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Ilustraciones por @burdo.666

La reinvención de la fiesta en tiempos de cuarentena

Uno de los escenarios culturales más golpeados por la pandemia ha sido la industria nocturna. Streamings y fiestas por Zoom se han convertido en la alternativa para mantener viva esta industria.

Daniela Pomés Trujillo / @danipomes

Luego del anuncio hecho por el presidente sobre un posible cierre de espacios como clubes y discotecas por un tiempo estimado de dieciocho meses, gestores culturales, colectivos, promotores, djs, vjs y demás protagonistas de esta industria se han visto en la necesidad de reinventarse y buscar nuevas herramientas que permitan llevar la fiesta a otros espacios. 

Plataformas digitales como Zoom, Habbo o lives en Instagram, entre otros, están siendo utilizadas como medio de experimentación para crear una nueva propuesta de fiestas en casa. Las reacciones de la gente a la que se dirigen han sido muy variadas: para muchos el contacto físico es imprescindible a la hora de enfiestarse, mientras que para otros el disfrute se logra en la intimidad de la casa. 

Los Hijuepuerquis, Íntimas Intocables, La Putivuelta y La fiesta del fin del mundo, entre otras, han sido algunas de las fiestas que se han llevado a cabo en estas semanas de cuarentena. Así mismo, otros proyectos como Fiesta de Señoras se han transformado para llegar a sus seguidores de otra forma. 

Archi, uno de los gestores detrás de Los Hijuepuerquis, cuenta que decidieron hacer la fiesta a través Google Hangouts luego de veinte días de total aislamiento. Dada la necesidad de compañía, decidieron convocar a la gente a cantar junto a ellos, tal como solían hacerlo antes del confinamiento en espacios como El Chamán o Marino Submarino. 

Esta edición de la fiesta se llamó: Juntos. Quédate en tu puta casa con nosotros, título reforzado por el tagline “Preparen alcohol que vamos a desinfectarnos el espíritu” y para Archi funcionó bastante bien. 

Según cuenta, el promedio fue de treinta personas conectadas alcanzando un pico de cincuenta en el momento más concurrido. La dinámica se desarrolló en medio de la constante conexión y desconexión de asistentes virtuales, logrando mantener la fiesta hasta las siete de la mañana. Baile, conversación, echadas de perros a través del chat y hasta gente disfrazada conformaron el panorama que se vivió a través de la pantalla. 

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Por su parte Romullo Lima, un brasileño más conocido en la escena electrónica como Dj Hermano, decidió hacer una nueva edición de Íntimas, un espacio que ha creado y que define como una experiencia visual y sonora que aboga por toda clase de sonidos electrónicos en espacios no convencionales, surgida de la necesidad de establecer un diálogo desde la comunidad queer, generando un ambiente de unión y armonía de diferentes protagonistas de la noche bogotana. 

Esta edición se llamó Íntimas Intocables y migró del anticuario, el club de sexo o una tienda típica de barrio colombiana –lugares donde se había realizado antes–, a un streaming a través de Twitch. El lanzamiento de un nuevo EP de Felipe Párraga, otro integrante del sello Íntimas Rec, estaba planeado para una semana después de que se hizo la fiesta, así que esta edición surgió como una manera de hacer que la gente se conectara y se enterara del lanzamiento. 

 

Vídeo cortesía de Íntimas  

La fiesta se dividió en dos videos performance (pre-grabados), uno de Honey Vergony de House of Tupamaras y el otro por Gabriezzo El Etéreo; un live set  de Felipe Párraga y un dj set. Funcionó con un line up, con horarios y momentos. Empezó puntual a las nueve y siguió hasta las doce de la noche. El desafío para su creador fue hacer que los asistentes virtuales tuvieran, más que un momento de un streaming, toda una experiencia virtual. 

A pesar de la dificultad para lograr que una fiesta virtual siquiera se acerque a las fiestas antes del encierro, para Romullo fue una forma de conectarse con sus amigos y el parche que siempre iba a sus fiestas. Cuenta que fue interesante que amigos que nunca pudieron ir a Íntimas por cuestiones geográficas pudieron conectarse en esta oportunidad. 

Performance de @etherealgabriezzo

Juanita Castellanos, dj bogotana miembro del colectivo feminista Bad djs y del colectivo gestor de Fiesta de Señoras; conocida por el personaje de dj que le ha consolidado un lugar importante en la vida nocturna de la capital: Paquita Gallego, ha sido invitada a tocar en algunas de estas fiestas virtuales por Intagram TV, Habbo, Twitch y Zoom. 

Una de las experiencias que más le llamó la atención hasta ahora fue La Fiesta del Fin del Mundo, que se realizó a través de Habbo. Paquita cuenta que lo interesante de esta iniciativa en particular fue que la gente creaba y enchulaba su propio avatar para asistir a esta fiesta que se desarrolló en diferentes salas en un streaming pregrabado por YouTube.  

Cuenta que ha visto diferentes caras de la respuesta de los que se conectan a las fiestas en las que ha tenido la oportunidad de participar. Ha visto mucha gente respondiendo muy bien en los comentarios, gente sumergida completamente en un ambiente de fiesta y música. Por otro lado también ha sido testigo de personas que se han conectado en un estado muy pesado de drogas, así como muchísima gente criticando. 

(Le puede interesar ‘¿Cómo se vive el consumo de sustancias en tiempos de cuarentena?’)

Con respecto a Fiesta de Señoras (que tuvo dos ediciones antes de que se decretara el confinamiento) cuenta que no se ha hecho como tal porque siente que ante una dinámica diferente como lo es el contexto actual, se debe responder ofreciendo algo diferente también. 

Así pues, en compañía de Camilo Acosta o Lady Hunter Texas, nombre bajo el cual se da a conocer como Vj y artista visual, Don Profano y La Hija del dueño, también intengrantes del colectivo, han transformado completamente la Fiesta de señoras. Según Camilo esta fiesta nació sin ningún interés económico sino más bien como un espacio entre amigos para “mamar gallo” con un concepto de “mal gusto”. 

Viasuales por Hunter Texas para Revista Avenida

Tenían planeada una tercera fiesta que, al igual que muchos otros proyectos culturales, naufragó con la llegada del virus. Sin embargo, los miembros del colectivo decidieron mantener vigente el concepto a través de la creación de memes acordes a esa noción de “tía aguardentera y guarachera” que personifica la fiesta, según comenta Camilo. 

Ellos le apostaron a la creación de una lista de 24 horas en Spotify que reuniera mucha de esa música “hogareña de tía” que caracteriza la Fiesta de Señoras pensando en que la gente la escuche en casa para acompañar labores cotidianas tan sencillas como hacer aseo. Para Camilo existe una relación directa entre este tipo de música que recopilaron en la lista y el hecho de estar en casa, así que lo ve como una manera diferente de enfiestarse. 

Según cuenta, esta nueva forma que le han dado a la fiesta ha tenido muy buena recepción entre los treintañeros que la consumen. Reciben constantemente mensajes de personas sugiriendo nuevas canciones para agregar y así han logrado mantenerla viva. 

Sobre la experiencia de poner música a solas cuenta Romullo que ha sido por demás extraña. Sin embargo, resalta la importancia de adaptarse y aprender a valerse de nuevas herramientas como las digitales. Él ve esta situación como una oportunidad para llegar a otros públicos que no podrían participar de las fiestas físicamente, y como una nueva forma de dar a conocer su trabajo en otras latitudes. 

Paquita coincide en la rareza de esta nueva experiencia. Siendo una dj que se ha movido principalmente en bares, se ha dado cuenta de la necesidad que tiene de ver la reacción de la gente cuando está tocando, así como la interacción para poder fortalecer su línea musical. Su apuesta, entonces, ha sido una selección mucho más minuciosa de la música, pues es todo un reto para ella lograr que la gente se pare a bailar o que prefiera conectarse teniendo otras posibilidades como acostarse a ver una serie o una película. Para ella,  más que la reinvención de la fiesta, el que debe reinventarse es el artista. “Ofreces algo diferente o te quemas”, agrega. 

Archi, por su parte, dice que poner música sin que haya personas presentes es “chistoso” pero igual se siente la energía de la gente en la distancia. Para él sin duda alguna hay un tema de contacto visual directo, de los cuerpos y de ocupar los espacios que no se logra llenar con la virtualidad. 

Sin embargo, opina que en medio de toda esta ansiedad y soledad fue muy útil y sobre todo necesario hacer la fiesta, tanto así que están planeando repetirla pronto. Para Archi no se trata de poner un dj tocando que no interactúa con la gente, como es el caso de muchas fiestas de techno, según dice. Los Hijuepuerquis busca acompañar, estar cerquita. Ofrecer un espacio en el que la gente cante “los grandes éxitos de ayer, de hoy y de nunca”. “La plata vale mierda”, dice, “nosotros no ganamos un peso con esto pero nos damos ahí la manita”. 

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Sobre la experiencia de la gente participante se abre todo un abanico de respuestas. Nelson Vásquez o Moritz III, dj integrante del colectivo bogotano Overcast, cuenta que, debido a una reflexión personal sobre el uso responsable de los recursos digitales y el ancho de banda, ha decidido participar como asistente de las fiestas más que como gestor. En su experiencia ha sido muy interesante presenciar esta nueva forma de relacionarse online. Para él la fiesta virtual ha suscitado que la gente dialogue, que intervenga o trate de relacionarse con otros. Sin embargo, cuenta que no ha podido permanecer más de hora y media en las fiestas porque la disposición mental y corporal es completamente distinta. 

Además, como músico y artista siente todo el contenido que se está haciendo como un bombardeo de información. Para él ver cuatro streamings de lo mismo al día no resulta interesante ni mucho menos propositivo. Reconoce que la escena de djs colombiana es muy sólida y muy talentosa pero considera que necesita ser más consciente de los contenidos que propone y de la manera en que lo hace. 

“En nuestro afán de no perder el público, de respaldar nuestro nombre y nuestra carrera, etc, hemos caído en estar conectados todo el tiempo y siento que esa no es la necesidad artística primordial. Pienso que hay que detenerse y evaluar los contenidos, proponer nuevas formas de relacionarse”, opina. 

Nelson se conecta mucho más motivado por la calidad musical que por la fiesta en sí, aunque comenta que de alguna manera esta nueva experiencia en fiestas sí ayuda un poco a reducir la distancia emocional que genera toda esta condición de estar lejos el uno del otro. 

Paquita por ejemplo cuenta que ha visto gente que de verdad se ha logrado enfiestar en todo el sentido de la palabra y de formas que jamás se imaginó, como tomándose algo solo desde casa, lo que para ella antes podía verse como algo exclusivo de alcohólicos. Dice también que ha visto gente haciendo otro tipo de rutinas mientras está en la fiesta. “Una vez tocando alguien me escribió: esto estuvo perfecto para acompañarme a lavar los baños”, cuenta. 

Lady Hunter Texas cuenta que no ha logrado enfiestarse a pesar de que ha participado como asistente en muchas fiestas virtuales. “Cuando iba a una fiesta tenía la sensación de que había una especie de protocolo, de ritual para poder ir. Te vistes como quieres que te vean, si te vas a drogar buscas las drogas anticipadamente o te embriagas y después llegas al club. Te encuentras amigos, bailas, sientes la música. Lo que pasa por Zoom trata de ser lo mismo pero hay una cosa con la privacidad de estar en la casa, que no me ha convencido del todo”, cuenta. 

Para Camilo la casa es un lugar que se opone completamente a la fiesta, es un lugar de regocijo, de reflexión y de calma, entonces se ha conectado más que nada por la curiosidad de ver quién más lo está o para escuchar los sets de algunos djs que en otras condiciones probablemente no podría ver, pero no con la intención de pararse a bailar o ponerse en el mood de enfiestarse. 

De su lado, Los Hijuepuerquis han presenciado todo tipo de conversaciones y reflexiones a partir de la fiesta que hicieron. Comentarios como: “Me hizo falta el olor, el roce, la mirada a la gente. Es más, en la mañana que me levanté con ese guayabo... me hacía falta el olor a fiesta en mi cuerpo para que me hiciera sentido lo que estaba sintiendo” o “Es raro el espacio. El no tener que desplazarte. Yo estaba sentando en el sofá comiendo y de repente se volvió mi farro. Bacano eso” hicieron parte de la larga lista de reacciones que recibieron después de la fiesta. 

Así pues, envueltos todavía por la niebla de la incertidumbre sobre cuándo se podrá salir de fiesta de nuevo, estos y otros gestores están intentando construir nuevos espacios, nuevas alianzas y sobre todo nuevas formas de vivir la música. Unos con fines económicos y otros por amor al arte, han logrado llevar nuevas propuestas hasta la sala de las personas, buscando ofrecer un poquito del extrañado y anhelado contacto social, aunque sea virtualmente. Esta experimentación apenas comienza y de seguro surgirán nuevas formas de vivir la fiesta en tanto regresa –si es que pasa– la acostumbrada normalidad.

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