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Ficciorama: el fanzine que resiste en tiempos blandengues

Desde 2010, Boris Greiff se lanzó a su aventura editorial más arriesgada: un fanzine dedicado a la ficción que ha logrado mantener el interés de sus lectores en cada una de sus ya 63 ediciones, muy por encima de las demás publicaciones de este tipo en Colombia.

Carolina Romero

“Yo necesitaba algo que me motivara de nuevo a hacer diseño. Estaba desahuciado, tenía clientes y trabajos de porquería. A raíz de esa falta de fe nació el fanzine, vino a rescatarme”, cuenta Boris Greiff, un diseñador gráfico, profesor universitario y desde hace seis años, editor de Ficciorama.

Ficciorama es un fanzine de ficción, como se puede suponer por su nombre. Para Boris es un mundo que nunca acaba, y por eso, el contenido de la publicación, que tiene 10 números al año, va desde reseñas de libros, autores y películas, hasta ensayo, historietas y cómic.

Lo del cómic no es gratuito. Cuando era niño, visitaba a cada rato las cuenterías de la Plaza de las Cruces con su papá. Eran unas tienditas pequeñas que hacían las veces de ‘blockbuster’ y alquilaban historietas de superhéroes. Un día, de repente, su tienda predilecta cerró, y los cómics que había alquilado pasaron a ser de su propiedad. De allí nació su fiebre de coleccionista, que se extiende además a libros de ciencia ficción y fanzines.

Su primer encuentro con estas publicaciones de bajo presupuesto fue en 1996, en una Feria del Libro de Bogotá. Le compró por solidaridad un fanzine a un amigo, Gamabenseno, que tenía una estética bizarra y una historieta un poco cruda. Después se topó con Excusado, considerado uno de los clásicos del fanzine bogotano, que editaban Stinkfish, Deadbird, Saintcat y Ratson, en ese momento estudiantes de la Nacional, y cuya influencia indiscutible reconoce Boris.

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Edición 39, contra el hedonismo, el consumismo y la politiquería

 

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Se nota en los avisos publicitarios, siempre alusivos a una estética cincuentera, que interviene y cambia de sentido. Además de cómic e ilustraciones, que la mayoría de las veces son también trabajados por Boris, publica notas de amigos colaboradores o propias que pretenden difundir un tema específico y poner a pensar a los lectores.

“Hay temas que llevan meses de preparación, los que son especiales para la Feria del Libro. Otros surgen en el mes, converso con alguien y termino enterándome de algo interesante, empiezo a tomar notas, indagar e investigar y si tengo conocidos que tienen relación con el tema los invito a que participen”, explica sobre el proceso de curaduría del fanzine.

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Número 49 dedicado a William Burroughs 

 

 

Enchapado a la antigua y bajo el lema del “hazlo tú mismo” propio de los fanzines, Boris se encarga de todo el proceso, desde la planeación hasta la distribución en librerías como Lerner, La Valija de Fuego y El loco pensante, de la que habla con especial cariño.

“Ellos son nuestros principales creyentes, nos ayudan a financiar el fanzine, que es gratuito y fotocopiado, y a cambio llegan nuevos clientes al lugar”. Lo importante de Ficciorama es que la pauta es simbólica, y además de espacios con poca visibilidad que tienen historias y objetos interesantes, algo que diferencia a los fanzines de las revistas.

Además, hay algo que lo separa tajantemente de la gran mayoría de publicaciones de este tipo: su contenido no es solo contemplativo, invita al lector a jugar. En varias ediciones incluye noticias falsas, como aquella vez en que inventó que el primer hombre en ir al espacio, Yuri Gagarin, había sido encerrado en un asilo por declarar públicamente que una nave extraterrestre se había adherido a la suya en el viaje, y varios amigos le preguntaron sorprendidos sobre la conspiración.

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Edición 43, ¿Fue Iggy Pop producto de una abducción de Ziggy Stardust?

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Infografía sobre Blade Runner de Philip K. Dick

 

Con el boom del fanzine, hay una gran cantidad de colectivos y personas que editan sus propias publicaciones. Aunque son ediciones atractivas y cuidadas, no tienen el mismo carácter que tenían antes los fanzines.

“Es lo que mi amigo Luis Fernando Medina, editor de Sursystem, otro fanzine clásico de Cali, llamó “mostrico tierno”. Dibujitos recopilados, muy lindos, pero que no proponen una reflexión de nada”.  Ficciorama, en cambio, está construido a partir de textos de diversos tipos, con un tono amable pero contundente.

Esto no quiere decir que sean aburridos, cualquiera que haya leído el fanzine lo puede decir. Un especial sobre William Burroughs, el icónico escritor gringo, estaba todo escrito con la técnica de collage de textos “cut-and-paste” que usaba el autor, y el fanzine ha incluido también textos sarcásticos que critican el consumo cultural masivo, por ejemplo, una edición en que reseñaba con sorna un supuesto grupo hipster, “Los auténticos inauténticos”, números dedicados a acoplar en cómic canciones de rock, como el 29, dedicado a Talking Heads; o el 22, sentido homenaje a la supuesta banda de metal de Bogotá “Morciyiaker”, un alegato contra “la mala música y el popó tropical”.

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Edición 29, dedicada a Talking Heads

 

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Homenaje a Morciyaiker en el número 22

“Alguna gente espera que los contenidos reflejen las tendencias mediáticas. Me dicen que haga uno sobre “Pokemon-Go” o Maluma, pero no me interesa. Y la gente que conoce el fanzine tampoco quiere que se ajuste ni a eso, ni a los dibujitos”, dice convencido, orgulloso de que reconozcan a Ficciorama como el fanzine más constante en la historia de Bogotá, el segundo en Colombia después de Robot, gacetilla dedicada al cómic editada en Medellín, que ya va para la 142.

Sus 63 números lo demuestran, los fanzineros admiten que la mayoría no pasa del “one-hit-wonder” y muchos no pueden sostener un proyecto de este tipo por tantos años.  Por financiación, o porque les da la gana. Finalmente, se trata de eso.

“Lo hago por el ejercicio de hacer cosas propias y compartir con la gente, el fanzine es un laboratorio, una invitación a experimentar no solo con los textos, sino con la gráfica y el espacio” concluye. 

 

Para más información, puede seguirle la pista a Ficciorama en su Facebook, Blog o Issue

 

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