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La cápsula del tiempo de Lorena Kraus y su arte digital que aporta a la memoria colectiva

Para la celebración de los 240 años de la Biblioteca Nacional esta artista bogotana elaboró una escultura que contendrá, durante 60 años, objetos representativos de la historia colombiana. Más allá de esto, su búsqueda artística se ha debatido siempre entre el placer visual y la transformación social.

María Alejandra Fajardo

El interés de Lorena Kraus por el mundo digital nació con ella. Siendo parte de una generación donde lo análogo mandaba, se maravillaba con cualquier avance tecnológico. “El primer computador que hubo en mi casa llegó cuando tenía 12 o 13 años. Para mí había una gran mística alrededor de ese aparato y creo que esa mística no se ha acabado”, dice. Esa misma mística es la que imprime en cada uno de sus proyectos, siendo el más reciente una pieza escultórica diseñada a manera de cápsula del tiempo, pensada para custodiar durante 60 años documentos y objetos representativos de la historia colombiana y que hace parte de la celebración de los 240 años de la Biblioteca Nacional.

Love/\Convoluted, instalación con video mapping reactiva al sonido

Durante su carrera, Lorena siempre ha estado pendiente de nuevas herramientas que le permiten desarrollar proyectos novedosos. Por eso no logra enfocarse en algo concreto, ni especializarse en un área, lo cual ve como una fortaleza pues cada idea que se le ocurre la lleva a buscar su propia voz. Los resultados visuales a los que llega surgen de exploraciones a las que se aventura, siempre teniendo en cuenta el contexto que está viviendo.

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Light Transfix, instalación compuesta por esculturas reflextivas y proyección

El entorno inmediato ha permeado gran parte de sus obras, muchas de contenido social. Vivir en Colombia la ha motivado a hablar de sus preocupaciones alrededor de la sociedad y de lo que sucede en su cotidianeidad. Sin embargo, un viaje en 2011 a Nueva York, donde realizó una maestría en artes digitales en el Dig­i­tal Pratt Insti­tute, le dio un giro a su obra: al estar en un lugar desconocido, le era muy difícil forzarse a entrar en un contexto que no era el suyo, yéndose radicalmente hacia lo estético, hacia la búsqueda de un placer meramente visual. 

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Dislocated 1

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Dislocated 2

Con su regreso a Colombia hace cuatro años, está atrapada entre las dos formas de hacer arte: quiere transmitir mensajes de cambio importantes con material que genere un trance estético en las personas. Así pretende aportar un granito de arena a una transformación más grande: el hecho de que la gente caiga en cuenta que hay que ser más querido con el vecino, más consciente del habitante de calle, más abierto a la idea de construir un nuevo país a punta de inclusión. “No todas las obras deben tener un componente social, cada quien hace lo que quiere y todo es válido, pero en mi caso. cuando hay ese componente que trae un mensaje, la obra coge un peso distinto. Por eso lo he buscado” afirma.

Fue la directora de arte del documental ‘El Camino de la Lana’, una producción que cuenta cómo es el proceso de transformación de la lana, desde que se obtiene a través de la esquilada artesanal que se da en Cucunubá Boyacá, hasta su manufactura para la creación de prendas de alta costura.

Un aspecto muy relevante en su vida es la academia. Graduada de Medios Elec­tróni­cos y Artes del tiempo en la Universidad de los Andes, esta artista de 36 años hoy en día también es profesora de universidades como la Jorge Tadeo Lozano. En el aula cae en cuenta cómo los jóvenes de hoy ahora ven los computadores casi como a las licuadoras, un electrodoméstico más que está siempre a la mano, dando por sentado lo maravillosa que puede llegar a ser esta herramienta sin explorar la verdadera potencia y posibilidades que ofrece. 

Para ella, la capacidad de maravillarse constantemente con las diferentes herramientas es lo que hace que se puedan producir todo tipo de contenidos, ambientes y experiencias. A pesar de notar también un regreso a lo análogo, y una pequeña crisis en el arte digital en las universidades, no se preocupa: “La tecnología es parte de la vida y siendo uno artista su vida es arte”, dice

 

Evangeline (David Lynch Remix), video creado por Lorena Kraus y Gabriel Pulecio

En su trayectoria es posible encontrar proyectos para personajes reconocidos como David Lynch y bandas como LCD Soundsystem. Estas experiencias le ampliaron el panorama pero por la diferencia de las ubicaciones geográficas le resultaron muy lejanas. “Tristemente, no conocí a los artistas. Todo se daba a través de conversaciones por mail, mucho ir y venir. Fue un gran oportunidad trabajar para ellos pero me quedó la sensación de nunca haberlos conocido de verdad. Hice algo que les gustó, que utilizaron y que mostraron, pero ya”, explica.

Live Alone, LCD Soundsystem

En su obra también es posible identificar un gran interés por el trabajo de recopilación y creación de memoria colectiva, un ejemplo de esto es la labor que ha venido realizando desde hace más de diez años con el archivo de su abuelo, el montañista y artista colombiano Erwin Kraus. Preocupada por la pérdida información que hay en este mundo de avances tecnológicos a pasos acelerados, Lorena digitalizó el archivo y quiere desarrollar un proyecto transmedia con él. Su idea es que todo este material, que está compuesto por diarios, fotos y mapas, esté a la disposición del público que quiera consultarlo, puesto que esta compilación  no solo tiene un gran valor sentimental o de registro, sino que es trascendental por su valor patrimonial ya contiene parte de la historia del país. Es una especie de puente al pasado que nos permite entrar a revisar las cosas que ya ocurrieron para entender lo que somos.

Para elaborar el proyecto de la Biblioteca Nacional, Lorena también apeló a la memoria colectiva, pues su obra contendrá objetos históricos como un ejemplar de María, de Jorge Isaacs, una copia de los Acuerdos de Paz, libros  de los ganadores del Premio Nacional de Literatura, una mochila arhuaca y un mapa del yacimiento del Galeón San José

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Boceto de la estructura geométrica de la pieza

La inspiración para elegir el material la encontró en los pisos de mármol de la biblioteca. La forma es a simple vista poco convencional: un gran aerolito caído de otro planeta que tiene derecho, revés y varias caras con diferentes ángulos. Uno de estos lados tiene un pequeño espacio que, a manera de silla, servirá para que las personas interactúen con la escultura. Esto obedece a una tendencia que tiene Lorena por lo geométrico, ya que considera que esto le da un toque atemporal a la pieza para que en el futuro siga teniendo validez estética.

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Boceto finalizado de la pieza

Su propuesta también incluye un elemento para ser guardado dentro de esta urna,  un libro producido a varias manos por académicos como Daniel Pacheco, Camilo Sanabria, Nicolás Rodríguez y que responde a la pregunta de cómo se imaginan ellos a Colombia en 60 años. Después de pensar mucho en qué incluir le pareció que poner la ropa que utilizamos o los celulares que tenemos no tendría mucho sentido, puesto que 60 años no van a ser una diferencia notable para apreciar estos artefactos. “Quise hablarle al futuro, entonces a través de esta gran convocatoria que se lanzó a través de la biblioteca se le pidió a estos escritores que invocaran el futuro, sea optimista o no,  a través de estos textos”, explica.


En la inauguración de los 240 años de la Biblioteca Nacional, este jueves 14 de diciembre, también habrá una sesión de mapping que complementa la pieza, y proyectará un video de cinco minutos haciendo un recorrido histórico por Colombia. El vídeo también exaltará el rol de la biblioteca como ente institucional importante en nuestro país y la relación que esta ha tenido históricamente con nuestro desarrollo como sociedad. 

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