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TOT: gatos surrealistas, pop art y la defensa de llevar el arte urbano a las galerías

Este artista bogotano dice estar en un momento de su carrera en el que busca la tranquilidad, alejado del bombing y apostándole a la escultura o los cuadros en lienzo para exponer en espacios cerrados. Influenciado por la obra de Andy Warhol y Basquiat ha mostrado su trabajo en ciudades como Tokio o Miami.

Daniel Fandiño / @sinsecuencia

En el taller que Giovanny Sánchez tiene en la localidad de Barrios Unidos, en Bogotá, cuatro gatos -dos de ellos completamente negros- se pasean entre esculturas y cuadros que, en un rápido vistazo, dan cuenta de la admiración que él siente por estos animales. Su lugar de trabajo y su obra son una muestra más de lo que ha sido su ya larga relación con los felinos: “Desde niño he vivido con gatos, siempre pintaba a mi mamá, a mi papá y a algún gato por ahí. Cuando tenía 13 años, hice mi primer grafiti y era un gato. Por eso ya es un símbolo de mi obra”, dice este artista, quien paradójicamente le debe su nombre artístico –TOT- a un perro que tuvo de pelado.

 

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Y así como estos animales lo han perseguido desde niño, también lo ha hecho la pintura, a la cual se acercó cuando llegaba a la casa de sus tías con los bolsillos llenos de municiones, en forma de crayolas, para pintar algún felino en esas paredes que marcaron su infancia. “Me tenían pavor… Si me encerraban en el baño, les rayaba las paredes del baño; era una caspa porque me encantaba rayarlo todo, podría decirse que hacía grafiti desde chiquito”, cuenta hoy, a sus 37 años, recién llegado de Tokio, Japón, a donde fue invitado para exponer su trabajo en la Gallery 21 de esa ciudad.

 

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Exposición desarrollada en la galería GEA (2015)

 

Las inquietudes que tuvo desde niño, cogieron forma cuando pasó por la Universidad Nacional, en Bogotá, convirtiéndose en un profesional de Bellas Artes, Diseño Gráfico y Videoarte. Siempre muy cercano a la academía, esa formación universitaria la complementó también con su paso por la Academia de Artes Guerrero y la Escuela de Artes y Letras.

 

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Su trabajo ha sido una evolución de estilos, siempre caracterizados por la abundancia de colores (pop art, surrealismo, expresionismo abstracto, neopop), pero también de técnicas y espacios para expresar su arte. Gracias a su paso por la academia, conoció y perfeccionó diferentes formas de elaborar su obra, una de ellas la escultura. “En esto uno pasa por todas las técnicas, en la escultura prefiero la fibra de vidrio, que es la utilizada por los grandes artistas contemporáneos. Considero que lo que hago son esculturas para la nueva generación”, asegura. Además, su obra también abarca stickers, cuadros sobre lienzo e intervenciones a prendas de vestir.

 

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En cuanto a los espacios donde ha expuesto, TOT no olvida que empezó en la calle, haciéndolo como “un regalo a la gente”. Pero con el tiempo se ha involucrado con marcas comerciales como Samsung, Intel o Nike, lo cual lo ha llevado a ser cuestionado por la relación entre lucro y arte urbano. TOT es contundente ante esta discusión: “Si no existieran las marcas, creo que sería distinto, ya que muchos de los trabajos importantes que he llevado a cabo han sido con empresas grandes. Esto lo veo como el resultado de haber estado en una universidad y es lo mismo que le pasa a cualquier persona que estudia una carrera: yo esto lo proyecto como una empresa y si me permite difundir mi arte por muchos países pues maravilloso”, explica. También les hace frente a la críticas que, por lo general, recibe de parte de ciertos sectores más cercanos al grafiti, quienes aseguran que trabajar para marcas y/o publicidad es ‘venderse’: “El arte es libre y cada artista puede hacer con su obra lo que quiera. Hay gente que vende millones de dólares en arte y se lo merecen porque detrás de eso hay una trayectoria y un recorrido”, alega.

 

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Esa ‘comercialización’ del arte podría remontarse a la década de los sesenta, cuando el artista estadounidense Andy Warhol empezó a posicionar el pop art como un estilo que hizo de marcas famosas como Coca-Cola o Campbell’s íconos de la talla de Marilyn Monroe o Elizabeth Taylor. Veinte años más tarde, se introduciría la obra del francés Jean-Michel Basquiat a las galerías más importantes del mundo, permitiendo que expresiones con características urbanas se tomaran estos espacios, ya que antes de eso pertenecían solamente a las élites. “Basquiat es el papá de esta movida. Llevar el arte de la calle a la galería ha sido un éxito que ha permitido que grandes galeristas, curadores y coleccionistas crean en esto. Mucha gente quiere la obra de la calle porque está viva y es latente, y la única manera de adquirirla es en una galería. Eso me parece positivo”, dice TOT, quien ha expuesto en diferentes galerías, entre las que se destaca la Art Fusion Galleries, en Miami, Florida.  

 

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Al exponer su obra en galerías, TOT ha encontrado una fuente de ingresos, lo cual ve como un sueño hecho realidad. Al bombing callejero –salir a pintar en las calles– no le ha perdido el cariño, pero la etapa en la que se encuentra como artista no se la deja fácil para seguir practicándolo. “Actualmente prefiero estar tranquilo pero cuando se presenta la oportunidad, por ejemplo en otros países que las multas son demasiado pesadas, lo he hecho y se siente una adrenalina inmensa. Ahora trato de hacerlo legal porque pasé por unas carreras y considero que en esto uno también debe tener respeto sobre lo que se aprende”, afirma. Una de sus pintadas en muros que recuerda con más emoción la realizó en Wynwood, en Miami. Otro aspecto que ha venido profundizando con su obra es el de apoyar causas sociales, como la campaña Plan por la Niñez, promovida en 2015 por la Fundación Plan, una organización social que trabaja hace más de 55 años en la promoción de los derechos de los niños colombianos.

 

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Recién llegado de Tokio, este artista bogotano valora el hecho de que la capital japonesa se haya convertido en uno de los lugares en los que mayor acogida tiene: el año pasado dictó un taller en la Universidad de Tokio sobre diseño de modas, que le ofrecieron como cátedra permanente pero tuvo que rechazar. “En Japón se valora mucho el arte y hay mucho gusto por los gatos. A la exposición fue el embajador y para mí eso fue gratificante”, cuenta. La exposición estuvo abierta hasta el pasado 27 de mayo, pero volverá a esta ciudad en octubre, pues ya recibió una invitación del Museo Nakamura. Mientras llega eso, TOT estará en Medellín, en la galería Arte Loft, junto al también artista Aníbal Gomescasseres, exponiendo Digi-Pop, un espacio en el que una vez más muestra su obra llena de gatos y color.

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