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Ache HTM y sus petroglifos que incomodan a multitudes

Desde Zarama, Ecuador, llega este artista influenciado por el punk y la escultura para exponer su más reciente trabajo, ‘Pictoglifos’, en el Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá. Su obra, inclinada hacia el movimiento brasilero de la pichação, es una intervención de baldosas, fundición, soldadura y talla que ha trabajado en diferentes espacios públicos de la capital.

Enka / @enkailustracion

Desde los 15 años, el artista ecuatoriano Juan Pablo Vallejo está metido en la vuelta del punk. Incluso, con su banda R.A.T.A.S., ha girado por Latinoamérica y así ha ampliando su percepción de lo que es ser punkero. Estando en esas, este man, mejor conocido como Ache HTM en el mundo del arte urbano, se dio cuenta que estaba siguiendo el cliché del punk: se juntaba con sus amigos para enfiestarse y drogarse, y sin organizarse para realmente protestar o expresar la rabia que caracteriza a los punkeros. Pero eso cambió en 2008, cuando se fue a mochilear por Suramérica.

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“Me fui ‘punketeando’, vendiendo poemas, tocando canciones con una coquita y pidiendo plata”, recuerda Ache HTM sobre este viaje, el cual lo llevó hasta Sao Paulo, ciudad brasilera donde se interesó por la pichação, un estilo de intervención que estéticamente resulta poco agradable pero tiene la intención real de expresar un descontento con la sociedad. “Antes veía el grafiti como cosa de raperos y luego en Brasil estuve con los ‘punkies’ que practican pichação. Sentí esa esencia de ataque visual y social, algo contestatario y veía que no era como los grafitis que buscan calidad, perfección y refinamiento”, explica el artista sobre su acercamiento a este movimiento.

(También le puede interesar ‘Los trazos enfadados de la pichação brasilera’)2_5_0.jpg

 

Cuando volvió a Ecuador, Ache HTM se juntó con su mejor amigo para pintar letras al estilo que había visto en Brasil, y del mismo modo que lo hacían allá: del techo a la tierra. Al principio solo pintaba  ‘punk’, ‘streetpunk’ y ‘HTM’; con el tiempo empezó solo a escribir 'HTM', una sigla cada vez más constante en sus trabajos. “Me gustan el rock y el punk y crecí viendo letras como las de Iron Maiden y Metallica”, cuenta el artista sobre sus primeras influencias en cuanto al uso de tipografía, que se suma a la influencia que recibe de los petroglifos, abundantes en la ciudad ecuatoriana de Zaruma de donde es originario. “En mi pueblo hay petroglifos que fueron hechos mucho antes que el punk, The Clash, el grafiti, los españoles, los incas… antes que todo”. Ese, dice, fue el punto de partida para crear el nuevo lenguaje que hoy lo caracteriza como artista urbano. 

Sus estudios en Artes Plásticas e inclinación por la escultura le dan una faceta de artista plástico que sabe complementar con la de grafitero. De la escultura destaca el volumen, la materia y todo lo que conlleva su proceso de construcción. En su trayectoria como escultor ha elaborado tres esculturas, de las cuales ha vendido dos y así ha podido impulsar su proceso de exploración, construcción y, como dice él, de poder “pelear con el material”. Sean esculturas o grafitis, Ache HTM tiene claro que todo lo que busca con sus obras es generar tensiones, incomodar y no complacer al público, enseñanzas que le dejaron la pichação y el punk. Y claro, todo ligado al arte, una disciplina que, para él, no es como una ingeniería. “Sales de la universidad y ya eres ingeniero, pero el arte toma mucho tiempo para perfeccionarse” es una frase que lanza y compara con la canción ‘Arroz con habichuela’, del Gran Combo, para referirse a que en esta disciplina todo lleva su tiempo. 

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Después de dos exposiciones individuales en su país, el artista ecuatoriano llegó a Colombia, un país que ve como su segunda casa, para presentar su más reciente trabajo, Pictoglifos, en el Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá (MAC). Todo el proceso ha sido realizado de la mano del MAC, el curador Juan David Quintero y de un par de colaboradores cercanos al museo que ayudaron al artista a realizar las piezas. Sin embargo, la instalación de las mismas las realiza por su cuenta, incluso llevando un triciclo con tres cuñetes de mezcla preparada y uno de engrudo, además de las baldosas y el equipo de soldadura, entre otras herramientas. “A veces me siento como Jesús cargando mi cruz”, bromea.

La exposición cuenta con cuatro improntas principales: baldosas, fundición, soldadura y talla o marcas, todas trabajadas en la capital. 

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De las 16 baldosas que existen de Ache HTM en Bogotá, 12 están en las calles de la capital, tres expuestas y una en su colección personal. Son piezas creadas con concreto, cemento Tequendama y arena de río, con dimensiones de 40cm x 40 cm x 5 cm. “En el inventario de baldosas de este año, el alcalde Peñalosa puede decir que hubo un incremento”, bromea el artista. En cuando a la fundición, el trabajo consiste en rellenar losas o espacios con cemento hasta nivelarlo, después le pone el símbolo de Ache HTM en icopor, dejando así la forma abstraída del espacio. De estas improntas, el ecuatoriano ha realizado 10 en nuestra capital. La soldadura es quizás una de las intervenciones más complejas, pues es necesario contar con electricidad, por lo cual el artista debe recurrir a la colaboración de los vecinos para poder dejar la impronta en sus casas o en espacio públicos. De estas, hay dos en casas y dos en espacio público. La talla es una de las acciones que mas disfruta Ache HTM, y para esta actividad solo necesita maceta y cincel y encontrar el spot mas indicado, que en el caso de Bogotá son las alcantarillas. Si bien en Ecuador usaba mucho los bolardos como sustrato, cuenta que en Bogotá, a la que ve como la capital mundial del bolardo, no existe suficiente superficie muy plana, complicando más este proceso.  Aproximadamente 15 improntas de talla son las que ha dejado el ecuatoriano en la Bogotá. 

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Si un día de estos va por la calle y ve lo que parece ser un contratista de la Alcaldía, con sus guantes, gafas y chaleco de protección, puede que en realidad se trate de Ache HTM haciendo una de sus obras. Aunque los usa como elementos de seguridad, en realidad termina por despistar y “tramar” a los policías y transeúntes, a los cuales más de una vez ha tenido que decirles que está buscando una tubería o que es para la “tesis”. 


Agéndese para visitar la exposición Pictoglifos en el Museo de Arte Contemporáneo, que estará abierta del 7 de febrero al 7 de marzo. Pille más información de este evento en nuestra agenda cultural.

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