Ud se encuentra aquí INICIO Musica Titan Los Miembros Originales De Kraken Se Reunen Para Llenar Un Vacio Historico

Titán: los miembros originales de Kraken se reúnen para llenar un vacío histórico

Elkin Ramírez aparte, los primeros años de Kraken tuvieron como protagonistas a nombres desconocidos para muchos hoy en día: Gonzalo ‘Gonzo’ Vásquez, Jaime Ochoa, Jorge Atehortúa y Hugo Restrepo. Tres décadas después del debut en el Teatro Lux de Medellín, varios de los tipos que acompañaron a Elkin esa noche se juntan para actuar en vivo, hacer nueva música, y para que los seguidores de la banda conozcan la alineación inicial de la mítica agrupación.

Andrés J. López / @vicclon

Durante la primera década de existencia de Kraken, Elkin Ramírez trabajó prácticamente con los mismos compañeros que compusieron las melodías, riffs y solos de los primeros cuatro discos: Kraken I, Kraken II, Kraken III y Kraken IV: Piel de Cobre. De estas placas salieron clásicos como ‘Vestido de cristal’, ‘Escudo y espada’, ‘Rostros ocultos’ y ‘Méxica’, entre otros. Ya para 1997, Elkin era el único que se mantenía de la formación original y su figura creció mientras que la de sus compañeros fue en sentido contrario. Los nombres de Gonzalo ‘Gonzo’ Vásquez (baterista en I, II y III), Jaime Ochoa (teclista en III), Hugo Restrepo (guitarrista en I, II, III y parte del IV) y Jorge Atehortúa (bajista en los primeros cuatro álbumes y en Kraken V: El símbolo de la huella) fueron opacándose, al menos a los ojos de las nuevas generaciones de fanáticos.

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Pero la música, como en todo, ofrece regresos y revanchas, si se quiere. Y por cosas que obedecen a la casualidad, estos cuatro tipos se juntarán de nuevo en un escenario este 22 de septiembre, exactamente 34 años después del primer concierto de Kraken, que sucedió en el Teatro Lux de Medellín. Bajo el nombre de Titán —apelativo con el que se referían a la banda de Elkin—, Gonzalo, Jaime, Hugo y Jorge se reunieron en un proyecto que llega a proponer nueva música y también a revivir los temas que definieron los pasos iniciales de Kraken.

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Sus primeras presentaciones fueron el 8, 9 y 10 de febrero de este año en el Teatro Pablo Tobón, en Medellín, junto a la Sinfónica de Antioquia. Allá, con varios cantantes invitados, interpretaron himnos de la banda como ‘Lágrimas de fuego’, ‘Soy real,’, ‘Aves negras’, ‘No me hables de amor’, entre otros. Luego de eso, al cuarteto se sumó el vocalista Pedro Pablo Arias, miembro de Antártica y Kuza Xué.

Antes de su presentación en el Auditorio Palermo (Carrera 17 # 48 – 41), tuvimos la oportunidad de hablar con Hugo sobre este nuevo proyecto, ahondamos en los primeros años de Kraken y nos habló sobre la responsabilidad de Luis Ramírez (bajo), Andrés Leiva (guitarra), Rubén Gelvez (teclista), Julián Puerto (batería) y Ricardo Wolf (guitarra rítmica), los últimos músicos con los que Elkin trabajó, de perpetuar el legado de la banda.

 

¿Qué es Titán?

Es una banda que nace como una propuesta nueva de la escena nacional, como cualquier otra que hoy se esté formando. El componente diferenciador en nosotros es el historial en nuestras espaldas de haber pertenecido a Kraken en los primeros cuatro discos, en el caso de Jorge hasta el quinto. Eso lo hace atractivo pero no ganador de entrada; nos toca empezar de nuevo así tengamos a favor un montón de canciones que compusimos y que la gente conoce. Pero entramos a hacer la fila como todo el mundo, a ganarnos un espacio y demostrando. Una cosa es lo hecho hace 30 años y otra ahora. No es vivir de lo pasado sino proponer también.

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Hugo y Elkin. Pantallazo del video 'Escudo y espada'.

 

 

¿Por qué ahora?

Cuando Elkin falleció —el 29 de enero de 2017—, nos generó a todos un choque emocional fuerte y eso hace que nos reunamos luego de 25 años. Yo me veía con ‘Gonzo’ y ‘Richi’ (Ricardo Posada, guitarrista en Kraken I) con regularidad. Con Jorge no y con Jaime muy pocas veces porque vivía en Miami y cuando venía a Medellín hablábamos telefónicamente. Eso nos volvió a amalgamar y el Teatro Pablo Tobón Uribe nos ofreció un proyecto muy bueno para hacerle un homenaje muy merecido a Elkin. Una vez tocamos, vimos la dinámica y la disciplina de ensayar y aprendernos las canciones, por lo que obviamente renació la esencia de querer tocar. Como lo he dicho siempre, soy de todo menos gerente, economista y mercadólogo. Estudié Mercadeo y Finanzas pero porque me tocó, sino estaría en un escenario. Entonces la esencia de nosotros es crear música, tocar, estar en los escenarios. Haber vivido eso el pasado febrero con el homenaje sinfónico nos gustó y quisimos ensamblarnos de nuevo y volver a tocar nuestras canciones porque están en nuestro derecho moral y legal, porque son de Elkin, ‘Richi’, ‘Gonzo’, Jorge y Hugo y algunas de Jaime en el III.

Paso seguido, el manager nos presentó a Pedro Pablo Arias, a quien conocía como baterista. Se me hizo extraño un baterista cantante, pero resulta que al abrir la boca nos dejó a todos desencajados porque tiene un timbre espectacular, una capacidad torácica enorme, afinado, con una buena puesta en escena y admirador de Elkin y la banda de toda la vida. En ese orden de ideas, fue una serie de eventos que nos llevó a lo que es Titán hoy, sin planearse. Aparte del manager, también regresaron nuestro ingeniero de sonido y el stage manager cuando se enteraron de esto porque no podemos colgar eternamente nuestros instrumentos y guardarlos, menos ahora que tenemos empresas y empleos que nos dan para vivir. Ya nos podemos dedicar a esto por pasión y amor.

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Hugo y Elkin. Pantallazo del video de 'Escudo y espada'.

 

 

Entonces planean hacer nueva música

Claro, ese fue el primer lineamiento que nos dio el manager. Nos dijo que se metía al proyecto si escribíamos nueva música a nuestro estilo y generando propuesta, porque no nos podemos quedar eternamente reciclando lo que hicimos. A eso se le debe poner un componente novedoso de cómo suena el heavy metal en 2018 porque en esa escena de Altavoz o Rock al Parque falta alguien que retome un poquito lo que es la vieja escuela sonando como suena hoy en día esa vieja escuela.

 

Titán tocará un 22 de septiembre, exactamente 34 años después del debut de Kraken…

No escogimos la fecha, fue una de esas coincidencias más. Creo que se iba a hacer antes y las cosas no se dieron, entonces se corrió a esa fecha pero no teníamos conciencia de eso hasta que Carlos Oñoro (el organizador) nos mostró una publicación de la boleta. Con Elkin dimos nuestro primer concierto un 22 de septiembre en el Teatro Lux, del barrio Manrique de Medellín, en 1984. Ahí nacimos como Kraken.

 

¿Qué recuerda de ese primer concierto?

Para nosotros fue nuestro primer concierto. Elkin obviamente tenía más cancha, era como un ídolo que ya pertenecía a la escena local y había tocado en un grupo llamado Kripsy y en Ferrotrack. Entonces para nosotros era un validador; jamás pensamos que él fuera a tocar con unos sardinos mucho menores que él, porque me llevaba unos cuatro años y cuando se es adolescente esa diferencia sí se siente. Se vendieron 920 boletas a $200 pesos cada una. Yo estaba muy nervioso en ese pseudocamerino, muy ansioso, no sabía si iba a sufrir de pánico escénico, si me iba a equivocar de cuerda por los nervios, pero una vez me monté desapareció esa sensación, me apoderé del escenario, del instrumento y me fue bien. No sé qué sintieron los otros pero esa fue mi experiencia.

 

¿Recuerda qué tocaron?

Sí. Tocamos ‘Bark at the Moon’, ‘Crazy Train’ (ambas de Ozzy Osbourne), ‘The Green Manalishi’ (Judas Priest), ‘Balls to the Wall’, ‘Flash Rockin’ Man’ (ambas de Accept), ‘Looks That Kill’ (Mötley Crüe), una de Riot y ‘The Number of the Beast’ (Iron Maiden), que recuerdo que en el solo de esta Elkin me subió en hombros mientras lo tocaba. Fue de buenas a primeras porque en los ensayos no planeábamos eso.

 

Entonces no tenían nada de lo que terminaría en Kraken I

No. Nosotros conocimos a Elkin en 1983 y nos dimos seis meses para perfeccionar nuestra técnica y montar ese repertorio mientras él seguía con sus proyectos. Luego de ese concierto nos reunió y nos dijo “muchachos, muy rico tocar esas canciones y todo pero la idea es hacer música propia y en español”. La idea nos acogió a todos y empezamos a componer. Jorge hizo la música del primer tema de Kraken, ‘Nada ha cambiado aún’, luego nació ‘Todo hombre es una historia’ y luego fueron viniendo las demás.

 

Antes de conocer a Elkin, usted ya tocaba con Jorge, Gonzalo y otro guitarrista, Jaime Tobón. ¿Qué experiencia tenían?

No tuvimos más bandas antes de Kraken. Ese fue nuestro primer y único amor. Habíamos nacido como una banda pero no teníamos nombre, tocábamos juntos por un tema de adolescentes. Es que Jorge tenía 14 años cuando empezó la banda, era un niñito. Todos estábamos chiquitos y por eso nunca pensamos que Elkin nos fuera a decir que sí. Cuando tocábamos en el barrio Carlos E. Restrepo de Medellín, interpretábamos música de Barón Rojo, The Beatles, Judas Priest, un repertorio muy pobre de cuatro o cinco canciones. Cuando Elkin apareció en nuestras vidas ya teníamos un repertorio más grande y habíamos sacado a The Beatles y otras cosas que no iban con lo que queríamos. Nosotros éramos muy puristas y teníamos una política: canción que no nos suene igualito, canción que no tocamos. De hecho no pudimos hacer ‘Rock You Like a Hurricane’ (Scorpions) por culpa mía, porque el solo me dio bastante duro y no era capaz de tocarla bien. Nos exigíamos mucho.

 

¿Se sacaban las canciones a oído o por partituras?

¿Partituras? Ojalá hubiéramos tenido partituras. Hace 35 años no había almacenes de música, los amplificadores eran los equipos de sonido y los que había tocaba alquilarlos. No vendían los libros de ahora para tocar como Eddie Van Halen con las transcripciones, CD y video. No, todo eso tocó adivinarlo a oído. Teníamos un truco: los equipos de sonido funcionan a 110 voltios y por detrás tienen un selector para ponerlos a 220 voltios. Eso quiere decir que el equipo requería operar con 220v pero le llegaban 110v, el motor andaba a mitad de la velocidad y esa era una manera de escuchar el punteo muy despacio.

 

¿Cómo se terminó uniendo Elkin? ¿Les dijo?

No, él iba solo para ver si le parecía bacana la banda, porque no teníamos en mente que fuera a cantar con nosotros. Era como si Bruce Dickinson fuera y escuchara su proyecto para decirle qué le falta o le sobra. Pero fue por invitación nuestra. Luego del ensayo se manifestó y nos dijo “quiero que sepan que hoy es el día más feliz de mi vida porque he encontrado a la banda con la que haré historia”, como si fuera un profeta. ‘Gonzo’ era muy tímido y me hizo decirle si se quería quedar, le pregunté y me dijo que nos reuniéramos al día siguiente en la casa de Jairo Álvarez, un amigo en común. Allá nos cantó ‘Heaven and Hell’, de Black Sabbath, sobre la pista y ahí sí que quedamos remanchados porque hasta ese momento no lo habíamos escuchado, solo sabíamos que cantaba bien. Ahí le propusimos formalmente que se quedara con nosotros y nos dijo lo de los seis meses para buscar un profesor y armarnos hasta los dientes.

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Hugo y Elkin. Pantallazo del video 'Una vez más'.

 

 

¿Cómo era Elkin como compañero?

Se caracterizó por ser una persona muy sencilla y respetuosa de esas cosas. Era más bien participativo, no decía “hagan así porque soy el que sé y el de la experiencia”, tampoco lo insinuó ni trató de trabajar así. Era muy participativo; como no tocaba nada, dependía de lo que hiciéramos. Al escuchar lo que le proponía en la guitarra me sugería “Negrito, ¿Y qué tal si lo que estás haciendo lo subís un tono o hacés lo mismo una cuerdita más arriba?”, porque no éramos músicos y el lenguaje era muy precario, entonces aportaba de esa manera. También tarareaba melodías y yo las incorporaba en la guitarra. Cuando estaba hecho le decíamos dónde iba la estrofa, el coro, parte instrumental, solo, otra estrofa, etcétera. Le mandábamos un mapa del tema grabado en casete y basado en la armonía le salían las melodías de su voz. Era como hacer la casa por el techo.

 

¿Así se hicieron esos cuatro discos?

Todos. Si él hubiera tocado piano o guitarra de pronto se hubiera aparecido con unos acordes, rasgueos o hubiera silbado algunas melodías para mostrarnos lo que tenía pero nunca sucedió porque no aprendió a tocar. Me llama la atención por qué nunca lo hizo pero siempre estuvo rodeado de buenos músicos, por eso nunca vio la necesidad.

 

Así como él les sugería en la música, ¿ustedes nunca le dijeron que cambiara sus letras?

No, porque él siempre fue muy acertado y tenía claro a qué le quería cantar y a quiénes les quería cantar. Era una persona muy estudiada en ese aspecto y nosotros no tanto. Yo era una persona muy perezosa para leer.

 

¿Qué leía él?

Mucha historia: maya, latinoamericana, del arte, universal. Tenía muchas fuentes históricas, religiosas, políticas, arqueológicas que lo nutrían para poner eso en el contexto de una sociedad como la colombiana o la latinoamericana, en la cual veía mucha vulneración al hombre como ser y persona independiente. Había cositas en la sociedad que fallaban y sugería que se repensaran porque como seres humanos nos estamos afectando todos. Él la tenía muy clara.

 

Cuando se habla de Kraken no se suele mencionar a Hugo Restrepo, Jorge Atehortúa o los demás. ¿Cree que el aporte de ustedes en los primeros discos ha sido reconocido por los fans?

Pasa algo muy sencillo: el grupo tiene 34 años, Jorge estuvo 14 y yo 11. Elkin se fue casi 20 años para Bogotá con su música debajo del brazo y entrenó a estos chicos que lo acompañaron hasta el final. Nosotros nos evaporamos de la escena porque monté mi empresa y los demás se dedicaron a la arquitectura, ingeniería eléctrica, administración de empresas y la comunicación social. Unos ni nos volvimos a ver, nos casamos, tuvimos hijos, cada uno pendiente de lo suyo. Entonces los que hoy tienen 25 años nunca me vieron tocar en un escenario y al ver a un grupo llamado Kraken en Bogotá, con un señor Elkin y otros muchachos, para usted es pálido y transparente que ese es Kraken. Punto.

Al volver a la escena, los chicos se preguntan quiénes somos y eso generó un revuelco generacional entre los que tienen 35 años y nos vieron a los 11 años o nos conocieron por un tío. Nadie sabía quién era Hugo y solo conocen la alineación actual, ahí es donde entramos para llenar ese vacío histórico.

 

En Kraken IV: Piel de Cobre usted no tocó todos los temas, ¿qué pasó?

Toqué en ‘América’, ‘Siempre’, ‘Mexica’ y otra que se me olvida. Yo andaba todo enamorado y me iba a casar, además que Kraken hasta ese momento no me había dado ni para comprarme otra guitarra y ya estaba con Solo Rock, mi escuela de música que me da un sustento constante. En la mitad de la grabación les dije que ahí quedaba ‘Fede’ (Federico López, guitarrista) que se sabía las canciones y que yo ya había grabado en las que hacía solos. Hice mi tarea, los invité al matrimonio, fuimos y luego me desvinculé del grupo. Elkin sí estaba triste  porque hacíamos un dúo muy bueno pero tenía que pensar en mi futuro financiero y Kraken no me lo proporcionaba, desafortunadamente. A los seis o siete meses intenté volver pero ya era muy tarde porque habían reconfigurado todo y era entendible.

 

De su tiempo en Kraken, ¿cuál fue el mejor y el peor momento?

Empecemos de atrás para adelante. El más amargo fue cuando tocamos en el Carlos Vieco, que es como La Media Torta de acá, entre 1986 y 1987. Había un tema social complicado generado por el narcotráfico y en esas diferencias los punkeros iban contra el estado, los metaleros contra la religión y la gente con poder y los rockeros éramos como los bacanes del paseo, lo que no le gustaba a mucha gente. Cada tribu disparaba para su lado y nosotros tocábamos representando esa parte del rock porque metaleros no éramos. Entonces los punkeros y metaleros empezaron a arrojar piedras hacia adentro, y en la gente se generó una histeria colectiva y salió corriendo, atropellándose, parándose sobre otros. Hubo heridos graves y daños a propiedad privada. A nosotros nos llevaron a los camerinos que había debajo del escenario, yo estaba llorando y deprimido mientras escuchaba cómo la batería sonaba conforme le caían piedras. El de sonido no cayó en cuenta de bajarle el volumen. A mí se me derrumbó el mundo y luego de eso Kraken paró como seis meses, esa es una anécdota que casi nadie conoce. Entré en una depresión muy fuerte y dejé de vestirme con chaqueta negra, tenis, cuero, para hacerlo como un gomelo, con camisas polo y más organizado. Esa fue mi reacción a eso, la de ‘Gonzo’ fue no querer volver a tocar.

Luego de esos seis meses, Elkin organizó un concierto privado para toda la gente que no nos vio ese día. No sé cómo hicimos eso sin redes pero contratamos cuatro o cinco buses e hicimos que de a 40 personas se reunieran en distintos puntos de la ciudad para que los recogieran. Todo se hizo por teléfono. Los llevaron al lugar del concierto, que era el sótano de una iglesia del barrio La América al que le cabían unas 200 personas. Ahí se grabó el video de ‘Todo hombre es una historia’.

El momento más feliz fue cuando la banda salió a Venezuela, en 1991. Fue mi primera montada en avión de más de dos horas, me sentí contento de llegar al aeropuerto y ver pancartas que decían “Por fin Kraken en Venezuela”. Nos recibió todo un equipo de trabajo en carros espectaculares y con todo el protocolo, como si fuéramos Scorpions o Judas Priest. Eso fue algo grande para toda la banda en general.

 

Aunque en ningún momento han tratado de reemplazar a Elkin, Kraken sigue y ahora con una vocalista, Roxana Restrepo. ¿Qué opina de esto?

Nos parece espectacular; deben seguir tocando y componiendo. Elkin les dejó eso y deben asumir esa herencia de la mejor manera y responsabilidad, haciéndole mérito a ese regalo que él les dejó a través de su hijo Andrés. Ahí es donde entramos a decir que no queremos competir con nadie ni contra nadie. Quiero dejarle un mensaje muy claro a esa nueva generación que de pronto piensa barbaridades de nosotros cuando en verdad en el núcleo de la banda hay una estima muy fuerte por Elkin el artista. Era del putas y estamos muy felices y orgullosos de haber trabajado con él. Eso dice mucho de lo que hay en el corazón de Titán. Nos interesa que todas esas bandas que tocan nuestra música lo sigan haciendo, solo queremos que entiendan nuestra posición de poderlo hacer nosotros, porque si lo hacen los demás grupos sin ser señalados, monetizando y sin que les digan nada, no entiendo por qué a nosotros, quienes las compusimos, nos están mirando con lupa.

 

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