Iván Herrera: retratos del Centro de Bogotá que inspiraron ‘La defensa del dragón’
Este fotógrafo bogotano ha deambulado por los pasajes comerciales más céntricos de la capital, encontrando y retratando ajedrecistas, relojeros y otros personajes que forjan una estética basada en lo cotidiano y tradicional. Su mirada la aportó a la dirección fotográfica de la película dirigida por Natalia Santa que se estrena el 27 de julio en el país, y estuvo en la selección de la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes.
Los locales comerciales de Chapinero, las aceras abarrotadas de la Carrera 13 y los pasajes peatonales del Centro, son epicentros bogotanos de desorden y variedad que Iván Herrera recorre caminando, siempre buscando material para registrar con su cámara. Son espacios que, a sus ojos, ofrecen una estética atractiva.
‘‘Hay cierto caos, y están ocurriendo muchas cosas al tiempo; hay mucha gente en la calle, y mucho comercio, lo cual implica letreros y más gente. Entre más gente y más cosas estén ocurriendo, siento que es más factible encontrar una foto que me guste’’, explica este fotógrafo bogotano, el responsable de la dirección fotógráfica de La defensa del dragón, película colombiana dirigida por Natalia Santa que estuvo en la selección de la Quincena de Realizadores del Festival de Cine de Cannes y se estrena el 27 de julio en salas del país.
Nacido en Bogotá, en 1977, Iván se graduó de Biología en la Universidad de los Andes. Tiempo después realizó cursos de fotografía y allí se dio cuenta que lo suyo realmente era capturar momentos, personas y espacios. Así se inició en la fotografía, inicialmente con cámaras análogas y también digitales. Desde hace dos años, junto a Natalia–también su esposa- empezó a experimentar con video y cortos. Esos trabajos audiovisuales fueron el preámbulo para que Iván se le midiera a la dirección de fotografía en La defensa del dragón.
La película narra la historia y cotidianeidad de tres amigos –Samuel, un ajedrecista prfeosional que vive de las apuestas; Joaquín, un relojero que lucha por mantener su taller; y Marcos, un homeópata que emigró de España y le jala al póquer-. Tres perfiles muy bogotanos, inspirados en las imágenes que captura Iván durante sus caminatas por el Centro de Bogotá: el personaje que le da vida a Samuel está basado en un hombre que aparece en la serie de fotos Lasker; el relojero surgió de un tipo retratado en Los Sobrevivientes; y la inspiración para Marcos aparece en La ventana.
A este último lo encontró en la cafetería La Normanda, ubicada en la Calle 23 con Carrera 9ª. Mientras el fotógrafo estaba sentado en el lugar, le resultó imposible no notar la cantidad de personas que pasaban y se asomaban por la ventana, solo para mirar adentro del lugar. Al notar esto, Iván pasó tres meses yendo hasta la cafetería, siempre capturando todos los personajes que se le atravesaban.
Una tarde, sentado en su mesa habitual, se fijó en un hombre mayor de edad, de origen italiano, que se dedicaba a la homeopatía. Le contó sobre este encuentro a Natalia, y ella lo tomó para construir el guión de la película.
Algo similar le ocurrió en el emblemático club de ajedrez El Lasker, fundado a finales de los años setenta y que todavía se encuentra en la Carrera 7ª con Calle 21. Iván siempre ha jugado ajedrez, y aunque lo hace más online, ha frecuentado este lugar, más en su faceta de observador que de jugador. En El Lasker reconoció a un tipo que ya había visto antes caminando por el Centro, y que gracias a su forma de andar y aspecto físico le pareció peculiar. Idagando tiempo después, se enteró que el señor ya había fallecido, y que había sido campeón de ajedrez. Con los detalles que pudo reunir de este personaje, Natalia confeccionó a Samuel, el ajederecista aficionado a las apuestas en su película.
Más allá de rostros, los espacios tradicionales como una corbatería, una zapatería, un restaurante o una relojería captan la atención de Iván, al punto de ser el foco de su serie Los Sobrevivientes. ‘‘Creo que tienen un aura muy particular, como una resistencia a desaparecer, casi como una especie de antigüedad muy extraña. Sobre todo, más allá del valor estético, de la arquitectura y del mobiliario de los sitios, que también me llaman mucho la atención, siempre están habitados por personajes que son como pensionados y, en general, gente muy extraña y muy fotogénica”, explica Iván.
Basado en las fotografías que tomó para esta serie, Iván planeó la estética de La defensa del dragón, realizada en gran parte como foto fija. ‘‘La cámara no tiene movimiento para emular la estética de las imágenes que yo había tomado para esas series, y también para proyectar la cotidianidad y la rutina aburrida de esos personajes”, explica Iván sobre el proceso de fotografía utilizado en la película, en donde cada espacio tiene su propia personalidad, pues fue rodada en locaciones similares del Centro de la capital.
Durante las cinco semanas de rodaje, Iván trabajó de la mano con Nicolás Ordóñez. Todo el proceso, dice Iván, se llevó a cabo “en familia” pues muchos de los involucrados eran amigos de hace tiempo. “Nosotros hicimos esta película de una forma muy natural y sin expectativas de grandes cosas. Era como una posibilidad enorme, pues para unos principiantes hacer cine era como una cosa que se nos apareció en el camino’’, explica Iván.
Por eso, el haber resultado elegidos en la selección de la Quincena de Realizadores del Festival de Cine de Cannes resultó ser una grata sorpresa, que esperan continuar dando ahora que la película se estrenará en los cines del país.