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Imágenes cortesía de Sadoi Toys

Los juguetes criollos de Sadoi que quieren reimaginar nuestra cultura popular

Con figuras como la de Jorge Barón y su patadita de la buena suerte o la versión zombie de Aurelio Cheveroni, este proyecto conformado por cuatro paisas pone sus apuestas en juguetes piratas que evocan la nostalgia nacional y el humor criollo.   

Daniel Fandiño / @sinsecuencia

El centro de Bogotá es algo así como un cofre en el que se pueden encontrar tesoros de todo tipo, objetos únicos de épocas pasadas: ropa ochentera o noventera puesta a la venta desde dos lucas sobre bolsas plásticas, celulares Nokia 1100, walkmans y cámaras analógicas son apenas algunos de los objetos cargados de nostalgia que atiborran cuadras y cuadras a reventar de expresiones populares. En Medellín, El Hueco es ese espacio alrededor del Parque Berrío, San Antonio y Prado, apropiado por los comerciantes para vender de todo. Sin embargo, debajo del viaducto del metro, entre Prado y Parque Berrío, está Los Puentes, otro nido de comercio en donde se ubica Don Fernando con una lona sobre la que organiza sus productos. Este hombre es un coleccionista de juguetes que lleva cerca de 20 años en el sector y los carritos son su debilidad. Allí Alejandro Montoya, un diseñador gráfico y publicista de la Universidad Pontificia Bolivariana, se pega el bote al menos una vez a la semana para ver qué juguetes usados o figuritas que salían en las cajas de cereales puede conseguir con Don Fernando, ya sean piezas para intervenir o para inspirarse con su equipo de trabajo y dar forma a un nuevo juguete criollo.

 

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A mediados de 2018 surgió la idea de crear Sadoi Toys, un estudio de diseño y resignificación de juguetes creado por un grupo de egresados de la facultad de Diseño de la Pontificia. “Al intervenir juguetes y objetos cotidianos queremos reimaginar la cultura popular colombiana, lo criollo, desentrañar un poco nuestra identidad y resaltar las funciones del juguete y el juego como puentes hacia aquel paraíso perdido que fue nuestra infancia”, asegura Alejandro, que cumple el rol de director de arte de este combo creativo.

 

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De izquierda a derecha: Mateo, Andrea, Alejando y Jose Luis

 

Sadoi lo conforman 4 personas que intervienen en todos los procesos de la marca. No obstante, cada uno tiene unas responsabilidades acordes a las habilidades y enfoques de diseño personales. Andrea Ángel se encarga del modelado y el pulido de las piezas de los juguetes propios; en los juguetes tipo bootleg —o mejor: juguetes piratas—, Andrea también realiza algunas adecuaciones. Alejandro Montoya, además de ser el director de arte, es el diseñador gráfico de los empaques de las piezas piratas realizadas hasta ahora y el community manager de la marca. Jose Luis Olarte es el encargado del proceso de pintura de los juguetes y el realizador audiovisual de la marca. Jose es el creador detrás de las animaciones que ha desarrollado hasta el momento Sadoi. Mateo Zapata es el diseñador industrial encargado del modelado y vaciado de las piezas. Una vez realizada la pieza que servirá como modelo (hecha por él o por Andrea), Mateo se encarga de crear el molde en el cual vacía el material que él mismo prepara (por ejemplo, resina) y así producir los juguetes para que tengan uniformidad y en su hechura se ahorre tiempo y dinero.

 

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Uno de los objetivos —quizás el más importante que se traza este laboratorio creativo— es inyectarle ese toque de cultura criolla a través del art toy al diseño, pues consideran que es un campo tan fértil como inexplorado. “Hay artistas increíbles esparciendo y reinventando la cultura criolla a través del cómic, la ilustración, afiches, stickers, parches, pines, murales, ropa y todo tipo de manifestaciones artísticas, pero a la hora de llegar al juguete de diseñador vemos un espacio con posibilidades impresionantes que no está siendo explorado y ahí es donde queremos entrar en escena”, explican los integrantes de Sadoi.

 

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Para esta banda de ingeniosos es menester afianzar la cultura popular dejando de lado piezas como esas muñecas que refuerzan identidades érroneas desde las lógicas estéticas que dictan, por ejemplo, cómo debe ser el cuerpo de una mujer, o las figuras de acción bélicas que remiten al hombre a un campo de batalla en el que debe exponer toda su fuerza y hombría. La intención de este parche es también desentrañar la identidad local y reimaginar la cultura popular a través de los juguetes que desarrollan, dándose lugar en medio de esa invasión de juguetes que dan cuenta de una permanente importación cultural. “Vemos el art toy criollo como una forma de expresar toda la riqueza cultural, los mitos, la farándula, la vida cotidiana de los colombianos en estos puntos medios entre esculturas y juguetes”, aseguran.

 

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Estos creadores criollos se mueven bajo dos líneas de acción: la resignificación (diseño de Bootleg toys o Custom toys en el contexto internacional), entendida como la resignificación de objetos a través del humor, dándoles nuevas voces y nuevas historias; por otro lado, la creación (diseño de art toy), entendida como la conceptualización, modelado, producción y comercialización de juguetes de diseñador.

 

 

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Vicente el juguete autoconsciente

 

La historia de Sadoi empieza con Troy: The selfaware toy, o como lo colombianizaron sus creadores: Vicente el juguete autoconsciente, un juguete que nació bajo el cuestionamiento <<¿qué pasaría si existiera un juguete que fuera consciente de lo que lo rodea, que supiera que es un juguete y para qué lo crearon, pero fuera incapaz hacer algo para enfrentarlo?>>. Esta pieza nació incluso antes que Sadoi, que fue la marca ficticia inventada para darle más credibilidad al empaque del juguete. “Ahí nos dimos cuenta de que teníamos dos gustos en común con los demás: diseñar juguetes y el humor criollo. Así nació entonces la idea de crear una marca que llevara esta combinación de humor triste y colombiano a través, por ahora, de juguetes”, cuenta Alejandro.

 

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Para crear un juguete pirata el equipo de Sadoi se toma aproximadamente semana y media a partir de que hayan encontrado el juguete y tras haber pensado cómo van a intervenirlo. El empaque y todo el arte que este conlleva es lo que más tiempo les toma. Ya que contiene no solo la pieza sino toda la carga humorística del juguete, debe ser claro y sencillo para que el espectador pueda entenderlo fácilmente, “eso le da ese valor viral del meme que a veces hemos visto que tiene”. Un juguete de diseñador, por su parte, exige mayor tiempo: hay un proceso de conceptualización en el cual nace la idea, se desarrolla el boceto en 2D y un modelado en 3D, la creación de moldes, producción y vaciado del material, pulido, pintura, y, por último, el diseño del empaque.  

 

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Otro ejercicio que le mete el diente al art toy es Artefacto Inc, fundado en 2012 como un estudio de diseño que tiene como principal elemento el juguete. La cabeza de esta idea es Iván Espinel, un docente universitario que centra su trabajo no solo en hacer cosas estéticamente vistosas, sino que investiga el juguete de caucho antiguo de Medellín, específicamente. En torno al juguete, Iván ha dictado una serie de talleres en diferentes espacios académicos como la Universidad Jorge Tadeo Lozano, la Fundación del Área Andina o la Colegiatura de Medellín. Además, hace parte de un colectivo internacional llamado Art Toy Gama, conformado por jugueteros de Argentina, Chile, España, Estados Unidos y Colombia.

En octubre del año pasado se juntaron Artefacto Inc y Sadoi Toys para convocar a jugueteros y a quienes quisieran explorar esta vuelta con un proyecto denominado PirateArte, que es la primera muestra internacional de juguete pirata en Colombia. “Nos mandaron una cantidad de juguetes y propuestas que no esperábamos, y no sólo fue la cantidad lo que nos impresionó, sino la calidad de las mismas. Sumado a lo que recibimos en la convocatoria tenemos a los artistas invitados que respondieron con igual entusiasmo”, cuenta Alejandro. La exhibición de los juguetes se llevará a cabo en el Laboratorio Multidisciplinario de Creación e Innovación de la Universidad de Antioquia tentativamente en la última semana de abril, además tienen planes de llevar la exposición a Bogotá.

 

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Por ahora los juguetes de Sadoi no están a la venta por varios motivos, entre ellos que algunos utilizan marcas o nombres reales registrados. “Mucha gente nos pide el precio del juguete de Aurelio o del juguete que hicimos inspirados en Cine Colombia, pero sólo existe uno, pues fue un único juguete que nos encontramos e intervenimos, no tenemos más piezas del mismo”. Por esta razón, los integrantes de este combo de creativos se están planteando vender las piezas mediante una subasta luego de PirateArte. Asimismo, los que se hacen desde cero, los juguetes de diseñador, se comercializarán con una preventa de cierto número de piezas. Troy, por ejemplo, está muy próximo a salir: realizaron 25 en total, los cuáles se venderán a los primeros que lleguen, todo esto a través de redes sociales.

Sígale el rastro a las creaciones de Sadoi en Instagram.

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