Esta crónica es en realidad un ejercicio íntimo que demuestra que incomodarse y buscar alternativas para nuestro nocivo hiperconsumo, es más satisfactorio que la inmovilidad. Para enfrentar su producción de basura, el autor de este texto se ve obligado a cuestionar su teletrabajo, su alimentación, sus relaciones familiares, incluso sus romances de una noche.