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¿Qué se supone que es una feminazi?

¿Comparar el feminismo con el nacionalsocialismo es asumir que ambos movimientos quieren ser totalitarios o que tienen estrategias de guerra y que apelan a la “pureza”? ¿Todo feminismo es radical? Las mujeres del Observatorio Contra el Acoso Callejero Colombia nos sueltan estas teorías.

 

“¿Tú eres de esas feministas radicales?”, le preguntó un tipo a una de nosotras en la universidad hace un tiempo. No sabemos con seguridad a qué se debe la pregunta (al parecer inagotable), pero vamos a lanzarnos al abismo en esta, nuestra primera columna en Cartel Urbano, en busca de la respuesta, porque a veces nos abordan con el sugerente adjetivo de “radicales”. Incluso hay quienes nos señalan de feminazis.

De entrada nos preguntamos qué es lo que esta palabra implica. Empezamos por una búsqueda sencilla del origen del término: nace de una declaración ofrecida por Rush Limbaugh, un conservador gringo quien en los años 90 comparó las prácticas nazi con las de mujeres que pedían el control sobre su fertilidad y embarazo

Es lógico que las mujeres tengamos control sobre las decisiones de maternidad, cuántos hijos queremos tener, cuál es nuestro proyecto de vida, etcétera. Pero a este hombre no le parece tan racional el asunto y desde su postura no solamente relaciona el feminismo con una ideología fanática, inquisidora y tirana, sino que además exalta y refuerza las viejas maneras de vernos como personas dramáticas, histéricas y agresivas, y desde ahí el término feminazi se riega como un virus entre todo tipo de gente, incluso mujeres. 

Hay quienes opinan que las feministas, por defender nuestras ideas con argumentos fuertes, somos dictatoriales, que queremos ser un dogma ¿Por qué? ¿Por qué las luchas que son necesarias para que las mujeres de todo el mundo vivan mejor son desestimadas, desechadas y anuladas con un simple término: feminazi?

Para empezar, no somos todas iguales: somos diversas, raras, algunas machorras, otras femeninas, otras no queremos acomodarnos en la dualidad. Somos, a fin de cuentas, lo que cada una quiere ser. Creemos que estas posturas sobre el feminismo tergiversan nuestro quehacer y avalan la misoginia justificando y permitiendo un sinfín de violencias y agresiones.

Para nosotras el uso de la palabra feminazi robustece las prácticas machistas, menosprecia los logros del movimiento de mujeres y elimina toda posibilidad de diálogo. Como violencia debe ser cuestionada. 

Compararnos con el nacionalsocialismo es asumir que los feminismos quieren ser totalitarios, que manipulamos las masas, tenemos estrategias de guerra, apelamos a la “pureza” y no creemos en la diversidad, que queremos exterminar a un enemigo (en este caso los hombres) o que nos planteamos un nuevo Estado, una sociedad de solo mujeres donde todas piensen lo mismo, crean lo mismo, sean iguales, entre otras atribuciones de uno de los fenómenos históricos más complejos y oscuros del siglo XX ¿Será cierto? ¿Así de horribles seremos? 

No vamos a decir que las feministas solo defendemos la igualdad entre hombres y mujeres. En realidad es más complejo que eso y definitivamente no queremos ser hombres ni tener sus privilegios ni ubicarnos por encima de otros. Nos soñamos con muchas posibilidades de mundo, pero en general quisiéramos que se entendiera y reconociera que no es lo mismo nacer hombre que nacer mujer, precisamente porque se nos han impuesto un montón de roles y tareas que generan no solo desigualdad, sino que limitan nuestro goce y justifican las violencias. 

¿Entonces todo feminismo es radical?

No, dentro del movimiento feminista, cuando hablamos de feminismo radical nos referimos a aquella corriente que plantea que la base de todas las iniquidades sociales es la dominación de los hombres sobre las mujeres. Nada tiene que ver con ser violentas y odiar a quienes no comparten nuestras prácticas. No tenemos al unísono la macabra idea de exterminar a los hombres.

¿Existen posturas dentro del feminismo que rechazan lo masculino? Sí, y reconocemos que estas posturas tienen profundas raíces en la necesidad de responder de manera contundente y furiosa a la violencia que se ha ejercido sobre las mujeres, son un “¡ya basta!” que se configura desde la digna rabia y el hartazgo. 

Todavía hay mujeres que reciben  golpes a diario, abusos de diversa y aberrante índole, salarios miserables entre otras tantas expresiones de inequidad, y existimos mujeres que queremos cambiar todo eso. Hay que reconocerlo, desde la lógica de los medios, el término feminazi resulta eficiente, rápido de asociar, sonoro, pero también facilita evitar las discusiones y mantener las cosas cómo están.

Le convidamos a que no base su conversación en prejuicios. No se altere si dejamos de hablar suave y alzamos la voz: es emoción pura, callada por siglos. Aunque muchas mujeres han terminado en bolsas de basura, potreros y parques por la indiferencia y la ignorancia, ninguna de nosotras pretende salir a la calle, buscarlo y matarlo por ser hombre.

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 *El Observatorio Contra el Acoso Callejero (OCAC) Colombia es un parche de amigas que pone sobre la mesa discusiones y debates sobre el feminismo desde distintas posturas. Hacemos parte de una red que ya cuenta con más de 5 observatorios en diferentes países de Latinoamérica.


Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Cartel Media S.A.S.

 

 

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