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“Este año es el año del aborto en América Latina y el Caribe”: una entrevista con Las Parceras

Para hoy está previsto el primer debate de la ponencia presentada por el magistrado Alejandro Linares, la cual busca la despenalización total del aborto hasta la semana 16. Hablamos con el colectivo Las Parceras sobre la criminalización y estigmatización de las mujeres que deciden interrumpir su embarazo, el acompañamiento y la posibilidad de que el aborto deje de ser delito en el país.

Daniela Pomés Trujillo / @danipomes

Las últimas semanas en Colombia han estado marcadas por un intenso debate en torno al tema del aborto. El sonado caso sobre la mujer que interrumpió su embarazo a los siete meses de gestación, la propuesta presentada ante la Corte Constitucional por el magistrado Alejandro Linares demandando aborto libre y el llamado a un referendo en contra de “la laxitud del aborto” hecho por el expresidente Álvaro Uribe Vélez, hacen parte de la polémica. 

En medio de esta tormenta, sucede un caso de muchos en Popayán: una mujer decide abortar, acude a la EPS y esta le aplica toda la burocracia posible retrasando el proceso. Al final la mujer logra acceder a una institución privada y, amparada por la sentencia C-355 de 2006, aborta con siete meses de gestación. Juan Pablo Medina, expareja de la joven, hizo público el caso y presionó por medio de protestas para que la mujer no llevara a cabo el procedimiento. Una vez confirmado el aborto, Medina anunció acciones legales contra la joven.

(Lea ‘5 mitos religiosos del aborto cuestionados por católicas que lo defienden’) 

La semana pasada el magistrado Alejandro Linares presentó una ponencia ante la Corte Constitucional en la que se contempla la despenalización total del aborto durante las primeras 16 semanas de gestación. De ser aprobado, no sólo significaría un gran avance para las mujeres en Colombia, sino que nos pondría a la cabeza en este tipo de iniciativas en América Latina. Hoy se llevará a cabo el primer debate de esta ponencia en la Sala Plena de la Corte Constitucional. 

“Este debate no es nuevo, se dio hace 14 años cuando la Corte estuvo recogiendo documentación científica, bioética, médica, incluso teológica; y al revisar todas esas cosas, se dieron cuenta de que efectivamente se estaban vulnerando los derechos fundamentales de las mujeres, que además somos más del 52% de la población colombiana. Entonces, lo que hace la Corte en el año 2006 a través de la sentencia C-355 es poner un punto mínimo de partida para hablar del derecho al aborto en Colombia”, comenta Eliana Riaño, del colectivo Las Parceras.

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Antes de la sentencia de 2006 la legislación sobre el aborto en Colombia violentaba a las mujeres priorizando factores sociales y religiosos por encima de los derechos fundamentales. Básicamente, la mujer era concebida como una incubadora y la maternidad era casi una obligación. Hoy en día esa concepción de la mujer aún reina naturalizada en la idiosincrasia de muchos colombianos, pero, al menos a nivel constitucional se dio un avance importante en defensa de los derechos de las mujeres. 

En medio de este debate decidimos hablar con la colectiva feminista Las Parceras , que presta orientación y acompañamiento integral a todas las mujeres que quieran acceder a su derecho constitucional de abortar. Eliana Riaño y Lilo Lara, integrantes de Las Parceras, nos respondieron algunas preguntas sobre una lucha que no dará tregua hasta que sea ley.  

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¿Cuál es la posición de Las Parceras frente al debate en torno al tiempo de gestación de la mujer en el caso de Popayán?

ELIANA: A nosotras no nos gusta hablar mucho de la edad gestacional, del feto y demás porque sentimos que es dejar de lado la sujeta de derechos que es la mujer, que en este caso es ella. Lamentablemente pasó con una persona que fue puesta en la palestra pública. Para nosotras Las Parceras, la palabra que debe importar en cualquier momento del debate es la de las mujeres que están pasando por una situación de aborto. Lo importante es dejar claro que lo que ella hizo fue ejercer un derecho y esto se ha difuminado al debatir si tenía tantos meses, si tenía tantas semanas, etc. Le está afectando su vida, le está afectando su salud, recurre a la EPS, la EPS le niega la posibilidad de interrumpir el embarazo poniendo en riesgo su vida y su salud. Estamos hablando de que se violentó el derecho a la mujer a su vida y su salud. Sentimos que importa la vida del feto y el proceso de gestación dejando completamente anulada a la mujer y eso sucede muchas veces en el debate del aborto. Por eso para Las Parceras lo más importante es poner y ponderar siempre por encima la voz y la experiencia de las mujeres, desde ahí partimos. Lo que hizo Profamilia y las entidades que estuvieron detrás de este caso, no fue ni más ni menos de lo que debían hacer: garantizar su legítimo derecho a abortar. El derecho al aborto implica también darle viabilidad y garantía a otros derechos como el derecho a la vida, a la salud, a la autonomía, a la dignidad, a la integridad, a la información y muchos otros derechos fundamentales de las mujeres. Para nosotras debe ser “tan temprano como sea posible y tan tarde como sea necesario”. 

Sobre el tema de la edad gestacional, la Corte dice que cuando la vida o la salud integral, física, mental, emocional o psicosocial esté afectada, se puede interrumpir el embarazo. También cuando el embarazo es producto de violencia sexual, incesto, inseminación artificial no consentida y cuando el feto presenta malformaciones que hacen imposible su vida fuera del útero. La Corte no pone límite de edad gestacional porque en el mundo y particularmente en Colombia hay unas violencias y desigualdades estructurales que vivimos las mujeres. Vivimos en un país donde hay conflicto armado, donde hay mujeres que viven en territorios sin acceso a servicios públicos, donde no hay carreteras para que puedan acceder a salud. La Corte pone dentro del panorama estas circunstancias, también piensa en la violencia machista, feminicida, la violencia sexual (que además tiene impunidad de 99% en Colombia), pone todo esto y decide garantizar el derecho sin obstáculos como la edad gestacional. 

LILO: Nosotras Las Parceras siempre hablamos de la mujer y del derecho a la autonomía de las mujeres. No hablamos del feto, no hablamos de antiderechos, no hablamos de límites de edad gestacional porque el límite no lo ponen las mujeres, sino que burocráticamente nos lo imponen y en la medida en que nos ponen límites violentan nuestros derechos. Respecto al caso reciente, entendemos y acompañamos a esta mujer, sabemos que no está sola y que no estuvo sola en esto y en esa medida resignificamos que la mujer esté bien, que esté tranquila y que esté libre; porque si hay algo que nosotras las mujeres sentimos en el momento de abortar es libertad y más cuando lo hacemos en compañía y con todas las garantías dignas.

 

La expareja de la mujer del caso, el hombre que hizo pública la situación, lanzó juicios contra ella y la expuso ante los medios y la opinión pública ¿Cómo proteger a las mujeres de este tipo de violencias?

LILO: Una mujer no se expone, a nosotras nos exponen. Lo hacen fuera del consenso y por tanto es violencia. Esta violencia está atravesada por la violencia machista, por la violencia simbólica, psicológica, verbal, que es cruda y concreta. Nos llenan de comentarios antiderechos, misóginos, sexistas. Existe una ley que nos salvaguarda de este tipo de cosas que es la 1257. Esta ley se coge de la mano con la sentencia C355 de 2006 donde también dice explícitamente que las mujeres no debemos sufrir ningún tipo de violencia por razones de género. El ser mujer, exigir autonomía sobre nuestras cuerpas, exigir nuestro derecho legítimo al aborto, nos pone en el foco de la violencia machista. Al sistema patriarcal le molesta un motón que exijamos y que tengamos libertad sobre nuestras cuerpas, pero igual lo vamos a seguir haciendo. Nosotras no estamos solas, hay varias entidades que se encargan de protegernos. Lo que hizo este tipo básicamente fue, a partir de la humanización de algo que no existe [ponerle nombre al feto], tocó un montón de corazones, pero entonces ¿cuál es la vida que se defiende? Nosotras Las Parceras defendemos la vida digna, con garantías de salud plena, salud psicosocial, emocional, mental. Por eso elegimos el aborto y no como última opción.

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ELIANA: No usemos eufemismos, esto no es una exposición mediática, es violencia mediática. Uno, los medios de comunicación ejercieron violencia contra ella y, dos, este tipo y los grupos antiderechos están ejerciendo violencia contra ella. Eso se llama acoso, persecución, criminalización. Es acusar a una mujer de un delito y ella, repito, estaba ejerciendo un derecho completamente legítimo que es suyo y que no es titulable por otras personas. Si no, para qué hacer leyes y jurisprudencia si cada quién hace lo que se le antoja con los derechos del otro. La violencia mediática sucede mucho con este tipo de temas “polémicos”, porque tocan diferentes fibras. Los medios de comunicación tienen una responsabilidad. Yo soy comunicadora social y periodista y no estudié para reproducir violencias contra las mujeres. Nuestro deber ético y moral es enrutar la posibilidad que tenemos de acceder a un poder desde el que podemos garantizar derechos fundamentales a la ciudadanía como el derecho a la información. En esa medida quienes hacemos uso de la comunicación y la información debemos tener unos mínimos éticos, y ese mínimo ético frente al tema de las violencias contra las mujeres y los derechos de las mujeres es no reproducir lo que históricamente se ha reproducido. Los operadores mediáticos tienen la posibilidad de llegar a mucha gente. ¿Cuál es el lugar de nosotras como periodistas en un caso como este? Tenemos dos opciones: contar un caso, una nota y que lo que hagamos genere un impacto que haga que esa persona que está exigiendo un derecho acceda a él, o que la violente y genere obstáculos y eso es lo que están haciendo los medios. Detrás de “Juanse” y de este tipo haciendo todo ese show, hay un montón de personas con poder económico y político apoyando. Es importante decir que cuando se hace eso, se está cometiendo un delito. Las violencias contra las mujeres son un delito y la violencia mediática está ligada a la violencia machista. En el momento en que se pone una imagen, un titular que reproduce estereotipos, hay violencia. Esto que está sucediendo es un llamado a reflexionar sobre lo que estamos comunicando y sobre el impacto que nuestras palabras generan sobre una persona.

 

Se ha hablado mucho acerca del rol del padre y qué lugar tiene éste en términos legales ¿Hasta dónde el padre tiene o no derecho sobre la decisión de abortar de la mujer?

ELIANA: Biológicamente los hombres no pueden parir ni, evidentemente, abortar. Es como si yo dijera “¿yo por qué no tengo cáncer de próstata?”, es ese nivel de ridiculez. Yo no puedo tener potestad sobre los testículos de alguien, así como un hombre no puede decidir sobre lo que está pasando en mi útero. Le suene o no le suene a la gente es mi útero y es mi derecho. Lo conflictuante acá es que se abra la posibilidad a que un hombre pueda decidir sobre lo que hace una mujer con su cuerpo. Esto es retroceder siglos, es volver a poner a las mujeres como una propiedad de los hombres y no vamos a permitir que eso pase. No vamos a permitir que nos vuelvan a poner en una escritura que somos de su propiedad. Estamos juntas, unidas y no lo vamos a permitir. 

LILO: Para complementar, otra de las discusiones que se dan es sugerir que si el padre quiere exigir sus derechos a la paternidad, que consiga una mujer que contemple ser madre en su proyecto de vida. Me parece completamente inválido también, porque nosotras podemos querer ser mamás un día y al otro no y estamos en todo nuestro derecho. Además, nos vuelven a poner en el lugar de incubadoras y hace mucho tiempo nos salimos de ahí. No queremos seguir viviendo según los proyectos de vida de hombres que quieren tener hijos, no queremos ser las mamás de sus hijos porque nos quitamos de ese lugar. También respetamos la decisión de todas las mujeres. 

 

El magistrado Linares propuso que se despenalice totalmente la interrupción voluntaria del embarazo durante las primeras 16 semanas de gestación y que, pasado ese límite, se mantengan las tres causales despenalizadas que rigen actualmente ¿Qué opinan de esa propuesta?

ELIANA: Una ley nunca va a ser suficiente. Ni el matrimonio igualitario hace que la gente deje de ser homofóbica, ni la ley de violencia contra las mujeres del 2008 hizo que dejaran de existir las violencias contra las mujeres, ni la ley de feminicidio hace que no haya más feminicidios. En ese sentido no creemos que el Estado con sus herramientas pueda garantizar las necesidades y particularidades de las mujeres, porque además nosotras somos un sector poblacional muy diverso con diferencias abismales en términos de desigualdad. En esa medida la sentencia de la Corte del 2006 posibilitó algunas herramientas para que algunas mujeres –y muy pocas– lograsen acceder al derecho al aborto. Sin embargo, sí generó cosas, abrió debates, generó un cambio cultural en la percepción del aborto. Eso no implica que sea un aborto seguro que es el fin último, que es lo que soñamos en utopía: un aborto libre, seguro, ¡acompañado por feministas! Que esté libre de violencia, de prejuicios, de criminalización y de más. Eso no lo va a generar el Estado porque es un Estado patriarcal. Que haya algunas voluntades políticas, no implica que el Estado sea feminista ni que vaya a garantizar todo lo que una mujer debe tener para nosotras un proceso de aborto. Por supuesto que estamos a favor de que se liberalice mucho más, que las leyes sean menos restrictivas. No es que no sirva de nada, genera condiciones para las mujeres como para las personas que acompañamos procesos de aborto. 

Frente a la ponencia del magistrado Linares, creo que es otro paso. Hay una deuda histórica del Estado con las mujeres frente a sus derechos. En el 2006 la Corte dio un paso saldando un poquito esa deuda. Lo que hace Linares es dar otro paso y saldar otro poquito. Es una propuesta progresista que está centrada en la mujer, en los derechos de las mujeres, como debe ser. Las mujeres con o sin penalización abortan. En cambio, hay otras cifras que dicen que cuando se despenaliza, se generan condiciones para que la salud y la vida de las mujeres no se vean deterioradas. Es importante también que Colombia esté ampliando los límites a 16 semanas, porque la sentencia de la Corte ha servido de ejemplo para otros países en América Latina y el Caribe donde estaba restringido, como por ejemplo Chile, que tomó mucho de la sentencia del 2006. Pensar en 16 semanas es todo un reto para Colombia, superaríamos a Uruguay, Ciudad de México, Oaxaca, donde está despenalizado a petición de la mujer hasta las 12 semanas. 

LILO: Las Parceras y las acompañantes en aborto de América Latina y el Caribe hablamos un montón de aborto libre, seguro y feminista. En la medida en que las mujeres seamos libres no debe haber límites de edad gestacional. Le exigimos al Estado que existan unas garantías para que podamos abortar en el momento que queramos.

 

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¿Qué sucede en Colombia cuando una mujer acude a una clínica con complicaciones derivadas de haberse practicado un aborto fuera de una institución autorizada? ¿Va a la cárcel?

LILO: Primero, el aborto debe ser atendido como cualquier urgencia. Ha habido casos en los que el equipo médico llama a la policía y eso es completamente ilegal, eso sí es criminal. Pero aquí en Colombia las mujeres no hemos sido judicializadas por abortar desde hace 21 años. Hay investigaciones, pero no superan las mil. La penalización del aborto no está siendo efectiva pero sí está logrando otros tipos de violencias. 

ELIANA: Es difícil que la penalización funcione en cualquier país porque las mujeres abortamos un montón. En este momento hay millones de mujeres en el mundo abortando, entonces habría que hacer otro planeta. Cuando hacemos talleres o conversatorios, siempre preguntamos quién conoce una mujer que haya abortado y el 99% levanta la mano. Eso quiere decir que si se va a penalizar el aborto habría que meter a casi todas las mujeres a la cárcel. El problema es la criminalización más que la judicialización. Las cifras hablan de 400.000 abortos al año en Colombia, de los cuales el 0.08% son registrados como legales, el resto lo hacen en la clandestinidad, en casa, buscan sus maneras a veces exponiéndose. La clandestinidad puede hacer que las mujeres pongan en riesgo su vida y su salud, pero también da una opción. El susto que le meten a las mujeres de que van a ir a la cárcel implica que nunca vayan al hospital. Han muerto mujeres en su casa por una asepsia. No van al hospital por miedo a la criminalización. Adicionalmente está la violencia en la institucionalidad. Les niegan a las mujeres el derecho a una atención digna, las tratan mal, les hacen pasar más dolores, les contienen el aborto, las ponen al lado de las mujeres que están pariendo, una violencia simbólica impresionante. 

El Estado debe buscar la manera de que se atienda a las mujeres como debe ser y es una tarea que no ha hecho, la ha hecho el movimiento feminista. Espacios como Profamilia, Oriéntame y otras IPS privadas están abiertos a hacer el trabajo, pero es un trabajo que debería hacer el Estado. También hay casos de violencia obstétrica muy profunda. Por ejemplo, una mujer está abortando y le dicen: “quién le manda asesinar a su hijo, ahora aguántese el dolor”. No evitan el dolor, no hacen que expulsen más rápido, no usan los medicamentos solamente por hacerlas sentir culpables, por castigarlas, un castigo directo porque una mujer tomó una decisión sobre su cuerpa. Las mujeres terminan sumamente agotadas en este viacrucis, de estar como un pin pon, les niegan el servicio, pura burocracia. Te hacen escuchar el corazón del feto, te tratan como una mierda, te dicen asesina, en fin. 

 

¿Qué opciones de interrumpir su embarazo voluntariamente tiene una mujer que esté fuera del sistema de salud y que no cuente con recursos económicos para acceder a una entidad privada para realizarse el proceso? En otras palabras ¿A quiénes cobija la ley?

ELIANA: A quienes tienen acceso a la salud pagada, a quienes tienen acceso a la educación y conocen el derecho y eso pasa por un montón de privilegios. El aborto es un tema de clase. Por eso creo que es deber ético, político y moral de las feministas que somos quienes nos pensamos el aborto desde una perspectiva transversal. Sabemos que las mujeres racializadas, las mujeres empobrecidas por el sistema, las indígenas, campesinas, rurales, analfabetas, las niñas, las jóvenes tiene vulneraciones distintas y que en base a eso tenemos que generar acciones directas para que puedan acceder al aborto. Cualquier mujer que no sepa dónde ir puede llamar cualquier día del año, 31 de diciembre, 1 de enero, etc. y le va a contestar una parcera que le va a entregar información. Esto no es un delito y es importante aclararlo. Nosotras lo que estamos haciendo es el trabajo del Estado y lo estamos haciendo bien, como soñamos que debe ser. 

 

¿Creen que hay persecución a mujeres, colectivos y fundaciones que practiquen o apoyen el derecho al aborto?

LILO: Más que persecución hay persuasión para que dejemos de hacer lo que hacemos. Colombia es el país de las chuzadas; a veces se cae la línea, se siente el sabotaje. Amenazas, comentarios por redes sociales. Sentimos que hay algunos riesgos, pero igual les damos cara porque no tenemos miedo. 

ELIANA: Yo siento que el aborto es un debate que se da en redes sociales. Acá no han pasado cosas complejas como en otros países donde han asesinado a médicas y médicos que prestan servicios de aborto. Eso no quiere decir que no estemos alerta. Nosotras también nos cuidamos, construimos protocolos de seguridad, nos blindamos legal y jurídicamente, tenemos toda una planeación para evitar que las amenazas que están afuera nos afecten a nosotras como Las Parceras, como proceso político y a las mujeres que acompañamos. Porque nuestra responsabilidad además de acompañar a las mujeres en sus abortos es que ellas no vayan a ser criminalizadas posteriormente. Nos permitimos sentir miedo, pero las mujeres históricamente hemos aprendido a vivir con ese miedo y a enfrentarlo. Lo soltamos porque hay que avanzar, sobre todo con este Estado misógino que nos odia, que le importa un culo que no estén matando, metiéndonos en costales. Por eso tenemos que cuidarnos entre nosotras. 

 

“Este año es el año del aborto en América Latina y el Caribe. Las aborteras estamos organizadas, estamos trabajando y vamos a seguir caminando […] somos la Primera Línea del aborto y vamos a seguirlo haciendo: poner la cuerpa, la cara, acá estamos por las mujeres”

 

¿Ustedes cómo se blindan emocionalmente para no verse afectadas por las situaciones densas de otras mujeres de las que son testigos?

ELIANA: A mí acompañar mujeres me ha salvado la vida. Es lo más hermoso que he hecho, es llevar a la práctica todo mi discurso feminista. Durante doce años estuve metida en congresos y nunca vi que ese trabajo fuera tangible en la vida y en la cotidianidad de las mujeres. Acompañar me ha permitido tener esperanza en que podemos construir un mundo diferente y de romper todo lo que nos han dicho, que entre mujeres no podemos construir, que entre mujeres somos arpías, serpientes. Desde este lugar es todo lo contrario, acompañar me ha permitido darme cuenta de que la otra es mi compañera y que, así como yo las contengo a ellas, ellas me contienen a mí. Para mí, ver que una mujer aborta tranquilamente y se siente acompañada es la representación de ese mundo que todos los días desde que me levanto quiero construir y en el que trabajo. Las mujeres que acompaño me salvaron la vida, me hacen creer que es posible otro mundo y me permiten continuar luchando para que no nos sigan matando, para que no nos sigan violentando. Luchando para que otras accedan a derechos. Ellas no se alcanzan imaginar lo que representan para las que las acompañamos. Todas las mujeres deberían acompañar un aborto porque le rompe a uno todos los prejuicios. Acompañar cambia la perspectiva de vida no sólo frente al aborto, sino a cómo te relacionas con las mujeres, con ves a las otras mujeres, como las tratas. Uno empieza a ver el mundo de manera completamente diferente. Logras ubicar a esa persona con todo lo que es esa persona, sus problemas, sus cosas. Te saca de la lógica individualista en la que el sistema capitalista nos pone.  

LILO: Mi soporte es el montón de amigas que están alrededor de mí, el montón de Parceras que me contienen, el montón de Parceras que me abrazan. Hay una realidad que nos atraviesa a todas las mujeres, una sociedad misógina, feminicida, una sociedad machista que diariamente nos está violentado, que diariamente nos hace creer que nosotras no importamos y ahí es donde nos encontramos. Ahí es donde las realidades de las mujeres y las nuestras se encuentran, ahí es donde entramos a acompañarnos y sostenernos mutuamente. Siento que es un ejercicio de reciprocidad, es un ejercicio en el que lloramos, gritamos, nos llenamos de rabia e impotencia cuando una mujer está siendo violentada por el sistema de salud, por la sociedad, por su pareja, por su familia, es algo que nos toca a todas. También hay mujeres que llegan y te llenan de valentía y de fuerza, como que no todo está tan vuelto mierda. Eso a nosotras nos salva. El feminismo brinda unas cosas, pero el ser acompañante pone en práctica un motón de discurso y un montón de sentires que atraviesa el ser feminista. Nosotras Las Parceras tenemos una apuesta lesbo-feminista, no necesariamente en términos de relacionarnos erótico-afectivamente con una mujer, sino que lo entendemos más allá y es el amor entre mujeres. Nosotras acompañando amamos a la otra, apañamos a la otra, escuchamos a la otra, entendemos la realidad de la otra. Acompáñanos a todas las mujeres sin distinción.

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¿Qué tan posible ven que se logre la eliminación total del delito de aborto del Código Penal y a qué plazo?  

ELIANA: Yo soy una abortera que cree que podemos cambiar las cosas. Esto no es gratuito, el magistrado Linares no puso esa ponencia de la nada, eso viene de un trabajo enorme que durante décadas hemos hecho las mujeres y las feministas. Creo que puede pasar y que va a ser fruto del trabajo de las mujeres en la lucha por nuestro derecho a decidir. En estos 14 años la Corte le ha dicho al Congreso que tiene que legislar, que tiene que regular y el Congreso no ha querido porque es un congreso de derecha. Los magistrados que decidan sobre esto y digan ¡sí, jueputa, hay que hacerle! van a pasar a la historia. Si no pasa ahorita, va a pasar en este o el otro año. Esto es algo que no vamos a soltar y hay un contexto, una fuerza a nivel mundial y vamos a ir por todo. Nuestro caminar es lento pero seguro. Ya vamos ganando. De las argentinas aprendí el año pasado cuando no pasó el segundo debate. Ellas dijeron: “ganamos, tenemos 6 millones de mujeres afuera en las calles, demandándolo. El aborto ya ganó en las calles”. Este año es el año del aborto en América Latina y el Caribe. Las aborteras estamos organizadas, estamos trabajando y vamos a seguir caminando, pero no al ritmo del Estado, porque si las mujeres en la historia hubiéramos caminado al ritmo del Estado ni ustedes serían periodistas ni nosotras aborteras. Las aborteras somos la Primera Línea del aborto y vamos a seguirlo haciendo: poner la cuerpa, la cara, acá estamos por las mujeres. 

LILO: Nosotras somos aborteras convencidas de que va a haber un momento en que las leyes y las personas entiendan que los derechos de las mujeres hacen parte de su agenda. Yo creo que sí va a pasar. La Corte tiene claro que, se apruebe o no, las mujeres vamos a seguir abortando en la semana gestacional que estemos. Igual, ya es un avance porque se puso sobre la mesa. En el momento que hablamos de eso, también estamos quitando una penalización social que existe en la cabeza de muchas colombianas y colombianos.  


Si quiere comunicarse con Las Parceras puede hacerlo llamando al número 3187505775, todos los días entre 5:00 pm a 10:00 pm. Siga a este colectivo en su cuenta de Instagram .

 

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