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Foto portada: Daniel Sierra // Fotos cortesía Andrea Padilla

Animales callejeros, los otros afectados en la cuarentena

A pesar de los esfuerzos distritales y privados, más de 2.500 animales callejeros están en peligro de desnutrición por una cuarentena que se ve cada día más larga.

Nicolás Gómez / @ngospina14

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Con el aislamiento los colombianos hemos vivido el desborde de muchas de las complicaciones cotidianas que pasan desapercibidas. La crisis carcelaria, los desalojos de familias migrantes, el desamparo de quienes viven del diario han sido problemas crecientes por fuera de nuestras casas que  requieren soluciones urgentes. Los animales callejeros en Bogotá son uno de estos grupos que la están pasando realmente mal en estos tiempos de coronavirus y cuyo problema puede hacerse más complejo si no se toman medidas urgentes.

Según las cuentas del Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal (IDPYBA) son al menos 2.000 perros y 500 gatos los que se encuentran en condición de calle en esta época de aislamiento. Este número, si bien es un estimado, crece a diario según testimonios de proteccionistas de diferentes localidades de la ciudad.

“Los perros y los gatos –especialmente los gatos– están siendo abandonados por la cuestión del coronavirus. No importa cuántas campañas se hagan para decir que los animales no contraen ni pasan el virus, la gente sigue arrojando sus mascotas a la calle”, cuenta Amalia Crespo, una proteccionista que lleva más de ocho años trabajando por el bienestar de los animales en Bosa. Según cuenta la cantidad de animales que se acercan a su casa en busca de comida ha aumentado de manera considerable.

La alimentación de los perros callejeros se basa en la  búsqueda de comida en las bolsas de los desperdicios de los restaurantes o vendedores ambulantes, siendo  esta última una labor que se ha complicado debido al aislamiento. Según la directora de la Asociación de Defensores Animales (ADA), unos perros callejeros de más o menos 20 kilos necesitan una ración diaria correspondiente al 2.5% de su peso y pueden durar al menos tres días tomando solo agua. La falta de alimento puede desencadenar en enfermedades gastrointestinales y crónicas en los perros, que no están acostumbrados a la caza a diferencia de los gatos.

(Conozca ‘La labor de las proteccionistas de animales en Bosa’)

“Los gatos si son otro cuento. Los pájaros y ratones que estén por ahí son los que terminan pagando”, dice Martha Ciro, directora de la ADA. “Esos números son bastante aproximados a la realidad, pero hay un porcentaje muy grande de mascotas que están siendo abandonadas y que no hay cómo contabilizar”, agrega refiriéndose a las cifras del IDPYBA.

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La ADA ha contribuido con el transporte para un grupo de personas comandadas por la concejala Andrea Padilla quienes están llevando alimento a las 19 localidades. Previamente se hizo un censo para identificar a las personas que se dedican a velar por el bienestar de estos animales, a quienes se ha encargado de repartir el alimento en sus comunidades. Esta ruta animal empezó el 25 de marzo repartiendo 67 bultos de comida en 7 localidades.

(Lea ‘La mala reputación de los animales: 5 preguntas a una animalista’)

Desde el IDPYBA se han preparado para esta situación incluso desde antes de la cuarentena, contactando a los defensoras animales, reclutando voluntarios y recibiendo donaciones en más de sesenta puntos en la ciudad a los que la gente aún puede acercarse. La iniciativa que se puso en marcha esta semana busca asegurar a esos 2.500 animales en condición de calle los estándares necesarios para su bienestar por 45 días. Los centros de acopio y recolección están siendo coordinados por los comités de bienestar animal de cada una de las localidades. 

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Si bien se han llevado a cabo iniciativas, la situación apremia y estos esfuerzos privados se pueden estar quedando cortos debido a que no es la prioridad ni de la Alcaldía ni de la comunidad. Mara Echeverry, habitante de Torres de Fenicia en La Candelaria, cuenta que los primeros días los vecinos se animaron a ayudarle. Sin embargo, con el paso del tiempo terminó haciendo ella sola un recorrido de casi tres horas para alimentar palomas, perros y gatos por el barrio de La Paz, el Parque de los Periodistas y la Carrera Séptima. “Estoy haciendo un mercado de casi cien mil pesos cada tercer día, gracias a Dios ahora tengo reservas”, cuenta Mara. Aunque esta gestora intentó comunicarse con la Administración Distrital, cuenta que la dejaron esperando una respuesta desde hace ya varios días.

La ayuda de proteccionistas y voluntarios ha sido fundamental en estos días para reducir los riesgos de los animales callejeros cuya vida corre peligro con la gente en aislamiento. De cara a una cuarentena que pinta cada vez más larga, es indispensable que la Administración Distrital ponga la lupa sobre esta circunstancia antes de que se haga más problemática.

 

 

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