Sin gente rondando, los humedales en Bogotá respiran un nuevo aire

En medio de la pandemia no todo son malas noticias. Desde que comenzó el aislamiento alrededor del mundo han circulado videos de animales que caminan con tranquilidad por las calles de las grandes ciudades, fotografías de ríos y mares limpios y registros de mejoras en la calidad del aire. Sin duda, guardarnos en nuestras casas ha servido para darle un respiro al planeta y sus ecosistemas. 

Entre estos están los humedales bogotanos, que se han visto beneficiados por la poca circulación de personas y vehículos en algunas zonas de la ciudad, así como por la cancelación de encuentros y recorridos en sus inmediaciones. Entre las medidas que tomó la Secretaría de Ambiente debido al aislamiento están la cancelación de todos los eventos públicos, recorridos y actividades en los humedales de Bogotá mediante una resolución. Además de las aulas ambientales y parques ecológicos como el Cerro Soratama, el parque Entrenubes o el parque Mirador de los Nevados, que también cesaron actividades.  

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Si bien aún no se están llevando a cabo estudios sobre cómo la pandemia afecta estos ecosistemas, expertos como Mauricio Castaño aseguran que el aislamiento social ha bajado la presión humana en los humedales ya que no hay visitantes ni personal de mantenimiento rondando por ahí, lo que sin duda beneficia estos espacios naturales. “La fauna silvestre en estos momentos puede habitar estos ecosistemas con mayor libertad para alimentarse, reproducirse y refugiarse”, señala el gestor ambiental que trabaja por el bienestar de estos ecosistemas y cuya base de operaciones es el Humedal Córdoba. 

Mauricio da un parte de tranquilidad sobre el tratamiento que se le está dando a los humedales locales, pues, según cuenta, la actual administración está moviéndose mucho más que la anterior frente a este tema, estableciendo comunicación entre las instituciones, las personas y ONGs que defienden dichos ecosistemas. 

“El humedal de Córdoba en este momento tiene la tranquilidad que no había tenido en décadas, la no presencia humana, la disminución del ruido en las avenidas y en los barrios aledaños. La fauna está accediendo a parches de vegetación a los que antes no se atrevía a llegar en busca de alimento”, explica Mauricio acerca de la situación actual del espacio en el que trabaja desde hace más de dos décadas.

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Sin embargo, aunque el impacto de la cuarentena en los humedales es positivo, ésta también genera algunas inquietudes. Para Alejandro Torres –quien lleva más de 25 años trabajando en El Burro, un humedal que alimentan seis sistemas de alcantarillado de aguas residuales y uno de aguas industriales– el hecho de que la gente esté en casa también preocupa, pues se produce una mayor cantidad de residuos domiciliarios. 

“Como todo el tema de hidrocarburos y cambiaderos de aceite no están funcionando ha mejorado la calidad hídrica, mientras que de los vertimientos domiciliarios está ingresando más fosfato, nitritos, nitratos y materia fecal a la subcuenca El Tintal y al canal Castilla”, cuenta.

Por su parte, Dora Villalobos, quien desde 1995 trabaja por el Humedal La Vaca, en la localidad de Kennedy, asegura que una preocupación que le deja la cuarentena es el gasto de agua pues, dice, la gente debe estar alborotada gastando de más de la cuenta por el deseo de mantener todo limpio. “Se aumenta el gasto de agua y en el afán del cuidado se nos olvida que debemos mantener el control del gasto. Además, todo lo que se va sacando se convierte en basura, porque la sociedad no está preparada con una buena cultura ambiental y no practica la separación en la fuente”, señala esta gestora ambiental.

Los humedales no dejan de ser un tema importante en Bogotá y aunque la cuarentena está sirviendo para reducir las afectaciones sobre estos ecosistemas, todavía hay varios asuntos en los que la alcaldesa Claudia López y su bancada tendrán que seguir trabajando al final de esta crisis. Si bien para gestores como Dora, la nueva administración está comprometida con el cuidado y la protección de los humedales (pues a pesar de los retos, también tiene las herramientas necesarias para hacer una buena gestión por estos cuerpos hídricos) gestores como Alejandro tienen otra opinión.

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“Teníamos la esperanza de que la gestión ambiental en esta oportunidad llevara a buenos términos la implementación de la Política Distrital de Humedales, que ya cumplió 15 o 16 años, pero por el contrario, en la administración de Claudia López se dio continuidad a las obras de endurecimiento en el humedal Juan Amarillo, mientras en el humedal Tibanica, que hace poco tuvo un incendio de 11 hectáreas, quitaron las aguas del canal Tibanica esperando que se llenara solo de agua lluvia. Se le olvida a los técnicos del acueducto y de la Secretaría de Ambiente que la localidad de Bosa es una de las localidades más secas de Bogotá, lo que es nefasto para la gestión ambiental”, dice Alejandro. 

Con todo, estas son problemáticas de las que la administración distrital tendrá que ocuparse de nuevo en cuanto termine la crisis actual. Por ahora y en medio del encierro, lo que pasa con los humedales es un buen ejemplo para reflexionar desde casa sobre el cuidado al medio ambiente y los recursos en nuestro país. La posibilidad de que el confinamiento pueda a largo plazo disminuir la contaminación del aire y provocar beneficios para nuestros ecosistemas es una ganancia que no debemos perder de vista. 

Sin duda, cuando termine, la cuarentena va a dejarnos grandes lecciones sobre el cuidado del medio ambiente.