‘Terrénica’: un documental sobre la autogestión y el muralismo a orillas del Magdalena

Las expresiones artísticas alrededor del muralismo y la pintura son cada día más comunes en todos los rincones del país. El arte urbano en los últimos años se ha convertido en un mecanismo para exponer la historia que hay detrás de distintas comunidades y contar de primera mano las necesidades que aquejan a quienes habitan lugares en los que el abandono estatal suele ser una constante.

Muro realizado por Jorge Niño. Foto de Andrés Uni.

De ahí nació la idea del Terrénica Festival del Magdalena, que se llevó a cabo del 10 al 22 de junio del año pasado en San Agustín, Huila y que fue una iniciativa pensada desde el colectivo Graficultores para intervenir la plaza de mercado del municipio y transformar la cotidianidad de quienes trabajan o se mueven alrededor de este espacio.   

“La plaza de mercado de San Agustín ya no es la misma, sus fachadas comunican la necesidad de preservar lo nuestro, la historia de nuestros ancestros, las riquezas naturales e inmateriales de la región. Ahora se ve con otros ojos, hay más razones para apoyar el pancoger y la memoria histórica de nuestra gente”, cuenta Andrés Uni, de Graficultores, a quien conocen en medio de la movida artística como Nervio, y quien encabezó la gestión del festival.

A la izquierda intervención de Anarchys, Nervio, Oswel y Jorge Niño. A la derecha obra de Apu, Veci, Shagu y Oswel.

Para Nervio, espacios como la plaza son escenarios en los que el arte cumple una función simbólica, pues a través de esta se tejen causas y luchas, lo que transforma de forma positiva el hábitat de las comunidades y sus cotidianidades. 

Esta creación colectiva llevada a cabo en 2019 inspiró al estudio de producción audiovisual payanés Cinecultivo a contar el festival desde sus herramientas, dando vida al Documental Festival Terrénica. En sus 14 minutos este documental, que se estrenó el pasado sábado 16 de mayo, recoge el alma de lo que fue el festival: una mezcla de experiencias compartidas llevadas a cabo desde la autogestión. 

El desarrollo del festival se guió bajo cuatro pilares: muralismo, autogestión, comunidad y medio ambiente, los cuales,  a su vez, fueron el marco bajo el cual se realizó el documental. A través del producto audiovisual los realizadores contaron la iniciativa no solo desde la perspectiva de los artistas, sino también de las personas que trabajan o transitan por la plaza de mercado de San Agustín. 

“Aquí nadie puso un peso para realizar el documental, los equipos los puso Cinecultivo Estudio, el hospedaje y la comida nos la dieron tal como se la daban a los otros artistas del evento, eso lo gestionaban los Graficultores. Nos fuimos con tres cámaras pequeñas, un trípode, un micrófono, una luz led y  un estabilizador, cuatro personas del equipo, con una escaleta y muchas expectativas”, cuenta Julián Hoyos, comunicador social, realizador audiovisual y director del documental. Julián resalta lo agradecido que está con todas las personas que los ayudaron en este proceso, entre ellas las mujeres líderes de la galería, la Fundación Viracocha, la familia de Nervio y, por supuesto, los muralistas.

Además de Julián, el equipo de realización del documental estuvo conformado por Verónica Curátola (asistente de dirección), Camilo Chacón (sonidista), Cristian Castro (segunda cámara y foto fija), Nahual, Harlequin Mc, Julián Paz, Germán Salamanca (música) y Sebastián Agredo (postproducción de sonido). 

Fotos de Cinecultivo

Por otra parte, los artistas involucrados en todo el proceso creativo de Terrénica fueron Julián Paz (San Agustín), Ancestrales Crew (San Agustín), Luis Ovalle (Pitalito), Colectivo Contra Luz (Popayán), Colectivo Desechoos (Popayán), Moradores Klan (Popayán), Pocho Apraez (Popayán), Reverso Colectivo (Popayán), Sonoro (Balboa), Dexpierte Colectivo (Bogotá), Anarchys (Puerto Asis), Coral (Pasto), Shagu (Cali), Jornicas (Cali), Oswell (Cali) y Apu (Cali). 

Shagu y la comunidad. Foto de Cinecultivo.

“La importancia de contar estas historias es reivindicar el arte en general, desde lo pictórico, lo plástico, lo audiovisual y también lo escrito. Se trata de mostrar que el arte es una forma de sanar y de reconciliar, de dignificar, de impedir que se olviden cosas. Es el medio, pero también es el mensaje y es un mensaje de paz y de unión”, dice Verónica Curátola. Agrega que el arte (y sobre todo el muralismo) tiene una carga inmensa de amistad y de trabajo en equipo, algo que la gente pudo ver con el festival y ahora con el documental. 

A la izquierda muro realizado por Shagu. Foto de Andres Uni. A la derecha intervención de Dexpierte Colectivo. Foto de Vlado Puentes.

La decisión final que tomaron los realizadores del audiovisual y los Graficultores, fue dejar el documental en línea para que todas las personas puedan verlo. Aunque saben que eso no es algo positivo a la hora de participar en festivales, esperan poder hacerlo en los que lo permitan y poder compartir el documental y alrededor de él. 

Cuenta Nervio que ahora están trabajándole a la plataforma web de Graficultores y Térrenica. Así mismo quieren implementar la transmedializacion de contenidos y realidad aumentada en sus experiencias pedagógicas y colaborativas, una apuesta que seguro impulsará aún más estas iniciativas. “Seguimos con la intención de llevar el festival a otras ciudades del departamento y de Colombia. Nuestra meta es pintar por todo el trayecto del río Magdalena, así nos tardemos toda una vida”, agrega Nervio.

Vea el documental completo aquí y siga a Graficultores, Cinecultivo y Térrenica en sus redes.