Seis fotógrafos para conocer y apoyar en la Feria del Millón
Esta plataforma de artistas llegó a su sexta edición con más de 70 participantes y, entre la amplia oferta que se exhibirá entre el 27 y el 28 de octubre, quisimos destacar la mirada que a las diferentes cotidianeidades les dan estos proyectos fotográficos: desde mujeres luchadoras en Bolivia hasta la nostalgia de los años cincuenta narrada a través de la comida. Visite este fin de semana el Centro Creativo Textura y conozca estas nuevas propuestas.
Hace mucho tiempo que la fotografía tiene un espacio en las ferias de arte, compartiendo hombro a hombro con técnicas tradicionales como la pintura y la escultura. Gracias a su capacidad de contar historias y expresar emociones de una forma más directa, los fotógrafos exponen a la par de otros artistas que retratan la cotidianeidad de los entornos. En formato digital, analógico o como fotografías intervenidas, la exploración fotográfica es uno de los puntos más llamativos de las ferias de arte y quizá uno de los escenarios más democráticos del arte. El hecho de que cada vez sea más fácil adquirir una cámara pluraliza la práctica, pero también obliga a los fotógrafos a asumir el reto de buscar nuevos enfoques y nuevas perspectivas que nutran el oficio.
La Feria del Millón, en su intención de darles un empujón a esos artistas que apenas están dando sus primeros pasos, no se queda atrás en el campo de la fotografía. Entre las propuestas que se exhibirán este 27 y 28 de octubre en el Centro Creativo Textura (Carrera 54 # 5C – 33), hay una lista considerable de fotógrafos que les apuestan a nuevas miradas de la cotidianeidad. Para esta sexta edición de la feria, que cuenta con la participación de más de 70 artistas, les pusimos la lupa a esos fotógrafos emergentes que quieren darse a conocer.
Tome nota y déjese contagiar por estas propuestas fotográficas.
Comestibles
Con elementos confeccionados y pintados a mano, la serie de esta bogotana de 23 años se la juega por conservar una estética de los años cincuenta, apelando a aquellos recuerdos que pueden narrarse a través de la comida. Influenciada por revistas de la época y la publicidad de alimentos, así como por la importancia de la comida como espacio de reunión y comunicación, Juliana elaboró escenarios que apelan a la nostalgia. La galleta pastelera de tres ojos o el gato chino que baja y sube la mano hacen parte de la aproximación colorida de esta debutante en la Feria del Millón.
Juliana hizo cursos de fotografía en la escuela LABLOOM y lleva dos años dedicada al asunto, siendo la fotografía publicitaria a la que más tiempo le ha metido. “Me parece muy chévere poder ver ahora tantas propuestas de fotografías. Tal vez antes se daba más lugar a la pintura y la escultura, cosas más tradicionales. Ahora en la feria hay un montón de artistas usando la fotografía y eso es muy chévere, porque cada vez me doy cuenta que te permite hacer muchas cosas tanto en lo comercial como en lo conceptual”, cuenta Juliana.
Este fotógrafo de 30 años propone una mirada del día a día en Alemania, explorando la dureza del invierno y los días oscuros que ha experimentado durante sus seis años viviendo en este país. Klaus recuerda que durante varios inviernos salió a la calle a tomar fotos de conocidos y desconocidos que estuvieran sintiendo lo mismo que él en aquellos momentos de frio. Tomadas en formato digital, las fotos de Klaus exponen a personas arropadas e inmóviles en sus trabajos, con atmósferas llenas de color a pesar del clima.
“Me parece una chimba que en este momento se estén abriendo cada vez más espacios a los fotógrafos que hay acá porque hay gente muy buena”, dice Klaus.
Alejandra Quintero
Balnearios
Una fotografía de familia de 1992, en la que Alejandra aparece con sus padres y su hermana en Rio de Janeiro, es la semilla que dio vida a esta serie, una exploración a los cuerpos en vacaciones. Alejandra inició las fotografías en 2010, interesada por el cuerpo y buscando una respuesta al agobio de los estereotipos de belleza que le dejaron diez años de trabajo en la revista Soho. El trabajo de campo lo realizó en balnearios en once países y 29 destinos del mundo, dando como resultado estas imágenes plagadas de azul y cuerpos libres.
“En los balnearios la gente está en su mayor expresión de libertad. Cuando la gente está veraneando, en los balnearios, en las playas, en las piscinas, el comportamiento es de mucha libertad, mucha expresión y apropiación de su propio cuerpo”, cuenta Alejandra, de 38 años. Poco a poco, esta fotógrafa fue metiéndose en esos escenarios y pudo descubrir que, sin importar la edad, la cultura o la religión, las apropiaciones del cuerpo son diversas y válidas, y demuestran el anhelo de libertad de cada persona.
Cholitas Power
Aunque Liliana Hernández se metió de lleno en la fotografía desde hace dos años, es una práctica que ha cultivado desde hace diez y que le ha permitido explorar, expresar y exorcizar sus inquietudes y sensaciones. A la feria, Liliana llega con el resultado de un viaje fotográfico que hizo a Bolivia, donde se le midió a retratar a las mujeres que se dedican a la lucha libre.
Liliana se acercó a ellas cuando escuchó hablar de estas mujeres empoderadas, trabajadoras que confrontan los roles de género de la mujer andina. “Al llegar fue muy bonito. En ellas encontré esa dualidad entre lo femenino y la fuerza que implica la lucha libre. Hablar con ellas y saber que tenían una vida cotidiana normal: algunas eran profesoras, otras amas de casa, mujeres que tenían sus negocios y que entrenan toda la semana para sus shows fue muy bonito”, cuenta Liliana, de 38 años.
Canta Gallo
Esta argentina vive en Colombia desde hace siete años y se dedica a la fotografía desde hace 22. Interesada en la cultura y estética de la selva, así como en el estilo de vida de las personas que habitan cerca a los ríos, Agustina ha desarrollado sus últimos proyectos vinculados a las artes visuales en el Putumayo. En esa región, la fotógrafa tiene una pequeña reserva de flora y fauna en la que ha vivido por más de un año.
Agustina propone un acercamiento a los gallos de pelea a través del retrato. Según explica, la serie es una exploración del gallo alejado del bullicio de las peleas y los galleros. Fuera de esos escenarios pudo acercarse a esta ave, fundamental en la cultura de la selva del Putumayo. “Los gallos son aves muy territoriales. Si se ven amenazados, emiten su canto para alejar al rival. Si otro gallo se atreve invadir su territorio, puede haber un enfrentamiento o incluso a muerte para quedarse con el dominio”, dice Agustina.
Heterotopía
Una conferencia radial del filósofo francés Michel Foucault en 1967 es el origen de la obra de este fotógrafo de 41 años. Espacios destruidos y desolados constituyen esta fotografía gris que se da desde la heterotopía, un concepto complejo que Miguel resume como contra-espacios, “utopías efectivamente verificadas”.
Aunque hoy trabaja con el formato analógico y químico, Heterotopía es una obra digital. Sin embargo, Miguel señala que la fotografía es un solo lenguaje, por lo que no importa tanto la técnica. “La fotografía en nuestra época se ha vuelto plural. Es un testimonio artístico, pero también una práctica social muy popular que se ha ganado un lugar en los museos”.