Los óleos de Daniel Caro son tan reales como las fotos
Sin ningún tipo de guía universitaria, el bogotano Daniel Caro, a sus 29 años, ha alcanzado niveles artísticos bastante avanzados. Su perfección para hacer pinturas realistas al óleo y carboncillo le ha abierto las puertas de galerías de Europa, Estados Unidos y Latinoamérica.
Daniel tiene habilidades con el pincel, el grafito y el carboncillo que muchos estudiantes de Arte de las escuelas más prestigiosas desearían poseer. Lo sorprendente es que este bogotano, por falta de dinero y por no haber sido aceptado en ninguna universidad pública, siguió estudiando por su cuenta, como un autodidacta. “Me rechazaron cuatro veces para estudiar Artes Plásticas”, confiesa.
Y se siente satisfecho de haber aprendido solo. Aunque hay temas que le toman más tiempo asimilar, se ha enfocado exclusivamente en lo que le interesa. “Las universidades no dan tanta libertad cuando tratan de abarcar todo sin profundizar en nada”.
No sabe de donde sacó esa destreza para la pintura, ya que en su familia nadie dibuja. Podría decirse, entonces, que es una asunto innato. Recuerda que en primaria sus compañeritos hacían fila para que les hiciera los trabajos que tuvieran que ver con dibujo. A pesar de que Arte no era su materia favorita, nunca dejó de dibujar, así se tratara de caricaturas de los profesores.
Las técnicas modernas de ilustración no le agradan, por eso se inclina hacia el arte tradicional. Comenzó a hacer dibujos con grafito y carboncillo (elementos que recomienda para cualquier principiante) pero se sintió obligado a trastearse al lienzo y los óleos. Para él, esa técnica brinda mayores posibilidades, ventajas y control que las demás.
Ha elegido el realismo porque admira las pinturas que parecen fotos; Daniel considera que es algo que cualquier dibujante habilidoso intentará hacer tarde o temprano. Él, por su parte, no se ve dejando de hacer obras de este tipo.
Pinta con modelos de referencia y muy pocas veces improvisa. Cree que al ojo no se le puede engañar y en el realismo cualquier inconsistencia es rápidamente evidenciable. Su estudio es pequeño y por eso cuando va a dibujar objetos de gran tamaño usa fotografías de referencia, las cuales puede pasar días editándoles el color o fusionando con otras fotos. Así crea lo que llama un “popurrí de ideas”.
Su obra no se amarra a elementos establecidos, pero en varios cuadros hay figuras de origami. El arte de doblar papel para crear volúmenes complementa algunas de sus obras, por la saturación de colores, los pliegues y los juegos de luces y sombras que se forman alrededor de las figuras. Para Daniel Caro, hay que tener un coeficiente superior para poder crear algo a partir de una hoja de papel.
Precisamente dos de sus pinturas favoritas tienen volúmenes hechos de papel: ‘Senbazuru’ y ‘Cosmos’. “Esas obras, junto a ‘Metrópoli’, son de las que hubiera preferido no vender. Creo que no las podré igualar en mucho tiempo. ‘Senbazuru’ incluso la repetí completa, pero valió la pena”.
Terminar un cuadro le toma más o menos un mes, sin importar el tamaño. Siempre afina el ojo para estar pendiente de los detalles y los colores. “Pienso que los ojos son los que pintan, no las manos -dice-. Hay obras a las que les veo tantas dificultades que nos las puedo finalizar. Debo tener más pinturas en la basura que las paredes”.
Su talento ha sido más apreciado en otros países que en Colombia; sin embargo ya expuso en ArtBo. Sus óleos se han expuesto en galerías y ferias de arte de Europa, Panamá, México y Miami. Siente que para ser autodidacta ha corrido con bastante suerte.
A sus 29 años, Daniel ya tiene un nivel que muchos en toda una vida difícilmente podrían igualar, pero no se conforma y tiene otros planes y técnicas para añadir a su obra. Piensa cambiar sus figuras origami por personas; ya lo ha hecho pero nunca en óleo. También quiere retomar y experimentar otras técnicas como la acuarela, el pastel y la tinta.
Estas son las realistas pinturas al oleo de Daniel Caro: