La estética del fallo: un repaso por la exploración gráfica de Gordo Ilustra

Cuando Natalia Gordillo (23 años) estaba en el colegio, sus amigos empezaron a decirle “gordito” después de que una funcionaria se equivocara al llamarla por su apellido. Hoy Gordo, como la llaman sus allegados y como la conocen en la escena artística, es una de las ilustradoras más llamativas de la gráfica capitalina.

Desde niña esta artista ha estado acompañada por libretas llenas de dibujos. La influencia de su padre, que la acercó a la arquitectura y al arte, así como el influjo que encontró en personajes como Liniers, Thomas Ott, Montt, Julio Cortázar y Roberto Bolaño, le han permitido a Natalia consolidar una obra que sabe responder a las coyunturas y hablar de la cotidianidad. Su obra, que firma bajo el nombre de Gordo Ilustra, ha sido expuesta en espacios como el Museo Santa Clara, donde exhibió cuatro ilustraciones de gran formato que hizo para un libro llamado ‘Ciudad en Fiesta’ y en Tres/Cero/Tres.

El dibujo ha alcanzado a filtrarse en los lugares menos sospechados de la vida de Gordo. En 2014, cuando empezó a estudiar Creación Literaria en la Universidad Central, se dedicó tanto a dibujar que incluso sus apuntes eran dibujos. Aunque Gordo consideró durante el primer semestre abandonar el pregrado, un profesor la incentivó para que no se retirara, argumentando que tenía una habilidad que no tenían los demás y que podía reforzar por medio de ella su ejercicio literario.

Sin embargo, no fue hasta 2016 que nació Gordo Ilustra, cuando un exnovio le sugirió que encapsulara en un mismo espacio todo lo que producía y que, de alguna manera, estaba desperdiciando. Con el objetivo de incomodar con el dibujo –ya sea a través de alguna pulla política o solidarizándose con iniciativas como la conmemoración del día de la mujer–, esta ilustradora tiene claro que su ejercicio gráfico debe irrumpir en las lógicas de lo cotidiano para, asimismo, llamar la atención del espectador.

Para el 8 de marzo, por ejemplo, Gordo realizó una imagen en la que, retratando a una jugadora de fútbol, buscó sumarse a este día de lucha de las mujeres. “La mitad de las personas que conocen mi trabajo creen que soy un hombre. Me parece importante saber que desde el trazo se puede también desmitificar un poco lo que a veces sucede en estos nichos creativos, y es que las mujeres somos las "novias de" o quienes hacemos muy lindos dibujitos. Yo misma he sentido que la gente cambia cuando saben que soy chica y no chico, y por eso mismo creo que en la imagen está también una forma certera de denuncia de ese tipo de situaciones”.

En medio de su trabajo como ilustradora surgió la Trislexia o la estética del fallo, un ejercicio gráfico en el que se confabulan las cosas que más le han llamado la atención a Gordo durante su carrera: el fallo, la fantasía y la metáfora para crear obra. El fallo lo define como esas situaciones que rompen la lógica de la cotidianidad y que, ya sea porque causan gracia o porque nos sacan de una zona acostumbrada, alteran el sentido de la rutina y generan recordación. La fantasía, por su parte, funciona como la transformación de esa situación (el fallo) en un elemento ficcional. La metáfora, finalmente, es la combinación de esos elementos en el espacio de creación.

Cuenta Gordo que lo que más le apasiona en torno a la gráfica es el hacer flyers para bandas porque considera que implica reunir lo que se está escuchando en una pieza gráfica. “Es llevar al ojo la música y me parece increíble esto, porque además uno tiene el chance de escuchar música nueva, de conocer artistas que también han forjado su camino desde la música. Con esto he conocido artistas nuevos y otros que ya me gustaban antes de trabajar con ellos como Chico Trujillo”.

La disciplina que esta bogotana le imprime a su obra la ha llevado a trabajar con distintas empresas como Room4media, Pathos Audiovisual y para la productora Biche, ilustrando y haciendo piezas para redes y flyers. También ha sido contratada para explicarle a abogados procesos jurídicos a través de dibujos, algo que Natalia nunca imaginó llevar a cabo, teniendo en cuenta su profesión que, se suponía, iba a ser escribir. La lectura de Alapalabra, la revista estudiantil de la Central y de una publicación de prensa de la Javeriana llamada Impronta, la llevaron a interesarse por el proceso de lectura para producir una imagen que tratara de conectar con textos. “Ahí comencé a hacer diagramación, a hacer las portadillas y el diseño y me sentí muy cómoda con ese tipo de prácticas, más que con la escritura en sí”.

El pasado 16 de febrero, Natalia se lanzó a un ejercicio que nunca había realizado y dio su primer taller, ‘La Trislexia: construcción de narrativas gráficas’, en el museo Santa Clara. “Fue genial vivir mi propio método desde el trazo de otros y conocer los rostros de quienes me comentan o quienes hacen que esto valga la pena, precisamente porque confirman que se puede ser empático desde el dibujo”.

Durante estos años de exploración con la gráfica, Gordo ha podido llevar sus ilustraciones a otros formatos como stickers, prints y hasta a camisetas. Ahora tiene una alianza con T-shirt Lab, con quienes ha trabajado de la mano para sacar camisetas a pedido. Además, ha sacado calcomanías y serigrafías con el Taller 108 y espera próximamente lanzar otras piezas con Diantres.

Actualmente Gordo está a punto de presentar su tesis, una novela gráfica sobre El Bogotazo llamada ‘El hombre de las flores’, material que pronto lanzará al público. A futuro, se propone salir a las calles y empezar a dejar sus piezas regadas por los muros de la ciudad o impresas en la piel de quien las quiera a través del tatuaje, pues considera que estas dos formas son los niveles máximos de empatía a los que se puede llegar con el arte.

Sígale el rastro en instagram y no se pierda los nuevos trazos de Gordo Ilustra. Si usted está interesado en adquirir algunos de los productos de esta virtuosa de la gráfica, los puede encontrar en el T-shirt Lab de la Calle 92 con 11.