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Fotos de Juan P. Bernal / @juanberph

“Eskorbuto está casi muerto y no ha aparecido nada semejante”: Pako Eskorbuto

El ex baterista de la mítica banda punk del País Vasco regresó a Bogotá para conversar en Asilo con los fanáticos nuevos y antiguos del trío y para dar un concierto con los clásicos de la agrupación. En medio del ajetreo, tuvimos unos minutos para hablar con él, en los que les dio palo a la industria musical y las drogas, a las que culpa de la muerte de Iosu y Juanma.

Andrés J. López / @vicclon

La primera vez que Pako Galán (64 años) se encontró con Jesús María Expósito (Iosu) y Juan Manuel Suárez (Juanma) fue en 1982, mientras buscaba vasijas de barro y ollas por un caserío en ruinas del municipio de Santurce, en País Vasco. Allá improvisó con ellos cerca de una hora y se marchó. A los pocos días, Juanma lo buscó para ofrecerle el puesto de baterista en la banda que creó con Iosu dos años antes, Eskorbuto. Así quedaría conformada la alineación clásica de esta agrupación española y por los próximos diez años no dejarían de componer, grabar discos y dar toques por toda España (solo hasta 1991 se presentaron por única vez en el extranjero, en México). A diferencia de otras bandas como los Ramones, ellos nunca se interesaron en vivir como estrellas de rock y hacerse ricos a expensas de la música; solo querían tocar.

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La crudeza de canciones como ‘Mucha policía, poca diversión’, ‘Escupe a la bandera’, ‘Maldito país’ o ‘El infierno es demasiado dulce’, los llevó a ser catalogados como miembros del rock radical vasco, el movimiento ochentero que reunió a exponentes como Kortatu, La Polla Records, Zer Bizio?, Vulpes, entre otros. Eskorbuto nunca aceptó esta etiqueta, sin embargo todavía hay quienes los incluyen en dicha corriente. Con el lanzamiento de álbumes como Eskizofrenia, Anti todo o Los demenciales chicos acelerados, la popularidad de la banda se expandió a Latinoamérica, al punto de convertirse en fuertes referentes para todo lo que se haría en los 80, 90 e incluso hoy.

En mayo de 1992 Iosu y Juanma murieron a los 31 y 30 años, respectivamente, a causa del sida, una enfermedad muy común en Europa entre los 80 y 90 por el uso de jeringas para inyectarse heroína, un fenómeno retratado por el escocés Irvine Welsh en su debut literario de 1993, Trainspotting. Pako siguió con Eskorbuto (con el apoyo y rechazo de los seguidores) y lanzó entre 1994 y 1998 los discos Aki no keda ni Dios, Kalaña y Dekadencia. El pasado 25 de octubre Pako, mejor conocido como Pako Eskorbuto, volvió al país para tocar los clásicos que lo dieron a conocer.

 

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Antes del concierto, el músico dio un conversatorio en Asilo. Allá se enfrentó a las inquietudes de los asistentes como su opinión sobre los documentales punk, que rechaza porque para él son hechos por personas que simplemente quieren vender un producto; llamó al heavy metal “teatro” y también tocó asuntos como el crecimiento del individualismo con el paso de los años. “En los 80, cuando echaban un trabajador, todos salían a huelga. Hoy no, mientras trabajas todos son colegas pero cuando un jefe te echa te abrazan con lástima. Ya no le hablan a los de su propia clase, los de su raza, no le miran a la cara y esa persona queda tirada en la pared. Es un vagabundo al final”, comentó Pako, un tipo muy breve para hablar.

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Andrés Tejo y Alik Kalaña, los músicos en vivo de Pako.

 

 

Luego del conversatorio, que también contó con la participación de la baterista y cantante de Polikarpa y sus Viciosas, Paola Loaiza, Pako se tomó fotos con sus seguidores, firmó álbumes de Eskorbuto y hasta latas de cerveza y encendedores. En el concierto, que se hizo en el Auditorio Lumiere, Pako y su banda pusieron al público a corear ‘Historia triste’, ‘Os engañan’, ‘Cuidado’, ‘Anti-todo’, ‘Cerebros destruidos’, ‘¿Dónde está el porvenir?’, entre otros clásicos de Eskorbuto. En medio del ajetreo, logramos hacerle unas pocas preguntas al músico.

 

A usted los Ramones y Sex Pistols no le dijeron tanto como Black Sabbath y Led Zeppelin. ¿Por qué no fue tan cercano a estos referentes del punk?

Como no entendía a ninguno de los cuatro, musicalmente, y más en la batería, me dijeron más los otros. Solo por eso, porque en verdad me importa un nabo lo que digan unos u otros, me da igual. Me gustaba más cómo pegaba la batería de Zeppelin que la de los otros. Fue una cuestión de gustos.

 

¿Por qué entonces se dedicó al punk y no al metal?

Si te das cuenta, no hay ninguna banda que suene como Eskorbuto. Es distinta, una banda única. Nuestras canciones ni siquiera son punk sino una mezcla de distintas clases de música.

 

Para usted, los 80 fueron una época muy creativa. ¿Ahora cómo lo ve?

No sale nada nuevo. Intento pillar algo a ver si hay gente que diga algo pero nada, todos son iguales. Antes había agrupaciones con malos músicos pero todos tenían chispa, ahora hay miles pero ninguna con un mensaje, son lineales, parecidas. Murieron RIP y Cicatriz (fuertes referentes del rock radical vasco), Eskorbuto está casi muerto y no ha vuelto a aparecer nada semejante.

 

Hablando de su época con Iosu y Juanma, ustedes tuvieron de enemigos a gente tanto de izquierda como de derecha. ¿Alguna vez trataron de sabotearles alguna presentación?

Sí, y todavía sigue igual. Como no comemos de eso nos da igual, no me importa. Ellos siguen con su película y yo con la mía. Pueden decir lo que quieran que yo, toque en vivo o no, también diré lo que piense.

 

¿Fue sencillo trabajar con ellos cuando entró a la banda y vio que consumían heroína o eso lo hizo reconsiderar si tocar o no?

Jummm, no. Eskorbuto es hasta que la muerte nos separé. Les decía “hijoputa, deja la droga”. “No, no sé qué”, me respondían. Si por ejemplo íbamos a Sevilla, decían que tenían que ir a pillar (conseguir drogas). “Me cago en tu puta madre. Bueno, arranca el coche, pilla y os vamos pa’ Sevilla”, contestaba. Así fue siempre, hasta el final. Nunca quisieron dejar las drogas y sabían que serían su final.

 

Siguiendo con eso, ¿cuál es su opinión respecto a las políticas antidrogas, como ocurre en Colombia con la incautación de cualquier dosis de droga?

Por un poco en una fiesta tampoco pasa nada. Está bien, pero cuando acaba la fiesta la droga también debe acabar. Ya si lo haces todos los días es chungo, es jodido. No a la droga. Esa pregunta deberíamos hacérsela a las madres de los drogadictos, a los que están todo el día así, porque esto no es algo que los joda solo a ellos sino a todas sus familias.

 

Cansados de pelear con los sellos, ustedes crearon Buto Eskor, con el que publicaron Las más macabras de las vidas (1988) pero no futuros trabajos. ¿Qué pasó?

Fue una ruina con las compañías y fue una ruina con Buto Eskor. Eskorbuto, como marca comercial, es una ruina y por eso no continuamos con eso. Este negocio de la música, estés con la compañía que estés, es una mierda absoluta.

 

¿Qué cree que hubiera pasado de haber seguido vivos Iosu y Juanma?

Nada, seguro seguirían con su rollo. Estarían acá partiéndose el culo y al final los mandaría a tomar por el culo a todos.

 

¿De pronto no serían músicos de giras mundiales o festivales?

Prefiero que sea así como está. Cobro lo suficiente, manejo mi propio tiempo al dar un concierto de vez en cuando y si quiero me puedo quedar un mes o el tiempo que sea en Quito, Bogotá, donde me plazca.

 

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