en todos los cuerpos.

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Pilar, Jeniferth y Angélica.

De igual forma, tanto Marie McCormick (pediatra y presidenta de un nuevo informe sobre el cannabis de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingenierías y Medicina) como Lugo Potamio (el gurú de las drogas que a través de YouTube aconseja a jóvenes mexicanos para un consumo responsable de drogas), han hecho referencia al acto específico de pegarlo en dichas circunstancias. “A mi videoblog llegó una vez una duda de una embarazada —cuenta Lugo— y recuerdo haberle respondido que era mejor fumar hasta pasada la lactancia, pues el THC se contiene en la grasa y también se le está suministrando al sistema endocannabinoide del niño”. McCormick, por su parte, aseguró que un porrito representa, “en términos de peso al nacer, el mismo riesgo que el tabaco”.

(Lea también El verdadero “cibergurú” del consumo responsable de drogas es un peluche yonqui y se llama Lugo)

Paola Pineda precisó en un artículo que el miedo al THC está basado en mitos y desinformación, y asegura que todas las sustancias hay que suministrarlas con cuidado y con mucha responsabilidad, pero que el efecto nocivo del THC en los niños es muy bajo.

En cualquier caso, el sistema endocannabinoide, aquel que ayuda a gestionar el equilibro con una red de transmisores y receptores de cannabinoides y enzimas en el cuerpo, y cuyo potencial hasta ahora se está estudiando y comprendiendo, no se debe recargar. “Por eso somos tan repetitivas con el tema del consumo responsable —insiste Angélica, de Mujeres Cannabicas Colombia—. Lo más importante es saber cómo se consume. Es una experiencia hermosa saber que todo se puede con plantas, pero que hay plantas más adecuadas que otras para equis o ye. Un ejemplo clarísimo es el jengibre, que aunque ayuda a desinflamar puede también provocar abortos”.

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*Cartel Urbano no promueve ni aconseja el consumo de sustancias durante el embarazo.

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