“Todos queremos vivir bien de esto, pero por encima están la música, el arte y las personas”, Camila Saravia
Tras una década de labores continuas, M3 Music y Camila Saravia se han ganado a pulso su puesto en la industria como una de las compañías claves a la hora de hablar de management en Colombia.
Que en las tarimas de festivales en Europa puedan escucharse los sonidos colombianos se debe, entre otras cosas, al trabajo de la agencia de management M3Music, que en este mes cumple 10 años de trabajo. M3Music nació como un proyecto para apoyar el trabajo de las bandas independientes del panorama colombiano. En 2010, Camila Saravia y Juan Sebastián Ortiz, decidieron apostar por hacer de ese arranque una de las compañías de management más grandes a nivel latinoamericano y lo han logrado.
Camila Saravia tiene 38 años, de los cuales lleva más de 15 metida en la industria musical como manager de las bandas con mayor proyección internacional del país como Bomba Estéreo, Santiago Cruz o Diamante Eléctrico. Han pasado 10 años desde el comienzo de M3Music, tres años en los que han logrado colaborar con artistas de la talla de New Order o Arcade Fire. Incluso hace dos años abrieron una oficina en Malmö, Suecia, para estrechar sus relaciones con Europa sin depender de la diferencia horaria.
Enfocados en llevar la música a mercados internacionales teniendo muy en cuenta su dimensión personal, M3 Music creció a la par de estas bandas y ahora se ha convertido en una pieza importante para entender el panorama latinoamericano de los artistas que lideran los carteles festivaleros. Por sus oficinas han pasado artistas de la talla de Systema Solar, Monsieur Periné y Vicente García. Además en su catálogo también ofrecen la posibilidad de acercarse directamente a los compositores como Simón Mejía y Juan Galeano.
Teniendo que enfrentar terremotos, deportaciones y pérdidas de vuelos, el trabajo de Camila no descansa a ninguna hora y está para solucionar lo que tenga al frente. Hablamos con ella, una de las managers más importantes de la industria musical colombiana, para hacer un panorama de la situación actual y la realidad de trabajar en una industria plagada de hombres.
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Creo que es necesario empezar hablando por lo obvio, ¿Cómo ha sido cumplir 10 años en medio de la pandemia con todos los problemas que esto implicó para las presentaciones en vivo?
Si te soy sincera nosotros hemos tratado en lo posible de no hacer presentaciones en vivo porque es muy complicado llevar una buena experiencia al fan desde nuestro punto de vista. Además, se ha visto que la gente no está preparada ni dispuesta a pagar por ese tipo de contenidos. Cuando tú ya tienes un público que puede y te pagaría una boleta de 20 o 30 euros si les empiezas a dar shows gratuitos es como echar para atrás el trabajo que llevas haciendo por 10 o 12 años. Hemos hecho un par con algunos de los artistas de nuestro catálogo en los que funciona más el formato, como por ejemplo con Santiago Cruz que es guitarra y voz, a diferencia de con Bomba, donde es más difícil técnicamente porque todos están en ciudades diferentes. Esta situación con los shows en vivo va para largo, entonces de alguna forma uno tiene que seguir ahí con el público creando contenido para que sigan pensando en uno. También todos estamos mirando cómo manejar el asunto con estas autocaravanas y esos nuevos formatos de presentación en vivo y apoyándonos como industria porque es una cuestión de ayudarnos. Afortunadamente nosotros como agencia de management y nuestros artistas no dependemos directamente de las presentaciones en vivo, eso nos ha permitido seguir bien.
La otra opción es, entonces, las plataformas digitales ¿Ustedes cómo manejan ese campo que parece tan incierto? ¿Dan prioridad a alguna que represente mejores ganancias?
Ese cada vez es un medio más importante. En especial ahora que el principal ingreso de nuestros artistas radica en las regalías que consiguen a través de ellas. Ese es el principal medio por el que se consume la música actualmente. Si uno sabe entender bien esas plataformas, uno puede lograr muy buenos ingresos. No le damos prioridad a ninguna, no lo hacemos. Eso sí, hacemos actividades y alianzas para mejorar la promoción con una o con otra, pero no es que prefiramos alguna. Finalmente, nuestro interés es que la música esté disponible en todas las plataformas. Esto realmente consiste en estar en los playlist que son e intentar entender lo algorítmico detrás. Si estás donde tienes que estar, la música tiene el consumo que tú necesitas. Eso sí, este año fue como una llamada de advertencia para volcarnos en lo digital que teníamos un poquito olvidado y que sorpresivamente nos dimos cuenta que es un mercado grande y que nos puede asegurar una pequeña independencia de los live shows.
Esto se lo pregunto porque estuve revisando los Bandcamp de sus representados y uno nota que no le apuestan a este tipo de prácticas que han funcionado en mayor o menor medida en los circuitos independientes.
Claro, ahí, más que una preferencia, tiene mucho que ver con la disquera. Si tú ves el caso de Bomba Estéreo, después de Amanecer firmamos con Sony, entonces digamos que ahí ellos también entran a jugar como distribuidora con unas condiciones a las que a nosotros nos toca regirnos. Finalmente es nuestra disquera y es la manera en que ellos trabajan. Si tú ves los de artistas independientes como Mitú, está disponible casi en todas partes y lo manejamos con OneRPM que te permite distribuir con ellos, pero tú escoges a qué plataformas va. Depende mucho del contrato que tengan los artistas.
Vi una entrevista de mujeres en la música que le hicieron hace un par de años en El Tiempo en la que se hablaba de que usted es una de las pocas mujeres que se han dedicado al management como tal. No puedo evitar hacer la pregunta obvia ¿Alguna vez se ha sentido sola en ese mundo?
Sí, la verdad es una pregunta súper válida y tampoco quiero darte la típica respuesta de “Es un mundo muy machista”, pero es la realidad. Este es un mundo controlado por hombres especialmente en Latinoamérica y en ese sentido sí ha sido muy duro. Además, están los típicos que menosprecian el trabajo de uno. Toca contrarrestarlo entrando con la seguridad de que tú sabes lo que haces. El management es duro, difícil y necesitas estar 24 horas con tu artista, al lado de tu artista. Ese problema mal que bien yo lo he logrado sobrepasar porque tengo un equipo muy importante detrás, al final yo no soy Camila Saravia Manager, sino que somos M3Music, una compañía de management grande de la que yo soy la CEO. Eso ha sido clave.
Y ahí va mi segundo punto y es uno más complejo donde entran a jugar los papeles de ser mamá y ser manager. En últimas soy la manager de mis hijos entonces ha sido un reto. Muchas veces he tenido que dejar de estar con mis hijos para estar con mis artistas y al revés. Afortunadamente coincidimos con Bomba Estéreo, que fue con los que crecimos, en todo este camino de ser padres entonces fue muy bonito porque nos hemos entendido. Eso ayudó a que las cosas fluyeran mejor. No todo ha sido obstáculos porque también creo que me he podido enfocar en la parte más global del negocio porque cuando estás viajando tanto, el día a día te consume y dejas de ver el big picture de hacia dónde quieres llevar la estrategia del artista. Como mujer hay un montón de retos, pero yo creo que si uno está convencido de que quiere hacer lo que está haciendo uno lo puede hacer bien y hacerlo todo.
Hablemos un poco de la búsqueda de nuevos talentos ¿Cómo entra una nueva banda a M3music?
A nosotros nos llegan muchísimos artistas y la verdad es que nosotros no filtramos ni por género, ni por fanbase, ni nada de eso. Yo creo que tiene mucho que ver con un feeling. Compartir la misma visión y el mismo norte. Te lo digo porque hoy en día tenemos artistas que son poco conocidos como Martin Trevy que es un caleño con el que llevamos trabajando un año y estamos arrancando. No es cuestión de que tenga muchos números, es cuestión de que compartamos el norte. Con todos nuestros artistas –que tenemos de todo tipo, desde Mitú hasta Santiago Cruz– lo que nos lleva a trabajar juntos es que vemos que tienen una estrategia con la que podemos colaborar. Así los escogemos. Nosotros nos sentamos con muchos artistas, muchos que nos llegan, muchos que buscamos por medio de nuestros scouts que están buscando todo el tiempo. Pero en últimas es una cuestión como de un match. Que un artista esté buscando un manager y que un manager esté buscando un artista y que se encuentren en el momento que es, no es tan fácil. Hay que encontrar ese match exacto en el momento que es, ahí sí yo creo mucho en las energías y esas cosas pasan porque tienen que pasar. Obviamente miramos un poco los números, hacemos una proyección de territorios en los que podrían funcionar, pero al final la decisión se toma por feeling.
¿Cuál es ese norte que comparten con los artistas?
Desde que yo arranqué M3 Music siempre la concebí como una empresa global. Basados en Colombia, pero con una perspectiva muy global. Para nosotros es muy importante que los artistas con los que trabajamos tengan esa misma visión. Que ellos y nosotros queramos sacar la música hacía el mundo. Algunos querrán sacarla a festivales, otros a estadios, y otros a venues de nicho como es el caso de Mitú. Sí queremos que la música en la que trabajamos sea para el mundo. Esa es la visión general, pero hay otro componente que es clave y más en esta industria: los principios. Al final todos queremos vivir muy bien de esto, pero por encima está la música, el arte y las personas. No estamos dispuestos a pasar por encima de las personas para conseguir lo que queremos. Esto suena muy obvio, pero en esta industria no es tan así. Creo que esa es otra cosa que compartimos con los artistas con los que trabajamos. Así sea un camino más largo y difícil primero van los principios y las personas.
Me pareció interesante eso que menciona de los escenarios de nicho a los que se apuesta con Mitú, porque uno ve que alrededor del mundo uno puede llenar espacios más pequeños por varias noches tal y como fue el caso de Mitú en Marino Submarino a principios de este año ¿Cree que ese tipo de dinámicas ayudan al crecimiento de una escena?
Totalmente. Julián [Mitú] siempre concibió a la banda dándole prelación a ese tipo de escenarios. Ellos prefieren tocar en esos espacios donde hay contacto con el público y es más íntimo. Además, volviendo a tu pregunta sobre estas dinámicas, es una estrategia que hemos implementado con varias de nuestras bandas. Si tú ves en las giras que hemos hecho con Bomba en Europa o Estados Unidos la hemos aplicado. Acá yo creo que está el concepto fallido de: "Uy es que voy a tocar en un venue de 5.000 personas" y entran 500. Es mejor hacer un venue de 500 y que se queden 200 por fuera. Eso al promotor le suena más, empieza crear una expectativa alrededor del próximo concierto. Eso hemos hecho con nuestros artistas para llevarlos a niveles internacionales y nos ha funcionado muy bien. Lo de Marino Submarino es un ejemplo, pero podríamos también contar de la vez que hicimos tres Armandos con Bomba Estéreo. Cuando lo sacamos los vendimos en 3 semanas y fue igual. Nos podríamos ir a un Royal Center o un Chamorro, pero decidimos apostarle a un espacio más pequeño para llenarlo. Para mí, la estrategia del sold out es mucho más eficiente que tocar en venues de 5.000 personas. Eso lo aprendimos de los agentes de booking de William Morris, una de las agencias más grandes del mundo en este tema, que siempre nos decían: "Háganse una gira sold out así sean 500 personas en Boston y van a ver que la próxima vez el promotor va a querer hacerlo en uno de 700". Ya con Bomba Estéreo teníamos planeada una gira de venues de 5.000 – 7.000 personas en Europa. Toca arrancar con los de 100 y 200.
¿Qué venue y de qué tamaño hace falta en Bogotá?
Yo creo que en Bogotá hacen falta muchos venues. Hace falta un circuito consolidado más allá de los bares. Faltan muchos, de todos los tamaños. Para nosotros con Diamante Eléctrico sería bacano hacer unos cuatro o cinco venues en Bogotá, pero no los hay. Está por ejemplo el Movistar Arena que se puede aforar, pero eso es ya para artistas más grandes o internacionales. Creo que para la escena local faltan venues desde 50 personas hasta venues de 1.000 o 2.000 personas. Entre 800 y 2.000 es el rango más difícil porque es cuando tú ya pasaste por todos los bares y quieres hacer un show mediano y te toca saltar de Latino Power al Jorge Eliecer Gaitán o el Royal Center. Bandas hay un montón, lo que faltan son tarimas.
En esa entrevista de El Tiempo decía que faltaba gente que quisiera trabajar en esto. Que había muchos artistas y muy pocas personas que le apostaran a hacer posibles los shows. Creo que en los últimos años han aparecido muchos proyectos independientes que le apuntan a eso como el caso de Casa Manglar o El Panóptico. Pese a esto ¿Aún considera que hace falta gente? ¿Qué cree que hace falta para que estalle la escena?
Estoy de acuerdo en que han aparecido muchos proyectos bacanos en los últimos años, pero lo mejor es que la gente se ha empezado a unir. Antes era el manager, o el booker individual pero ahora se está pensando todo desde el colectivo con las agencias. Yo lo que siento, y cada vez lo creo más profundamente, es que falta que la industria se una. Claro, están saliendo esas agencias de management y eso, pero no estamos trabajando integrados, y me incluyo. Si uno dijera: voy a hacer el esfuerzo de llevar un artista mío y veo que un artista de otro también se puede sumar pues entonces uno puede hacer algo mucho más fuerte. Es cuestión de trabajar juntos, si uno ve las escenas en USA o Europa han funcionado porque se trabaja de la mano. Cuando yo trabajaba mucho más independiente con agentes en cada territorio, veía como los agentes alemanes se apoyaban con los franceses o españoles y así logramos montar una gira.
Acá en Colombia, sin ir a un nivel continental, tú tratas de hablar con un promotor en Medellín, un promotor en Cali y uno en Bogotá, y ponerse de acuerdo es imposible. Cada uno está jalando por sus propios intereses. Que si el artista viene de Cali para Bogotá por qué el de Medellín tendría que ayudar con los tiquetes y ahí es donde se cae una gira. Ese es el principal problema que tenemos y no es hablar mal, también creo que es un problema de idiosincrasia y cultural. Terminamos siendo muy individualistas y para que una industria crezca tiene que haber apoyo de todos hacia todos.