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El skatepark más grande de Bogotá abrió sus puertas

En el barrio Fontanar del Río, en Suba, empezó a funcionar el pasado fin de semana un nuevo espacio para los practicantes de skateboard y BMX. Con 4.660 metros cuadrados y gracias a la ayuda de deportistas y gente cercana a la movida, este spot, con capacidad para 500 practicantes, es lo más cerca que ha estado la capital de tener un escenario de talla internacional.

Andrés J. López / @vicclon

Doce años tuvieron que esperar los skaters y bikers de Bogotá para tener un espacio propio para la práctica de sus respectivos deportes urbanos. Después de muchas demoras y reuniones, el pasado sábado 17 de febrero se entregó el skatepark de Suba de Fontanar del Río, el más grande y completo de la ciudad.

Con una extensión de 4.660 metros cuadrados, este nuevo espacio —ubicado en la calle 146 # 138 A – 99—se planeó para que fuera el más grande de Latinoamérica, pero en este lapso se construyeron skateparks como La Villa, en Pereira, que tiene una superficie de 6.400 metros cuadrados. La pista de Suba, cómo está diseñada actualmente, cuenta con un bowl y una pista para novatos y, aunque ya está abierta al público, se espera que en un plazo máximo de seis meses se empiece la construcción de su tercera etapa, que comprendería 2.540 metros cuadrados adicionales e incluiría una plazoleta para profesionales.

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“La construcción de este parque se demoró porque las administraciones anteriores no lo vieron como una prioridad, fue durante la alcaldía de Gustavo Petro que se impulsó su finalización”, comenta Diego Cortés, productor audiovisual para skaters desde 2006 y uno de los enlaces entre la comunidad y el Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD). Durante un tiempo el proyecto se desvió con la intención de hacer un lugar para todo tipo de deportes urbanos en general, pero tras una tutela impuesta por los deportistas, se accedió a que fuera solo un skatepark.

Debido al incremento en el número de practicantes de skateboard y BMX, se ha tomado la decisión de ponerles una especie de “pico y placa” a ambos deportes: en las fechas pares el parque será de los skaters y en las impares de los bikers. Esta medida se tomó para evitar congestiones y accidentes, pues es común ver a deportistas de ambas modalidades en la misma rampa o bowl. Si alguien va el día que no le corresponde turno a su práctica, la seguridad del parque no lo dejará ingresar.

Antes, en Bogotá y en municipios aledaños, los deportistas podían encontrar alrededor de una docena de lugares para montar, pero muchos tenían solo un bowl o unas pocas rampas, muchas de estas en malas condiciones. En la proyección de este nuevo lugar, se tuvo en cuenta la opinión de un diseñador industrial para que analizara el espacio e hiciera un estudio cinético. “Esto es lo más cerca que hemos estado de un escenario de nivel internacional. El bowl está muy bien pensado y en las rampas hay un espacio suficiente para impulsarse”, explica Óscar Lagos, uno de los skaters más reconocidos en la escena nacional. Pero también agrega que aún falta mucho por mejorar y que esto no es ni la mitad de un skatepark de competencia internacional (lea también: ¿Cómo las marcas locales de skate les están haciendo frente a los productos extranjeros?)

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“El problema es que antes los diseñadores tenían la idea de que esto era igual que las canchas de microfútbol y lo replicaban sin darle la menor importancia, entonces las pistas de San Cristóbal Sur o El Tunal eran buenas pero tenían los mismos defectos en las curvas y las distancias para los impulsos”, explica Diego. La elaboración de las rampas y bowls en Fontanar del Río corrió por cuenta de Súcubo, un parche especializado en la construcción de espacios para skateboard, ellos han colaborado con pistas como las de Puente Aranda y Puerto Gaitán (Meta).

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Este spot era necesario para los skaters y bikers de la ciudad, sobre todo para los de Suba, donde no existía un sitio adecuado para practicar sino que se adueñaban de lugares como el Low Park. “Los pelados se apropiaron de eso y le empezaron a colocar cajones y tubos, pero ahí el ambiente es muy pesado, con mucha droga y puede ser bastante inseguro”, dice Luis Vargas, dueño del skateshop Costal de Anzuelos y uno de los principales gestores del skatepark de Suba. Para Vargas, uno de los problemas de muchos spots en Bogotá es que tienen capacidad para muy poca gente, con un máximo de 30 personas, mientras que en esta pista de Suba pueden ir más de 500. 

 

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