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ilustración: @imaiages

Una banda sonora para la copa argentina

Cuatro canciones se entretejen cuidadosamente con los acontecimientos que llevaron a la albiceleste a su gloria mundialista.

Carlos Borda / @carlos_borda

Se dirige a su destino, inmutable. Inhala, se contrae y exhala con los puños cerrados. Tras dar cinco zancadas, desata su rabia ante el arquero francés y cruza el balón. Era gol. Pero no era cualquier gol. Montiel se saca la camiseta, la besa, la llora y lo abrazan. Emiliano Martínez cae al piso. Messi, arrodillado, sonríe y abre los brazos dispuesto a recibir la gloria. Scaloni va perdiendo el escepticismo poco a poco; se persigna y estalla en llanto. Ante la presencia de casi noventa mil almas enardecidas, la selección de fútbol argentino se hace campeona del mundo en Catar.

 

Volver

 

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Y esta copa fue conquistada con uno de los motores más sencillos del mundo. Este triunfo comunal y familiar fue por amor al fútbol. Como indicaría Messi en una carta, tras regresar a la selección nacional en 2016. «Amo demasiado a mi país y a esta camiseta». En 2018 el fútbol era un tango melancólico en Argentina. La selección volvía con ese sinsabor gardeliano… «con la frente marchita», tras caer ante Francia en octavos de final en el país ruso. El idilio mundialista se había terminado para ese entonces.

 

Argentina volvió a llorar el 25 de noviembre del 2020, al morir el “barrilete cósmico”. Parecía que Maradona se llevaba consigo la garra futbolera; sin embargo, la transición del equipo comandado por Scaloni en el mundial de Catar iba demostrando lo contrario.

 

Hice todo mal

 

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Arriba del estadio Lusail estaba el sol, abajo el albiceleste inundaba las tribunas. El himno argentino fue cantado a unísono. El 22 de noviembre de 2022 Argentina perdía dos a uno frente a la selección de Arabia Saudita. Había aumentado la incredulidad e incertidumbre sobre el momento para ser campeones.

 

<<Hice todo mal. Pero están todos bien», como dice la canción que entona Anabella Cartolano de Las Ligas Menores. La selección de fútbol había pasado de llegar para llevarse todo a dudar sobre la nada. ¿Lo hicieron todo mal? A pesar de la derrota, había algo más. El pueblo argentino estaba cobijado por una fe intacta. Cuando los medios preguntaban si había algo que reprocharle a la selección o al 10 argentino, la respuesta siempre fue la misma: ¿perdonar qué? Ante la mirada irrisoria del mundo, Scaloni había logrado conformar algo más fuerte que una selección de fútbol… una familia. «Veremos cómo me va».

 

Alguien que lo merece

 

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Las cábalas, los agüeros, los asados. En el país argentino se iba acrecentando la ilusión. El sueño de ver una copa mundial conquistada se hacía real tras cada falta, disputa del balón, rechazo y gambeta. Argentina se enfiestaba cuando jugaba su selección. Del otro lado, al pasar las fechas futboleras, el mundial se fue tornando reivindicativo.

 

Hinchas extranjeros e incluso futbolistas comenzaron a sacar la envidia. “Where is Messi”, repetían cada vez lo que se les venía en gana. Comenzaron a denigrar el deporte suramericano. Un van Gaal despectivo y con un historial lleno de contradicciones hacia jugadores latinos, que calentaba los cuartos de final, focalizaba sus críticas hacia Messi.

 

Para sorpresa de quienes se preguntaban “Where is Messi”, él estuvo en todo el mundial, pero hacía falta ese veneno, picante y bronca, desatada por el técnico holandés, para desarmar esa naranja mecánica en cuartos de final. Se vio a Messi hacer el Topo Gigio, reivindicando un Riquelme aguerrido y banqueado por el holandés por el año 2002 en Barcelona. Se vio esa garra nuevamente en la cancha, tan característica del fútbol latinoamericano. Se vio la convicción de un Messi lleno de bronca que, tras pronunciar todas las eses posibles en un <<qué mirás bobo, anda pa’ allá>>, volvía a recordar que su lugar siempre había sido estar al frente de la selección argentina. Si este no era el momento de soñar, no sería nunca. Al igual que el rock espacial de El mató a un policía motorizado, toda Argentina soñaba el triunfo de «alguien que lo merece».

 

El viento trae una copla

 

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Es 18 de diciembre de 2022. Ganó Argentina. Los grises de la urbe se funden ante los ríos de gente festejando, celebraciones descomunales, cánticos hasta el amanecer. No sé cómo se siente. Soy colombiano. Pero se escucha como una canción de Bersuit Vergarabat. Se confunde en una tonada llena de melancolía y de festejo. Más allá de las ya conocidas canciones cargadas de fútbol como Toco y me voy o El baile de la gambeta, lo que hizo Argentina se asemeja a la transformación de amor en anhelo de país. Un deseo de regreso y de unión. Dicha sensación es escuchada solamente en El viento trae una copla.

Es 20 de diciembre de 2022, el regalo de navidad se ha adelantado para Argentina. Va aterrizando el conjunto albiceleste en una comunión fraterna conformada por Scaloni. Están en casa. Están con sus fieles hinchas. Y sí, el viento trajo una copa.

 


*Este contenido fue uno de los 10 ganadores de la convocatoria CARTEL LO PUBLICA realizada en 2023. 

 

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