Así se han movido las organizaciones sociales por los sectores más vulnerables en la capital
Si algo ha revelado la crisis es la profunda inequidad que nos rodea, por eso distintas iniciativas a lo largo de la ciudad le extienden la mano a los sectores más vulnerables de la capital.
El COVID-19 ha logrado en unos cuantos días transformar la manera de vivir y de relacionarse del mundo entero. Este fin de semana Bogotá vive su primer simulacro de aislamiento; en el resto del país la medida comenzará a regir desde el próximo miércoles.
Largas filas en los supermercados, estanterías de enlatados, pastas y granos vacías, escasez de papel higiénico, tapabocas y gel antibacterial, son las postales que quedaron del jueves anterior al inicio del simulacro de cuarentena. El gobierno repite incansable que hay que lavarse las manos cada tanto y trabajar desde casa mientras se apacigua la emergencia.
(Conozca ‘Planes para parchar durante la cuarentena’)
Pero y qué pasa con quienes tienen de oficina las calles de la ciudad; con los que tienen de “hogar” los andenes y con suerte algún techo para resguardarse de la lluvia; con las personas que se valen de su cuerpo para sobrevivir; con todos aquellos que carecen de los privilegios necesarios para seguir las recomendaciones del gobierno.
De lo que sí hay certeza es que trabajadoras sexuales y vendedores ambulantes –que generalmente viven del día a día–, se quedaron sin clientes a quienes ofrecerles sus servicios para reunir el dinero necesario para sobrevivir. Además, tanto ellos como los y las habitantes de calle, tienen un mayor riesgo de contagio, siendo doblemente revictimizados y condenados por el abandono estatal: o los mata el virus o se mueren de hambre.
El Distrito, a través de la Secretaría de Integración Social ha preparado programas de atención para adultos mayores, vendedores ambulantes y habitantes de calle; donando alimentos y habilitando resguardos en los que podrán habitar durante la cuarentena. Estas medidas, que sin duda tendrán un efecto positivo en los habitantes más vulnerables de la capital, son medidas recientes y responden, entre otras cosas, a la presión que diferentes sectores llevan haciendo desde la semana pasada cuando comenzaron sus propias iniciativas de cuidado.
Entre estas iniciativas está el ‘Fondo de emergencia para trabajadoras sexuales’ creado por la Red Comunitaria Trans y AlienHadas. Antes de comenzar el simulacro de aislamiento, la Red compartió un video en sus redes en el que, a modo de crítica y sarcasmo, se muestra a dos personas celebrando el home office sin otra preocupación más que qué serie ver durante el confinamiento. Abajo aparece el mensaje: “La romantización de la cuarentena es un privilegio de clase”. A esta escena le sigue la pregunta: “¿Qué pasa con las personas que no entran en sus categorías de limpieza y orden?”.
Juli Salamanca, directora de comunicaciones de la Red Comunitaria Trans, contó que la iniciativa surgió por la preocupación de la Red por la supervivencia de las trabajadoras sexuales en el contexto de la pandemia. “Si dejan de trabajar, esa noche no tienen donde dormir y las sacan de las habitaciones”, cuenta. Para ellas dejar de trabajar no es opción.
“Nos alerta mucho que la ausencia de un plan de contingencia incluyente frente al COVID-19 termine siendo limpieza social. Que se termine materializando en el exterminio de comunidades históricamente excluidas y marginadas. Buscamos que en esta pandemia no se prioricen unas vidas sobre otras”, dice Juli.
Por medio de una colecta solidaria se busca llegar a la meta de dar un subsidio diario de $17.500 y mercados de $45.000 por quince días a mujeres trans en ejercicio de trabajo sexual en el barrio Santafé. Necesitan reunir $11’787.500 en total para poder brindar el apoyo a estas mujeres, para que puedan pagar su habitación y quedarse ahí sin riesgo de contagio y con sus necesidades básicas cubiertas.
“No podemos evitar caer en el discurso en el que algunos cuerpos son “matables”. El barrio Santafé ha sido históricamente estigmatizado por la presencia de trabajadoras sexuales y habitantes de calle. La ciudad mete allí todo lo que no quiere ver. Hasta el día de hoy el distrito no se ha manifestado en proveer soluciones para trabajadoras sexuales. Nosotras vamos a radicar derechos de petición a la Secretaría de Integración Social, a la Secretaria de Gobierno y al Ministerio de Salud solicitando la protección de las trabajadoras sexuales”, complementa Juli.
Juli resalta que por ningún motivo se debe entender esta iniciativa como una forma de restarle responsabilidad al Estado. Recalca que es justamente el Estado el único responsable de ofrecer condiciones de vida digna y resguardo durante la emergencia sanitaria a todas y todos por igual, teniendo en cuenta todas las formas de vivir que conforman nuestra sociedad.
Por su parte, la organización Ciudad en Movimiento, manifiestó su preocupación al considerar que las medidas del gobierno nacional y los gobiernos locales “hacen llamados abstractos que no recogen las formas de vida y de trabajo que tienen las comunidades en los barrios populares”, siendo este el sector vulnerable por el que esta organización trabaja a nivel nacional.
“Desde el gobierno se hace un llamado al autocuidado, al acuartelamiento voluntario, a quedarse en casa, etc., medidas que no toda la población colombiana –teniendo en cuenta la precarización laboral y el deterioro en la calidad de vida de la gente–, puede asumir con facilidad”, agregan.
Vendedores ambulantes, trabajadoras sexuales, habitantes de calle, familias enteras en barrios populares e incluso las familias de algunos de los militantes de la organización, están en riesgo de perder la posibilidad de recoger algo de dinero para subsistir como lo hacen diariamente; aún más en el marco particular del acuartelamiento de primer grado que se decretó en Bogotá durante cuatro días.
Por esta razón, desde el principio de solidaridad aplicado a acciones en la vida cotidiana que los define como organización, Ciudad en Movimiento ha iniciado una campaña a nivel nacional que tiene tres dimensiones. “La primera implica una medida de contingencia express ante la inminencia de acuartelamiento de primer grado, que consiste en solicitar apoyos económicos y de alimentos e implementos de aseo que se recopilaron en puntos específicos para hacer mercados y distribuirlos a las familias y comunidades con las que trabajamos”, cuentan.
La segunda le apunta a la difusión y búsqueda de información veraz y de carácter científico para contrarrestar el pánico colectivo que se está propagando desde los medios masivos de comunicación.
La tercera se propone en clave de opinión. “La idea es sacar videos y artículos de opinión que reflexionen sobre las situaciones que se han venido desencadenando en el marco de la coyuntura del Coronavirus. Esta coyuntura pone en evidencia las deficiencias en términos de estructura del Estado que hasta ahora sólo ha logrado el deterioro en la calidad de vida de los adultos mayores y en las condiciones laborales de la gente. Lejos de generar beneficios concretos para las comunidades, ha favorecido los intereses corporativos de los grupos empresariales y financieros, omitiendo medidas con carácter contingente para evitar que se deteriore aún más la vida de las personas. Por eso desde los sectores populares nos organizamos para contener y afrontar colectivamente la crisis”, agregan.
Así mismo, Desinformémonos Colombia, un perfil de Instagram encabezado por Eduin Díaz que hace crítica y sátira política al gobierno desde hace seis años y que cuenta con más de 14.000 seguidores, ha decidido hacer uso de su alcance para convocar una colecta a través de Vaki, una plataforma de crowdfunding.
Cuenta Eduin que todo comenzó el pasado lunes, cuando al salir de la universidad notó que ‘Costa’, el hombre que le cuida la moto todos los días, tenía en su cara un gesto de frustración y preocupación. “La bahía que normalmente está llena de motos, ahora solo tiene unas pocas. Le pregunté qué sería de él ahora en esta cuarentena, cómo va a hacer para estar en casa si depende de su trabajo afuera”. No obtuvo ninguna respuesta.
“Me di cuenta de algo que creo que muchos hemos sentido: las calles están solas, los almacenes llenos de gente acaparadora y la tensión se siente cada día más. El coronavirus ha infectado no solo la salud de las personas, también su sensibilidad”, agrega. Fue por eso que Eduin en principio le sugirió que creara un Nequi para donarle pero Costa le dijo que no sabía qué era eso. Acto seguido, decidió iniciar la colecta por Vaki, no solo para ‘Costa’, sino también para otros vendedores ambulantes y recicladores de la ciudad.
Luego de crear la iniciativa Eduin vio con sorpresa que muchas personas se mostraron dispuestas a colaborar, ya fuera compartiendo en redes sociales o con cualquier donación. “De poco en poco logramos muchísimo. Ya tenemos aseguradas otras cuatro campañas de donación y la idea es seguir así mientras dure la coyuntura. Hemos entregados veintiún mercados por valor de $100.000 y esperamos entregar ochenta más en los próximos días”, asegura.
No obstante, Desinformémonos Colombia hace hincapié en la ausencia del aparato estatal en la crisis sanitaria actual. “Nosotros vamos a crear una fundación de apoyo a los trabajadores de la calle y la idea es seguir ayudando a todos los que sea posible. Ver la esperanza detrás de la crisis”, puntualiza.
Por último está el aporte de Temblores, una ONG que nació en el año 2017 con el objetivo de construir un movimiento social que desestabilice aquellas estructuras y prácticas sociales que perpetúan y generan violencias, marginalización, exclusión social y violación de los derechos humanos en Colombia, según la describe su codirector, Sebastián Lanz.
Sebastián cuenta que su aporte en esta coyuntura del COVID-19 ha consistido en “hacer un llamado a la administración distrital para que diseñe un plan de prevención del contagio en comunidades y poblaciones históricamente vulneradas, como las personas habitantes de calle, las personas vendedoras informales, las personas que se dedican al trabajo sexual y, en general, hacia todas las personas que hacen de la calle su lugar de vivienda, trabajo o sustento”.
Hace poco Temblores publicó su informe ‘Algo Huele Mal’, en el que “se demuestra que la ausencia de baños públicos vulnera los derechos fundamentales de las personas habitantes de calle y es un motor de violencias policiales”, comenta Lanz. Según agrega, ésta denuncia cobra vital importancia en el contexto actual de emergencia sanitaria, pues pone a los habitantes de calle en escenarios de mayor vulnerabilidad y exposición al virus.
Por esta razón el pasado 16 de marzo de 2020, Temblores radicó un derecho de petición en la Secretaría de Integración Social en el que exigen ciertos puntos a la administración distrital para reducir los riesgos de contagio.
Entre las peticiones está que se adecúen al menos 30 baterías sanitarias por cada localidad para garantizar que las personas habitantes de calle puedan acceder a realizar sus necesidades fisiológicas de manera salubre y digna. “Así mismo, solicitamos dotar estos espacios de productos de higiene, como jabón antibacterial y toallas higiénicas gratuitos para garantizar que las personas habitantes de calle puedan gestionar su higiene de forma salubre”, dice Sebastián.
También se exige que se disponga el incremento de al menos el 40% de los cupos en los hogares donde son recibidas las ciudadanías habitantes de calle y permitirles el uso de duchas y servicio de baño, que se levanten las sanciones interpuestas a personas habitantes de calle por el personal administrativo de los hogares que les impide su ingreso a los centros, programas pedagógicos e informativos sobre las prevenciones necesarias para minimizar la posibilidad de contagio, así como los síntomas del virus y las vías de tratamiento, y, por último, crear una unidad especial que diariamente entregue kits de higiene, alimentación y bebidas, así como la habilitación de comedores comunitarios para entregar comida para llevar.
Estas iniciativas ciudadanas han cubierto parte de los sectores vulnerables y han ganado terreno mientras el distrito habilita nuevas soluciones. De cara al aislamiento preventivo total que tendrá lugar desde el próximo 24 de marzo hasta el 13 de abril en todo el país, se hace urgente que el gobierno tome medidas sobre el cuidado de la población más vulnerable, no solo en la capital, sino en toda Colombia.
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