Los gif como arte
Desde hace un tiempo los gif han sido adaptados para fines diferentes a los recreativos
y humorísticos. Hoy son también utilizados por artistas gráficos para plasmar su
forma de ver y pensar el mundo y también para sensibilizar gracias a los significados
ocultos que se encuentran en sus propuestas visuales.
El gif fue reinventado, hoy muchos artistas visuales ven en las imágenes estáticas y en movimiento la clave de detalles que antes se pasaban por alto. Esa aparente herramienta de distracción ahora ayuda a dar forma a ideas y sentimientos. Cartel Urbano y Grolsch hablaron con tres artistas que se valen del gif para recrear su entorno y convertir situaciones normales en algo fuera de lo común.
Expresar por medio de la ironía: Ibon Mainar
“Mi intento es que sea como si estás buscando algo dentro de una caja que está llena de cosas y empiezas a revolverlas y sacar cosas, hasta que de repente dices: ‘!Esto estaba buscando!’”, así describe Ibon su trabajo.
Tiene 36 años, estudió Dirección y Gestión Hotelera en la Universidad Autónoma de Barcelona, y después Ciencias Empresariales en la Universidad del País Vasco. Vive y trabaja en San Sebastián (Donostia) y desde hace unos 14 años se dedica al arte contemporáneo. Encuentra en el gif un espacio para expresarse por medio de la ironía, donde anima ambientes propios de la cotidianidad. Como muchos, conoció la herramienta gracias a Tumblr y se sintió atraído por el carácter loop infinito que tiene el gif: recrear escenas que no tienen ni un principio ni un final. Se apoya en la repetitividad del movimiento para combinarla con un lenguaje irónico y producir algo de humor en sus creaciones.
Empezó averiguando en Internet cómo se realizaban y probó una base pictórica. Mainar consideró que los cuadros del famoso pintor estadounidense Edward Hopper son perfectos en todos sus aspectos para ese fin. Su trabajo no dista mucho de lo que hace normalmente quienes lo utilizan para divertirse; toma una imagen de Internet, la anima y la vuelve a subir con formato gif.
El efecto hipnótico de Isabel Chiara
Define su estilo como el producto de una estética barroca, con una gran carga crítica y mucho sentido del humor para poder huir de la lección moral, algo que le aterra en el arte. Afirma ser obsesiva en cuanto a la composición de la escena, tomando como inspiración la teatralización del barroco, pero también hay algo del cine de vanguardia, la novela negra y el sketch humorístico.
Isabel nació y vive en Sevilla, estudió cinco años en la Escuela de Artes de Sevilla y se diplomó en diseño gráfico, aunque su carrera profesional comenzó en el sector del periodismo colaborando como freelance en algunos diarios. Para ella el gif es un formato atractivo para representar acciones que se desarrollan dentro del cuadro, un bucle sin fin que produce un efecto hipnótico e impregna un sentido metafórico en la imagen gracias a su repetitividad.
Isabel siempre tiene ideas en la cabeza. A veces un trabajo surge como consecuencia de una imagen; otras veces busca la imagen previamente a lo que planea desarrollar, y en el camino van apareciendo otras muy sugerentes. Por esta razón suele trabajar varias series a la vez, porque le desespera la idea de perder el hilo que ha encontrado. Trabaja con material puesto en dominio público ya sean obras de arte, fotografías, dibujos o audiovisuales y, prefiere animar cuadro a cuadro de forma artesanal.
La justa mezcla de A.L. Crego
“Creo que el truco está en coger un poco de todo y saber mezclarlo en su medida justa. Y probar mil cosas”, afirma A.L. Crego.
Crego tiene 27 años, es español y se considera un autodidacta. Su intención es lograr que el contenido visual sea atractivo y llamativo, pero sin descuidar el significado de la obra. Se inspira en la calle, en la multitud anónima, en momentos que parecen ocultos y vacíos pero que explican cosas que están más allá de la vista.
Asegura tener muchas influencias y a la vez ninguna, pues no pretende emular ni imitar a nadie: “Cierto es que la obra de muchas personas me influye en cuanto a técnicas e ideas, pero bebo un poco de todo. La literatura, la música, el cine, la escultura, la luz, las formas, los loops, sombras, sonidos…”, manifiesta.
Inició animando sus propias fotografías y el resultado era exactamente lo que buscaba: un punto intermedio entre la fotografía y el vídeo, donde sin ser un video, contiene movimiento, y sin ser una foto, se mantiene estático. Así descubrió que su intención era hacer fotografía urbana con movimiento. El movimiento lograba enfatizar esos elementos que quería destacar sin tener que centrarse en ellos con la cámara. De esta forma empezó a hacerlo con las fotografías de street art que toma y, como empezó a quedarse corto de material, recurrió a artistas que encontraba en la red y que consideraba que tenían una obra con algún contenido apto para acentuar.