Cristina Salgar: entre plantas y chicas
Esta cucuteña tiene 20 años y una notable sensibilidad visual. Seleccionamos las mejores imágenes de un proyecto fotográfico que ha venido desarrollando desde hace dos años en el que se mezcla su obsesión botánica y la sensualidad femenina.
Cuando Cristina nos envió sus fotografías dijo: “Son mis chicas y se las entrego con mucha confianza”. ‘Sus chicas’ —y en general sus fotos hasta ahora— mantienen un diálogo con la naturaleza en un lenguaje visual bastante sutil, pensado desde la preproducción hasta la “pos”.
Es ella quien convence a estas mujeres (usualmente inexpertas en el campo del modelaje) para que participen en una sesión de fotos en su casa, un lugar en el cual Cristina puede disponer de la escenografía como se le dé la gana.
Colecciona, en una suerte de mueble de boticario, las plantas que va encontrando. “Lo que más me importa son las hojas: que sean muy grandes y muy verdes —dice Cristina—. Los jardines botánicos son mi debilidad y la obsesión por recolectar hojas de plantas la he tenido desde siempre”.
Hace dos años unió esta obsesión botánica con la sensualidad femenina. “Siento mucho placer al resaltar la belleza de las chicas que tengo cerca, sobre todo cuando ellas no tienen idea de lo hermosas que son. Ellas, acompañadas de las plantas, me permiten encontrar formas y texturas”.
Cristina considera que el principal logro de su proyecto es el camuflaje y contraste de chicas y plantas, elementos que nunca deben perder armonía. Una de las sesiones que más le gustó hacer fue la de María Montoya.
“En agosto del año pasado pude tomarle fotos a María, a quien quería invitarla a una sesión desde hacía mucho —cuenta Cristina—. Como ella es una niña perfeccionista y muy blanca, me di cuenta de que era la oportunidad para usar unas hojas lisas y brillantes (como el pelo de María) que tenía guardadas en mi mueble de boticario”.
Tuvo la oportunidad de mostrarle su trabajo a Ruven Afanador y el prestigioso fotógrafo de moda colombiano la invitó a experimentar con plantas marchitas y spots en los que ‘sus chicas’ no se sintieran tan cómodas… Cristina prefiere quedarse (por el momento) en esa zona de confort actual que responde fielmente a su idea inicial.
Antes de estudiar Artes Visuales en la Javeriana, Cristina llevaba cuatro años experimentando con la fotografía. Aunque agradece el interés que le inculcó esta carrera por la dirección de arte —fundamental en su obra— está convencida de que en Berlín, en donde empezará a estudiar fotografía próximamente, logrará desarrollar todavía más este proyecto que, según ella, debería desembocar en desnudos.