‘El Rio de la Vida’: 213 fachadas de Los Puentes convertidas en el mural más grande de Bogotá
Dos meses después de irse a vivir a este barrio, en la localidad Rafael Uribe Uribe, el parche de grafiteros Ink Crew y Franco de Colombia, con la ayuda de los 870 habitantes, entregaron esta maravillosa obra.
En Los Puentes, detrás de las casas, está la montaña que hace las veces de base natural para la estructura de las viviendas, inclinadas y montadas casi una encima de la otra. Por eso, para moverse por este barrio hay dos opciones: las calles paralelas al río Chiguaza o las escaleras que lo atraviesan de arriba a abajo. Desde las casas más altas se pueden ver las terrazas habitadas por gallos, los patios con pitbulls tomando el sol y los varios techos de zinc que intentar proteger del implacable clima bogotano, que en alguna ocasión ha provocado deslizamientos en esta zona.
Así es este barrio, ubicado en la localidad Rafael Uribe Uribe en el sur de Bogotá. Hasta allá llegaron, a principios de abril, 5 grafiteros con la misión de revitalizar las 213 fachadas que componen Los Puentes. Después de las reuniones de gestión administrativa y socialización con los más de 870 habitantes, los tipos de Ink Crew (Skida , Ospen, Dexs y Skore), además de Franco de Colombia, se fueron, literalmente, a vivir con la comunidad mientras duró la intervención artística.
Fueron dos meses de trabajo intenso con los habitantes y el próximo 24 de mayo darán las pinceladas finales de El Río de la Vida, nombre escogido para la obra que hace parte de Desmarginalizar, un proyecto impulsado por la Secretaría de Hábitat y la Fundación Orbis cuyo objetivo es darle una nueva cara a 30.000 fachadas en la capital hasta 2019.
Por la complejidad de “lienzo” y ambición del mural, catalogado como el más grande de Bogotá, el equipo de trabajo que participó en la elaboración fue más amplio de lo que normalmente se utiliza en estos proyectos y, además del grupo artístico, 6 personas aportaron desde la planeación técnica.
“No era un plano normal: tocaba jugar con las diagonales, la escala y la perspectiva que nos da el barrio”, explica Skida. Por eso mismo, una de las funciones que tuvo Franco, por ejemplo, fue la de dirigir a distancia a Ospen, Skore y Dexs, echando mano de walkie-talkies y un monóculo, después de intentar la dirección usando un láser.
La obra, como dicen ellos mismos, fue demandante pero satisfactoria, sobre todo por ser el resultado de un trabajo que involucró activamente a la comunidad: 110 personas del total de habitantes de Los Puentes participaron en la producción artística y logística, poniendo su grano de arena gracias a sus conocimientos en estuco y pintura y en trabajo en alturas. “No es solo ir a pintar por pintar, sino que existe una interacción entre artistas, técnicos y comunidad”, explica Ospen.
Además de revitalizar las fachadas, los artistas aprovecharon su estadía en el barrio para realizar talleres de apreciación y formación artística con los niños de Los Puentes y lograron pintar el nombre de su barrio en una pared con la guía de Dexs. Así, a punta de involucrarse con la comunidad, es que el proyecto fomentó la apropiación, a través del arte, de estos espacios. “Se trata de ver cómo la comunidad se apropia de su espacio, de cómo le puede embellecer su entorno, de cómo lo hace más amable y ameno”, sostiene Ospen.
Si quiere ver más imágenes del proceso de creación del mural, le dejamos el Instagram de Ink Crew aquí.