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Intervención de Donna Rodríguez sobre ilustración de Caroveluu

Cuarentena en el exterior: tres artistas colombianos hablan de cómo se vive la cuarentena lejos de casa

Además de la xenofobia, el desabastecimiento y la distancia, los artistas colombianos atrapados en el exterior han tenido que lidiar con un ritmo acelerado que parece exigirles más producción en tiempos de pandemia. Mugre Diamante, Jean Pierre Contreras y Caroveluu nos cuentan su experiencia.

Daniel Fandiño / @sinsecuencia

De acuerdo a un comunicado de la Cancillería, a la fecha y en más de 40 vuelos humanitarios, han retornado al territorio nacional alrededor de 5.200 connacionales que por las medidas sanitarias adoptadas debido al Coronavirus habían quedado atrapados en otros países. Sin embargo, se estima que al menos 4.000 colombianos continúan en el exterior, entre ellos varios creadores quienes han tenido que arreglárselas para suplir necesidades económicas, continuar su trabajo y no perder la cordura en el encierro. 

Dakid (tatuador e ilustrador), María Paula Sanabria (artista independiente), y Psylosabin (ilustradora y muralista), son algunos de los creadores que debido a la cuarentena tuvieron que  quedarse en países como Estados Unidos, México y Chile y que aún esperan recibir apoyo de la cancillería para volver a Colombia. También  hay casos como el de la ilustradora Umara, quien logró regresar hace poco al país. 

Sumado a las incertidumbres del aislamiento en otro país y a las dificultades para volver a  Colombia, los  creadores también han tenido que lidiar con seguir trabajando en sus proyectos en medio de un ritmo acelerado que parece exigirles más producción en tiempos de pandemia. 

En un escenario en el que el uso de redes sociales ha aumentado de forma considerable, es necesario poner atención a asuntos como lo fácil que es caer en la inmediatez de seguidores y likes, así como pensar estrategias para evitar caer en la sobreproducción de contenido. 

“Hay mucha presión para seguir trabajando, manteniéndose en el proceso de creación a pesar de la cantidad de estrés y ansiedad que la situación produce. A veces me pregunto si en esta situación hacer arte es tan necesario como otras actividades. Sobre todo por la recesión económica. Las personas prefieren ahorrar dinero por lo que puede venir o por el contrario se han quedado sin empleos, así que se me hace una situación difícil para ofrecer obra”, cuenta Caroveluu, una artista paisa que tras decretarse la cuarentena quedó varada en Granada, España.

Hablamos con tres artistas para conocer cómo vive la cuarentena un creador lejos de casa, lejos de sus familias, sin una economía estable y sin las facilidades para un desarrollo pleno de su ejercicio creativo.

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Jean Pierre Contreras en Valencia, España

Jean Pierre Contreras es un arquitecto y fotógrafo bogotano que desde hace siete meses venía recorriendo distintos lugares del mundo como España, Islandia o la India. Jean Pierre tiene un proyecto hace dos años llamado #trabiajandoxelmundoproject, basado en apoyar proyectos en torno a la arquitectura y la fotografía, y viajar por el mundo. 

“Funciona como un cambalache: obtengo los recursos esenciales para vivir viajando mientras trabajo de manera colectiva con personas y sus emprendimientos. Así puedo costear mi alimentación, hospedaje y demás aspectos que hacen posible continuar viajando por tiempo ilimitado y en distintos lugares de este increíble mundo”, asegura.

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Granada, España. Foto de Jean Pierre Contreras.

Este creador tenía su regreso al país programado para diciembre de este año, pero la pandemia le cambió los planes de un momento a otro. Jean, a quien la pandemia lo tomó por sorpresa en Jaisalmer, una ciudad de la India, quería quedarse por lo lejos que estaba de Colombia y porque esperaba seguir conociendo, sin embargo el clima (que alcanzaba los 50°c), el desabastecimiento de alimentos y la xenofobia, que se marcó drásticamente en los últimos días de estancia, hicieron que la situación se le volviera insoportable.

Según cuenta este fotógrafo no fue complejo seguir desarrollando su ejercicio creativo, pues estaba diseñando la terraza de un hotel en Jaisalmer y para esa labor lo único que necesitaba era su computador y las herramientas que utiliza para dibujar y proyectar el espacio que se le había encargado. En cuanto a la fotografía, Jean todos los días intentaba hacer series de imágenes que resumieran de alguna manera los 51 días que estuvo en cuarentena obligatoria para tener archivo de esos momentos de aprendizaje. 

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Valencia, España. Foto de Jean Pierre Contreras.

Desde que India entró en la primera fase del confinamiento, Jean estuvo comunicándose todo el tiempo con el Consulado de Colombia en Delhi, desde donde recibió ayuda con algunos trámites como la extensión de la visa y algunos alimentos, pues –según dice– a veces era imposible conseguirlos. Con el paso de los días y luego de todos los trámites, la solución que le dieron fue viajar en un vuelo humanitario cuyo costo rondaba los doce millones de pesos, tres veces más del costo habitual. 

“Consideré no tomar este vuelo porque además de no contar en ese momento con todo ese dinero sentía que estaba premiando la deshonestidad y la codicia de los que organizaron ese “robo humanitario”, pero opté por aceptar esta oportunidad para dar prioridad a mi salud, a la tranquilidad de mi familia, amigos y todas las personas que seguían mi viaje”, señala.

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Sevilla, España. Foto de Jean Pierre Contreras.

Fue así como con el fin de recaudar los fondos necesarios para pagar el tiquete, organizó una venta fotográfica para la que destinó 31 imágenes de su portafolio en cuatro formatos diferentes. 72 horas después de que empezó a ofertar las fotos por sus redes, este creador ya tenía los fondos que aseguraban su puesto en el avión de regreso al país. 

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Otra de las colombianas que quedó varada por fuera del país fue Caroveluu, una creadora de Medellín que hace siete años decidió ponerle ruedas a un proyecto artístico que gira en torno a la intervención pictórica en distintos formatos, desde murales hasta lienzos o libretas. Trabajando en este ejercicio, a través del cual busca crear narrativas críticas o estéticas, decidió salir del país con el fin de pulir su labor. Una Maestría de Artes Visuales y Educación la llevó a la ciudad de Granada, España.

Desde que se dio el primer caso de Coronavirus en España a finales de enero, el gobierno se vio obligado a tomar medidas para frenar la expansión y evitar más contagios y por eso desde el 15 de marzo se decretó el aislamiento preventivo obligatorio. Caroveluu estaba decidida a quedarse en España para buscar la manera de intervenir murales o participar en alguna exposición o mercado, pero la cuarentena se vino encima y sumado al cierre de las clases presenciales en la Universidad de Granada, no le quedó de otra que disponerse a volver. 

“Mi padre se comunicó con la Cancillería en Colombia para saber el proceso que debía llevar a cabo en el mes de abril, que fue cuando definitivamente cancelaron mis asignaturas en la maestría y España estaba en cuarentena total. En el mes de mayo, ante ninguna información por parte de la Embajada llamé y escribí varios correos que respondieron rápidamente, lo cual me pareció esperanzador. Me decían que los vuelos que estaban disponibles eran para adultos mayores de 70 años, mujeres embarazadas y menores de edad, además de personas en grandes dificultades de salud y económicas en el país”, cuenta.

Caroveluu vio afectado su ejercicio creativo debido a la cuarentena, pues le ha sido imposible pintar muros por las medidas que se tomaron en España, así como por el hecho de que las papelerías y las tiendas especializadas en arte en las que adquiere los materiales han estado cerradas. A pesar de esto, en el quehacer de esta artista también es recurrente el trabajo en pequeños formatos como libretas, que se han convertido en esos spots que le han permitido mantenerse activa.

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Piezas elaboradas por Caroveluu

Por ahora, Caroveluu continúa en Granada a la espera de una respuesta positiva por parte de la Cancillería sobre su regreso a Colombia. Con las maletas listas y cargada de incertidumbre y esperanza, esta artista anhela tener la suerte de un colega colombiano que estaba en Francia y que aunque le avisaron con tan solo 15 días de anticipación, pudo volver en un vuelo de repatriación. 

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Mugre Diamante. Foto de Camila Castillo.

Cuando estalló la crisis sanitaria por el coronavirus en Argentina, Mugre Diamante –una diseñadora visual de profesión que se ha dedicado hace varios años a pintar muros y aplicar su gráfica en diferentes soportes– estaba en Buenos Aires visitando a su familia. El 20 de marzo el gobierno de ese país ordenó el aislamiento preventivo obligatorio y todo se puso color de hormiga para Mugre, quien tenía todas sus herramientas de trabajo en Colombia.

Esta artista y otros colombianos atrapados en Argentina decidieron crear un grupo de Whatsapp en el que había alrededor de 300 personas. Sin embargo, los administradores del grupo estimaban que eran unos 800 colombianos los que se encontraban en esa misma situación. Con los integrantes del grupo, decidieron escribir una carta y enviarla a todas las entidades que se les pasaba por la cabeza: embajadas, consulados, cancillerías y oficinas de migraciones, contando por lo que estaban pasando y esperando respuestas concretas sobre posibles vuelos para regresar. 

A principios de Abril, algunos funcionarios se comunicaron con quienes estaban haciendo la solicitud, preguntando sobre el estado de salud, la situación económica, el domicilio de residencia y otros datos que al final no sirvieron para mucho más que para llenar alguna base de información. Al ver que no pasó nada, los integrantes del grupo de Whatsapp hicieron un derecho de petición y días después interpusieron individualmente una tutela, todo con ayuda de connacionales abogados que también hacían parte del grupo. A algunos la tutela les falló en contra y a otros les falló a favor. 

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Intervención digital sobre fachada

“La falta de comunicados de primera mano, de respuestas favorables, de información certera, hacía que la ansiedad y el desespero de las personas estuvieran en niveles alarmantes. Cada día aparecían más y más casos de personas queriendo regresar y el grupo WhatsApp creció inmensurablemente. No nos quedaba más que hacer nuestras súplicas virales por todas las redes sociales posibles. Y fue donde empezaron a contactarnos de medios de comunicación y sitios web alternativos”, explica Mugre. 

En cuanto al ejercicio creativo, Mugre asegura que en Buenos Aires fueron bien estrictos con los planes de contingencia y todo, a excepción de farmacias y cadenas de mercado, estaba cerrado. “Estaba lejos de mis herramientas habituales de trabajo, así que mis creaciones digitales también quedaron suspendidas por completo. Sin acceso a papelerías, para conseguir materiales, encontré en casa unas hojas recicladas y un bolígrafo negro. Esas fueron mis herramientas durante 2 meses y medio, pero durante el confinamiento, pude realizar con esa técnica análoga unas risografías. Así que en parte, verse limitado también es descubrir nuevas formas de crear”, cuenta. 

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Intervenciones de Mugre Diamante. A la izquierda muro realizado junto a Skore999

Días antes del primer vuelo humanitario que salió de Argentina, el 3 de mayo, esta creadora recibió una llamada del Cónsul Jorge Villamizar, quien le indicó que era posible que entrara en ese vuelo pero dos días después se comunicaron con ella para informarle que hubo cambio de planes. El 14 de Mayo finalmente, recibió un correo de la aerolínea LATAM en el que le indicaron que tenía un cupo en el vuelo humanitario que saldría el 15 de mayo, pagando un nuevo tiquete y perdiendo el que había adquirido inicialmente. Ahora, ya en Colombia, Mugre está camellando nuevamente en lo suyo.

Aunque la Canciller Claudia Blum ratifica constantemente en medios de comunicación el compromiso de continuar acompañando y orientando a los colombianos que se encuentran en el exterior a través de sus diferentes embajadas y consulados, aún son miles de personas las que se encuentran alejadas de sus familias y de sus hogares en condiciones complejas, entre ellas muchos artistas. 

Si bien ellos se las han arreglado para continuar con su ejercicio creativo, es indudable lo duro que pega el confinamiento y la distancia que acrecienta las dificultades para que los creadores colombianos puedan seguir desarrollando sus actividades con normalidad. Lo cierto es que aunque no se conoce con exactitud el número de creadores que se encuentran aún en el exterior, se espera que desde el gobierno se encuentre una pronta solución para que puedan volver y continuar llevando a cabo una labor que resulta más que necesaria por estos tiempos.

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