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Caballito de Acero: la editorial donde el fútbol, el ciclismo y el boxeo son una cuestión de arte

El literato y filólogo Luis Alejandro Díaz tiene en su biblioteca cientos de textos enfocados en el deporte, pasión que adoptó desde joven cuando un accidente y una enfermedad lo alejaron del fútbol. Ahora, este bogotano ha recurrido a autories como Jack London y Arthur Conan Doyle, además de ediciones nacionales como Soy gallina / Soy león y Boyacá en bicicleta para crear una comunión entre lectura y deporte.

Andrés J. López / @vicclon

Si hace treinta años le hubieran preguntado a Luis Alejandro Díaz qué prefería entre un libro y un balón de fútbol, sin pensarlo habría optado por el esférico así se quedara analfabeta. A los diez años solo quería tirar regates y anotar goles: jugaba en las inferiores de Millonarios y tenía potencial como futbolista profesional. Pero un día, mientras bajaba la escalera inglesa de su casa en el bogotano barrio de Santa Teresita, esas de madera con curvas estrechas, tropezó y se fracturó los pies. Eso lo mantuvo lejos del césped durante dos años, por lo que empezó a pasarse de las canchas a las hojas.

Cuando volvió a entrenar, sus antiguos compañeros ya tenían otro nivel, por eso se salió del club pero no del fútbol, pues entonces se volvió un aficionado. Siguió jugando por diversión hasta que a los 23 años, mientras estudiaba Literatura en la Universidad Javeriana, le dio el síndrome de Guillain-Barré, un trastorno que ataca los nervios y los músculos y le produjo a Luis una parálisis total. Por seis años lo trataron con medicamentos pero fue tal la cantidad que perdió el fémur, le trasplantaron la cadera y ahí sí debió olvidarse de cualquier actividad física. A partir de este suceso, se volcó de lleno en el deporte como seguidor y estudioso de la literatura en torno a este deporte, al punto de fundar en abril del año pasado la editorial deportiva Caballito de Acero.

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“De deporte todo el tiempo se publican un montón de crónicas, memorias, biografías, tácticas, historia, ciencias sociales y filosofía, aunque de su parte artística cero. Hay cosas esporádicas de Alfaguara o Planeta pero en Hispanoamérica no hay una editorial dedicada a esto”, cuenta Luis. Aclara que le gustan libros de este tipo como la biografía de Lionel Messi escrita por Guillem Balagué (Messi, 2014) o las memorias de André Agassi (Open, 2014), sin embargo no está de acuerdo con la frialdad con la que se asume el deporte. “Al no tener una función social, aún no lo toman como algo profesional sino pura diversión, un hobby. Por eso lo defienden discursos filosóficos o históricos como que la Selección Colombia es buena porque une y hace patria pero no, tiene sus propios argumentos porque un jugador moviéndose, un boxeador o un ciclista estéticamente son una cosa perfecta. Eso lo trato de mostrar con la editorial”.

 

(Pille estos ‘10 libros para entender las tensiones geopolíticas y sociales que deja el fútbol’)

 

El camino para darle forma a Caballito de Acero fue largo. Después de estudiar Literatura, Luis hizo Filología en la ‘Nacho’ y volvió a la Javeriana a hacer la maestría en Literatura. Se fue a España en 2008, donde hizo otra maestría en Filología en Madrid y más tarde, en Barcelona, se apuntó a un doctorado y al curso de entrenador de la UEFA. Allá ya tenía clara su idea: su tesis de doctorado se tituló Literatura y fútbol: otros horizontes de la ficción en Hispanoamérica y España. Confiesa que “al inicio no fue visto con buenos ojos que la literatura hablara de algo tan burdo, pero negar esto es negar a Jack London, Arthur Conan Doyle, Ernest Hemingway o Paul Auster, autores que dedicaron buena parte de su obra al deporte”.

Cuando se fue, un amigo lo recomendó con el director del periódico manizalita La Patria para que fuera corresponsal del diario deportivo Nuevo Estadio. Allá empezó a hacer entrevistas, crónicas y fotos en la Champions League, Liga Española, Vuelta a España, Volta a Cataluña y hasta cubrió el Mundial de Brasil 2014. En Europa conoció textos afines a sus gustos que le daban otra mirada al deporte, pero ninguno era hecho por una editorial hispánica. Eso, además de ver cómo muchas tesis como la de su doctorado son archivadas sin leer, sirvió de patada inicial para traer el proyecto deportivo y literario a Colombia.

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La idea para su primera publicación fue un recorrido fotográfico por Boyacá con la bicicleta como protagonista. En este departamento nacieron ídolos del ciclismo como Nairo Quintana, Winner Anacona o Fabio Parra, pero Luis no quiso enfocarse en este tipo de deportistas sino en la gente del común: los niños, campesinos o habitantes en general que la usan por tradición familiar. Por cuestiones de tiempo Luis no pudo hacer el recorrido de dos meses y tomar las fotos, pero le dejó la tarea a Juan Camilo Urrego. Para crear un mayor vínculo con el lector, decidió que el prólogo estuviera a cargo de un deportista colombiano con alguna hazaña a cuestas, y por eso eligió a Fabio Parra, primer latino en llegar al podio del Tour de Francia (tercer lugar, 1988), segundo lugar en la Vuelta a España de 1989 y campeón de dos Vuelta a Colombia. El resultado fue Boyacá en bicicleta, que quedó en nuestros ocho libros para entender lo heroico y sombrío del ciclismo.

Para la segunda publicación, Caballito de Acero volvió a la tesis de que la literatura y el deporte pueden llevarse bien. El autor de La llamada de lo salvaje y El talón de hierro, Jack London, se enfrentó con el creador de Sherlock Holmes, Arthur Conan Doyle, en A seis rounds: cuentos de boxeo. Como su título lo indica, esta selección incluye tres títulos de cada escritor enfocado en el deporte de las narices chatas, cada uno más largo que el anterior. Escogieron estos autores de finales del siglo XIX y primera mitad del XX porque al haber muerto hace más de setenta años no se paga por sus derechos, pero sí pagaron unas diez versiones de traducción hasta obtener lo deseado. “El prólogo lo hizo José Bernardo Prada —quien murió el pasado 11 de septiembre a los 68 años— y es el único colombiano en pelear contra Sugar Ray Leonard, de los cinco grandes de la historia, y este man se le paró diez rounds. En su escrito, narra lo que sintió esa noche mientras iba del camerino al ring. Este bogotano me decía que la prensa lo había olvidado precisamente por no ser costeño, como si fuera obligación serlo para boxear”, comenta Luis.

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La publicación más reciente apareció para la trigésima primera edición de la Feria del Libro de Bogotá, el pasado abril, y fue un libro en cara y cruz de los dos equipos emblema del fútbol bogotano: Millonarios y Santa Fe. Contrario al ciclismo o el boxeo, el balompié es más pasional, por lo cual muchos hinchas no soportan estar cerca de un adversario y menos comprar un libro que dedique la mitad al oponente. Soy gallina / Soy león, como se llamó la recopilación de 22 cuentos, fue una apuesta compleja porque al inicio se iba a publicar por separado, pero para la editorial esto alimentaría la división de bandos en vez de fomentar la unión, como cuando ambos equipos compartían las gradas del Estadio El Campín. Para la selección, Luis les escribió a unos 30 periodistas, hinchas y escritores conocidos suyos como Nicolás Samper, Ricardo Silva Romero, Federico Díaz Granados y Santiago Rivas. Los prólogos corrieron por cuenta de Bonner Mosquera y Alfonso Cañón, los jugadores con más partidos disputados en Millonarios y Santa Fe, respectivamente.

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La editorial quiere darles un plus a sus publicaciones. Además de mostrar el deporte desde otra perspectiva, no usan tintas negras en sus páginas sino mezclas de tonos. También identifican cada disciplina con un color: el ciclismo con el amarillo de la camiseta del líder del Tour de Francia, el boxeo con el rojo de los guantes y el fútbol con el verde de la grama. Los otros deportes los decidirán a medida que publiquen más libros, pero manifiestan estar abiertos a todo, incluyendo beisbol, skate, patinaje y hasta tejo.

En la FILBO obtuvieron gran atención por parte de los medios, quienes incluyeron los tres títulos en sus recomendados deportivos. Con apenas un año, Caballito de Acero se animó a montar su propio stand y les fue bien, pues vendieron 215 ejemplares de Soy gallina / Soy león, 50 de A seis rounds y 40 de Boyacá en bicicleta. En general las ventas han sido buenas y aunque ni Luis ni su equipo de trabajo (dos editoras, una diagramadora y su esposa, quien ilustra y maneja la página) viven de esto, ya tienen un punto de equilibrio financiero suficiente para preparar otros textos.

Hasta el momento todas las ideas han sido de este profesor de Literatura de pregrado y maestría de la Javeriana, pero quiere invitar a los creadores del país para que envíen sus propuestas artísticas y literarias. Ya tienen la programación copada hasta septiembre del otro año, pero desde ya están recibiendo poemas, novelas, cuentos, ilustraciones, proyectos fotográficos, cómic y, tal vez, crónica ilustrada.

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Ya están definidos los próximos proyectos: en octubre saldrá una recopilación de cuentos de ajedrez titulada 25 miniaturas, escrita por un amigo catalán de Luis y que tendrá un prólogo de Isolina Majul, primera campeona de ajedrez en Colombia y considerada una prodigio cuando apenas tenía 14 años. El otro aún no tiene título o fecha pero será una antología de cuentos de beisbol, idea que se le ocurrió a Luis en Cuba mientras veía las candentes discusiones de fanáticos, como si se fueran a pegar, en un lugar llamado La Esquina Central, en el Parque Central de La Habana. “Esto puede no ser rentable pero me metí porque me gusta y siento que lo puedo hacer bien. Para hacer plata pongo un Tostao pero no, esto es algo que se debe mostrar”, concluye su fundador.

 

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