Las barras bravas también se movilizan

El 12 de mayo en Barranquilla, en pleno auge de las movilizaciones, se jugó un partido por Copa Libertadores entre el local Junior y River Plate de Argentina. Ese día todo el continente pudo ver la dificultad física de los jugadores en la cancha debido a los gases lacrimógenos que lanzaba el ESMAD a las afueras del estadio Romelio Martínez. Los jugadores de ambos planteles no van a olvidar nunca el minuto de silencio previo al juego en el que retumbaron los sonidos de disparos y bombas aturdidoras.

Casos parecidos se han visto en América Latina. En Argentina, en 1978 en plena dictadura de Videla, se llevó a cabo la Copa Mundial de la FIFA a pesar de las detenciones ilegales, desapariciones forzadas y asesinatos de los que fueron víctimas los jóvenes que se negaron a vivir bajo la represión militar. Años más tarde, el mundo lee la copa de ese año como una cortina de humo ante la difícil situación sociopolítica que enfrentaba la nación. 

En Colombia pudo haber sucedido algo parecido con la Copa América, que tenía agendado el país como uno de sus anfitriones de este año, junto a Argentina. A pesar de la insistencia desde sectores del gobierno y el mismo presidente porque la Copa fuese llevada a cabo en el país, la situación política que produjeron con las reformas derrumbadas y la violencia policial les pasó factura. La reforma tributaria y los constantes abusos a derechos humanos que han tenido lugar en Colombia formaron la gota que rebosó la copa y por eso el país se quedó sin copa.

Para el ministro del Deporte, Ernesto Lucena, la cancelación de la Copa América en Colombia por parte de la Conmebol hace parte de una campaña de desprestigio que se fraguó en contra del país con la intención de hacer ver al gobierno como “violadores de derechos humanos”. Sin embargo, la decisión por parte del ente sudamericano, fue aplaudida por distintos grupos de barristas colombianos para quienes era insólito que en medio de una vulneración sistemática de DDHH, se quisiera desarrollar el evento. Mientras que unos defendían al fútbol como aglutinador social en medio de los días difíciles y motor de economía, para cientos de fanáticos del deporte en el país fue claro que no es momento para el fútbol.  

Foto de LGARS

Entre las multitudes que se han tomado las calles de distintas ciudades y municipios del país hay parches futboleros que se niegan a aceptar tanto la corrupción estatal, como la que hay dentro de la Federación Colombiana de Fútbol. Igual que como sucedió durante el paro de 2019, este año varias barras se han articulado en el territorio nacional dejando de lado rivalidades históricas para plantarle cara a un gobierno que le está dando tratamiento militar a la protesta social. 

“Estamos ahora llevando el fútbol a las calles, a lo popular que es a donde pertenece”, asegura la gente de Red Guards United, un colectivo que hace parte de la Guardia Albiroja Sur, una de las barras del Santa Fe que más se ha movido en las calles capitalinas en el marco del paro.  

Foto de RGU

Según cuentan, por estos días ellos y otras barras se mueven bajo la ida de que las barras hacen parte del pueblo y por ello deben unirse a las luchas del pueblo, en este caso, contra la injusticia social. “Como colectivo Red Guards hemos trabajado con otras organizaciones antifascistas y futboleras de distintos equipos de fútbol para enviar un mensaje de unidad. Nuestro enemigo en común no es el del color o escudo distinto al mío; nuestro enemigo es el gobierno que ha desaparecido, violado todo tipo de derechos humanos y atentado contra toda la juventud colombiana”, comentan.

Pero las acciones de estos no se reducen solo a marchas y plantones. A lo largo del Paro Nacional, el arte ha sido también un canal de comunicación para las barras que se han unido a las movilizaciones. En las inmediaciones del Estadio El Campin, por ejemplo, los Comandos Azules, la barra más representativa de Millonarios, se han expresado desde la pintura y han dejado plasmado en el asfalto su postura antiuribista, la cual ha tomado más fuerza en medio de la coyuntura.

Foto de Barricada Auriroja

Así mismo, la música también ha sido una de las armas utilizadas por los barristas que le ponen algo de alegría a la desazón que vive el país desde las batucadas. “La barra se mueve en la parte de la música desde el carnaval, desde el folclor de una barra brava con sus instrumentos, trapos, banderas, sombrillas y pólvora. Todo lo que conlleva la fiesta de una barra popular de fútbol”, dice Nicolás Bobadilla, uno de los representantes que sobresalen en la barra Barricada Auriroja, afiliada al Lobo Sur del Deportivo Pereira.

En Pereira, una de las marchas más grandes que se ha desarrollado fue respaldada por algunos parches hinchas del Pereira que consideran clave su participación en estos espacios en un momento como el que vive Colombia. “Esto conllevó a que, las barras de Nacional, América, Once Caldas y Medellín que hay acá en la ciudad se fueran uniendo a esta cohesión que desbordó todo lo que creíamos que podíamos llegar a alcanzar. Nosotros convocamos a una marcha de barras y la verdad que fue algo que inundó de personas las calles de Pereira”, señala Nicolás.

Otro grupo futbolero que ha salido a las calles en estos días, pero con un enfoque feminista es Fortineras, una colectiva adscrita al Holocausto Norte, la barra más representativa del Once Caldas. Este es un ejercicio colectivo de mujeres que, en el marco del paro, se han articulado con otros parches feministas que no son necesariamente futboleros, pero que le apuestan a un país mejor.

Fortineras ha hecho parte de acciones performáticas. Durante las movilizaciones han intervenido estatuas en la ciudad y han hecho pintadas con relación a la problemática de la brutalidad policial. “Pusimos un pendón súper grande, en el que Fortineras participó activamente, que dice Tombo Violador en uno de los lugares más enigmáticos de la ciudad de Manizales, la Torre del Cable”, comenta una de las mujeres de este grupo.

Al igual que ellas, algunas chicas de Red Guards United hacen parte de colectivas feministas como La Popular Feminista, también de mujeres hinchas de Santa Fé, y de Futboleras Antifascistas Colombia, donde hay chicas hinchas de equipos de todo el país que se han movilizado por estos días.

Foto de Fortineras

“Las barras deben asumir un enfoque crítico e integrativo, es decir, que al menos por ciudades nos cohesionemos para hacer manifestaciones pacíficas obviamente en todas las actividades que se están desarrollando en las ciudades”, complementan las Fortineras.

Como estos hay muchos otros grupos que se mueven alrededor del fútbol para exponer una postura antifascista que rechaza de manera enfática los embates de la fuerza pública y se moviliza en busca de mejores oportunidades para las y los colombianos. 

En contextos como el que vive el país, es entendible la molestia de estos parches y el interés por salir a manifestarse. Más teniendo en cuenta que las barras han sido grupos oprimidos por el accionar policial y estigmatizados socialmente. Ante esto, Nicolas, hincha del Lobo Sur pereirano, asegura que “una de las banderas de lucha de nosotros debe ser el desmonte del ESMAD y la desmilitarización de la vida juvenil”.  

Foto de Barricada Auriroja

Por lo pronto y en el marco del paro, algunos barristas concuerdan en que deben tener un espacio participativo en las mesas de diálogo con el gobierno, y tienen claro su compromiso de generar ejercicios pedagógicos y organizacionales para fortalecer así sus procesos sociales y aportarle a la comunidad; todo esto a partir del arte y la cultura. En medio del silencio recalcitrante de la mayoría de jugadores frente a lo que está sucediendo en Colombia, la unión de estos grupos es más que alentadora, pues habla de un país que se ha esforzado por romper sus propias barreras.