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En fotos: las pequeñas promesas que rodaron por Bogotá en el ‘Go Skateboarding Day'

“Comencé a montar hace seis meses porque mis abuelitas organizaban un concurso”. “En estos cuatro años que llevo montando ya me he roto un brazo”. “Vendí dulces en el colegio durante mes y medio y me compré este skate”. “Mi papá me ha enseñado a montar desde que tengo un año”. Este año quisimos escuchar a los más pequeños del sk8, quienes se robaron las miradas en los parques Santander, Nacional y de los Hippies.

Andrés J. López / @vicclon

Como ocurre cada 21 de junio desde 2004, cuando la Asociación Internacional de Skate decidió crear el Go Skateboarding Day, miles de skaters de todo el mundo se tomaron las calles para rodar, hacer trucos y rendirle un homenaje a este deporte que en 2020 tendrá por primera vez su lugar en las justas olímpicas de Tokyo.

 

(Lea también: Colombia prepara los rodachos para armar la selección olímpica de skate)

 

En Bogotá, la jornada comenzó en el parque Santander, frente al Museo del Oro, donde cientos de practicantes mostraron sus dotes en varios spots improvisados y rampas ante la vista de transeúntes que aunque no tuvieran ni idea de este deporte se detenían a ver si lograban o no coronar el truco. La jornada continuó en el Parque Nacional, allí regalaron calcas y maderos, pero por los arreglos que le están haciendo al parque en la Carrera Séptima y la intervención de la policía (que llegó con caballos y motos), el espacio no se pudo disfrutar al máximo. Finalmente, todos los skaters continuaron hasta el Parque de los Hippies. El lugar estaba a reventar, pero esto no fue impedimento para que se vendiera ropa, se rifaran más maderos o ruedas y se armaran varios parches para saltar canecas, sillas, escalones, obstáculos movibles y hasta tablas rotas.

Entre los miles de asistentes hubo niños que desde hace unos meses o varios años empezaron a dar sus primeros pushes y hoy están dedicados totalmente a este deporte. Todos ellos, a su temprana edad, ya han sufrido caídas y golpes pero ni esto ha servido para que dejen de montar y menos en el día de su deporte preferido.

 

Santiago Ardila (10 años)

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“Mi tabla me la dio The King, una marca pereirana que me ha patrocinado en los torneos nacionales de Ibagué, Facatativa y el panamericano de Bogotá. En estos cuatro años que llevo montando ya me he roto un brazo intentando hacer una pirueta y por eso estuve tres meses con el brazo enyesado. Ya no practico tanto por la cantidad de tareas, entonces solo me quedan libres los lunes y viernes”.

 

Harrison Hortúa (16 años)

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“Vendí dulces en el colegio durante mes y medio, más o menos, y hace unos dos meses me compré este skate. Ya lo tengo cascado pero todavía sirve; la primera tabla se me partió porque no era muy bueno y cuando estás empezando eso suele ocurrir. A la hora de buscar una tabla es importante tener en cuenta la horma, porque eso hace que el truco salga con más vuelo”.

 

Alejandro Ramírez (6 años)

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“Esta es mi segunda tabla porque la primera me la robaron sin que me diera cuenta. Empecé por mi cuenta cuando mis papás me regalaron un skate y desde entonces me han apoyado mucho y me compran los elementos necesarios, como las coderas y el casco. Todos los fines de semana practico todo el día en el parque Santander o en unas rampas por San Cristóbal”.

 

Sebastián Pulido (7 años)

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“Unos tíos me metieron en el skate hace tres años. Ahora intento practicar unas dos horas en donde sea: calle, parques o rampas. Ya me he golpeado en las rodillas y los codos pero el más grave fue en un skatepark en Girardot, donde me pegué en el mentón y me raspé las manos. Menos mal no fue nada grave. Esta tabla es la cuarta que he usado, pero no boto ninguna y las demás las colecciono”.

 

Mariana Rojas (6 años)

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“Mi papá me ha enseñado a montar desde que tengo un año. Mi abuela tiene una miscelánea y me regaló esta tabla pero le hemos cambiado el madero porque el que tenía cuando empecé era más pequeño. Ahorita me acabé de golpear en el dedo pero me ganan más las ganas de montar y aprender nuevos trucos”.

 

Johan David Arias (8 años)

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“Cuando era pequeño veía a mi tío montar , luego me animé a seguirlo y me empezó a enseñar hace cinco años. Todos los días voy unas cuatro horas a los skateparks de Madelena y Fontanar con ‘Darkstar’, mi tabla. Hasta ahora me he golpeado en el brazo, en el pie y en un ojo pero por eso es importante que además de tener una tabla con buen madero, ruedas y trucks, uno también esté bien protegido”.

 

Jonathan Santiago Usme (7 años)

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“Conocí el skate hace dos años por mi propia cuenta, viendo a los skaters en la calle. Luego mi mamá vio que tenía equilibrio y me dio esta tabla, la única que he tenido. En mis rodadas me he golpeado en los brazos y las piernas, pero el más grave fue en la cabeza. Mis papás se asustaron mucho pero menos mal no pasó nada. Ahora todo el tiempo, antes de montar, me dicen que tenga mucho cuidado”.

 

Juan Guerrero (12 años)

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“Escogí el skate porque me parece mejor hacer cosas que muchos no puedan, también porque varios practicantes no son tan conocidos. Ahorré de mis onces durante más de un año para comprarme esta tabla y ahora voy con ella unas dos horas diarias al skatepark de Villas de Granada, un bowl en la Calle 72 o en unas barandas que puse con un amigo frente a mi casa”.

 

JuanEs (10 años)

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“Hasta hoy pude volver a usar mi tabla porque mi hermano le había quitado los trucks. Él siempre se lleva mis patinetas y a veces las rompe haciendo trucos; las dos que he tenido las partió. Menos mal mi tío, quien me enseñó a patinar, me la arregló. A la hora de buscar una tabla es importante que la marca sea buena y reconocida”.

 

Michael Rojas (11 años)

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“Yo armo mis tablas; unos amigos me buscan las piezas y yo las ensamblo. Otras las intercambio y así ya ha tenido cinco patinetas. Monto unas siete horas en el skatepark de El Guavio. Hace dos días casi me parto el pulgar porque iba a hacer un truco pero me resbalé y la tabla me cayó en todo el dedo”.

 

Thomas Leguízamo (7 años)

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“Comencé a montar hace seis meses porque mis abuelitas organizaban un concurso de skate y en uno de esos participó un tío y me gustó. Mis papás me apoyan y todo el tiempo me dicen que debo ser más valiente y usar los pies para aprender más trucos, porque mientras más sepa más lejos voy a llegar con esto. Los fines de semana me voy a las rampas de La Francia, Madelena, Tunal y cuando hay harta plata viajamos a Faca o Fusa”.

 

Juan José Orozco (13 años)

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“En 2015 o 2016 me disloqué el codo montando pero a pesar del dolor no se me pasó por la mente dejar el skate. Ahora miro a ver dónde puedo rodar en San Francisco de Sales (un municipio de Cundinamarca) porque hace poco me fui a vivir por allá y no hay muchos sitios para practicar. En estos tres años que llevo montando he tenido unas 12 tablas porque se me pierden, se rompen o las cambio. Esta de ahora me la regaló Matraca, un equipo de skaters rockeros”.

 

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