¿A qué suena el Paro Nacional? Música para la protesta y la memoria
Para estos músicos el Paro Nacional suena miedo, dolor, represión y angustia, pero en medio de todo esto también suena a cambio, memoria colectiva y futuro.
El Paro Nacional se ha tomado las calles con sus pitos, arengas, latas de pinturas y tambores. Desde la música y la sonoridad diferentes artistas han encontrado un camino de resistencia y una forma de poner sobre la mesa los temas sobre los que, están convencidos, debemos reflexionar y hacer consciencia.
Mucha de la música y los sonidos que se han generado en este paro nacieron de una pregunta que seguramente nos ha invadido a muchos en las últimas semanas ¿Cómo aportar y apoyar el Paro Nacional desde nuestro crear cotidiano? Las respuestas y resultados son tan diversos como los tipos de música que se han expresado en apoyo a la manifestación social en contra de la represión y la violación a los derechos humanos; sonidos que van desde el rap, pasando por lo cantautoril, hasta llegar al formato de orquesta más tradicional hacen parte de los sonidos del paro.
Hablamos con algunos músicos que han resistido por medio del arte a lo largo de este mes. Algunos de ellos desde la primera línea y aguantando el tropel, otros caminando con los manifestantes, estos músicos y músicas han participado del paro desde diferentes lugares proponiendo piezas que suenan en las marchas, rearmando símbolos como el Himno Nacional o grabando las voces del miedo y el dolor que han tenido lugar en medio del paro.
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Uno de los papeles fundamentales que ha tenido la música en el marco del Paro Nacional ha sido el de la memoria. A través de la grabación de momentos, pero también mediante la producción de emociones que, como lo dicen algunos músicos, serán el testimonio de lo que hemos vivido en este tiempo, muchos artistas han construido piezas que guardan la memoria de estos días.
Nicolás Gutiérrez es un músico bogotano que durante los primeros días del paro sacó un paisaje sonoro de las manifestaciones a las que había asistido en los últimos años. “Hubo algo que me di cuenta esta vez que salí y fue la repetición de las arengas. Son casi siempre las mismas (incluso las mismas de cuando salía de niño con mis papás a marchar), eso da cuenta de que estamos en un ciclo donde de alguna manera las cosas no cambian”, comenta Gutierrez sobre su obra. La recopilación de esos sonidos de las calles llenas, de las aturdidoras, de la gente tosiendo por los gases y corriendo, entre otros, son el testimonio de un momento histórico particular y un miedo común.
Para Nicolás quien escucha el paisaje sonoro no puede comportarse como un espectador pasivo ante lo que está ocurriendo, sino que éste debe tomarse más bien como una invitación para la escucha activa de cada cosa que ocurre en las marchas.
David Gaviria, compositor del Himno Nacional Deconstruído que ha sonado en diferentes manifestaciones en Medellín y casi siempre bajo la batuta de Susana Boreal, también destaca la importancia de la música como un receptáculo de la memoria. Según explica el compositor, la música contiene los momentos en los que se crea, propone y resuelve tensiones. Por eso, dice, cuando escuchamos algo producido en otro tiempo nos evoca esas sensaciones y pensamientos y permite entender el pasado.
Para Gaviria y Gutiérrez la música o el sonido tienen una facilidad o un privilegio y es que por más que uno se esfuerce, uno no puede cerrar los oídos como la boca o los ojos. “La música no es como un alimento que consumes, cuando escuchas una canción ella pasa a hacer parte de ti, no se extingue”, señala Gaviria. Esa permanencia en la esencia de las personas ayuda a que los mensajes explícitos e implícitos de la música calen en la forma que la población concibe la manifestación.
Por el mismo camino La Muchacha, cantautora manizalita que ha estado desde los primeros días del paro en las calles compartiendo su música, agrega al respecto que la música siempre cuenta su contexto y es memoria viva. “Un disco de Violeta Parra que suena en una casa o en una radio habla sobre ese contexto y sobre la posición desde la que se piensan las cosas”.
Así, son las canciones, los sonidos, la forma de encapsular el momento histórico que vivimos y cómo desde ellos narramos nuestro punto de vista lo que marcara parte de la memoria de estos días de cambio que estamos viviendo.
Por otro lado, la música también ha estado en primera línea, resistiendo en medio de los tropeles y desequilibrando la narrativa que separa la protesta pacífica (donde por lo general la ubican) y la acción directa. Un ejemplo de estos músicos marchantes es Gato e’Monte. A propósito de la memoria, este artista explica que fue eso lo que lo motivó a escribir La Turba, una canción para su barrio donde se han tenido que enfrentar a diario con la tomba.
“Un viernes salí muy cascado del tropel y me fui de una a escribir el tema. Ya para el domingo lo estaba grabando porque era algo que necesitaba sacar de adentro. Es una canción que vibra con la manifestación y resuena con el temor y la rabia que siento en el momento”, señala. Esa canción que ha encontrado lugar dentro de la lógica del espacio humanitario Portal de la Resistencia ha narrado la realidad.
Y es que para Gato e’ Monte su música comparte la rabia que se ve en la acción directa que por estos días da tanto de qué hablar. “Cuando la gente acude a la acción directa para manifestarse, no lo hace porque se le da la gana. Es la última y la única forma que nos han dejado de llamar la atención del estado y si mi música está vibrando en esa misma indignación y rabia no puede ser pacífica”, dice.
Una opinión cercana sobre música y tropel la tiene El Kalvo, un MC bogotano que en la última semana lanzó su tema Toca Bregar como un homenaje a los jóvenes de la Primera Línea que han puesto en juego su integridad por la estabilidad del paro. “Es muy peligroso quedarse en esa lógica de lo vandálico y replicar la narrativa de los medios donde se hacen unos reportes de daños. Es más importante pensar qué es lo que se escribe en cada grafiti, que cuantos muros están pintados, esas son expresión de la rabia y son gritos que encuentran su expresión de esa manera. Es imposible pensar en una música siendo pasiva o espectadora de lo que la rodea”, dice el MC.
Para El Kalvo, si la música se queda en la foto, el concierto y la postal es muy fácil que se convierta en algo cómodo y que incluso se empiece a exigir que ese sea el único tipo de protesta válida, la pacífica. “Cuando se exige esto lo que realmente se pide es que la protesta produzca mártires”, comenta el MC quién en su tema del paro le brinda características de fuerza imparable y natural a la manifestación social.
Aunque desde el mismo gobierno se ha querido poner a la música como el ejemplo del “deber ser” de la protesta social, asociándola con escenarios cómodos que no irrumpan en la cotidianidad, para estos creadores la música no es un ejercicio cómodo, sino que está en constante diálogo con otras formas de la manifestación social y ataca también por otros frentes.
Una opinión sobre esto la da La Muchacha quien, hablando de su canción No Azara, donde canta sin temor sobre las formas en que matan a los líderes sociales en este país, epxlica: “Yo me he preguntado mucho sobre la comodidad que puede generar mis letras. Cuando yo digo que me disparen de frente, sé que es algo que pueden hacer y en ese sentido sería cómodo para ellos, pero también sé que si escuchan la canción conscientemente será profundamente incómoda porque plantea unas realidades que se viven en las calles y campos que ellos no tienen en cuenta”.
“Mi música sí es pacificista y pacificadora, pero no es tibia ni se pone a mirar para otro lado “--dice por su parte Edson Velandia, quien desde Piedecuesta y junto a Adriana Lizcano compusieron dos de las canciones más replicada y apropiadas por los manifestantes de este Paro Nacional-- “Nunca es pasiva ni individual porque se crea para que nosotros tengamos una música”. Velandia, quien agrega que el paro en términos sonoros le suena “a bala, a represión y a música, todo en uno”, sabe que su música es incómoda para ciertos sectores de la sociedad pero que tiene claro que él no está escribiendo para ellos. Al igual que Gato e’ Monte, La Muchacha y demás músicos, él hace música para quienes están allá afuera luchando.
La música resiste desde el arte, subvierte las versiones oficiales y tiene la capacidad de cambiar la forma en que concebimos la protesta. Estas son solo algunas de las canciones o piezas que retratan lo que estamos viviendo y que seguirán existiendo en la memoria colectiva a lo largo de los años. Como lo señala Gato e’ Monte que las noches de tropel, de heridos y plantones van a pasar pronto como todo en este país y es en la música y en el arte en donde quedarán las consignas y la unión que han forjado estos días.