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Fotos de Andrea Puentes

Rap Ku Suto y sus rimas en palenquero para rescatar las raíces africanas

Si bien San Basilio de Palenque es la base de operaciones de este grupo, ellos no se sienten identificados con ese santo que le da nombre al corregimiento del Bolívar. Por el contrario, quieren honrar a Benkos Biohó, el africano que luchó por su libertad y llevar con su música un mensaje que no permita olvidar sus orígenes.

Daniel Fandiño / @sinsecuencia

San Basilio fue el santo que la corona española le impuso al pueblo palenquero, fundado en el siglo XVl por esclavos fugados. Pero Akin Bongani, miembro de la agrupación Rap Ku Suto, no se identifica en nada con esta imposición. “Palenque no es de San Basilio. Nosotros somos de Benkos Biohó, que fue ese negro que nos liberó y luchó en contra y del régimen español. Nosotros debemos rendirles tributo a Benkos Biohó y al pueblo africano, que eran un grupo de guerreros. Esa es nuestra propuesta y ese mensaje se lo queremos llevar al mundo entero”, explica este joven de 28 años.

 

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Akin Bongani

 

La historia cuenta que Benkos Biohó fue un esclavo cimarrón comercializado desde el África occidental y que se encargó de organizar un ejército para tomarse Cartagena, para regresar desde allí a su continente de origen. Pero en marzo de 1621, en medio de su campaña libertadora, Biohó fue sorprendido por la guardia, apresado y descuartizado en el puerto de la ciudad amurallada. Cuatro siglos más tarde, este mismo territorio, reconocido por acoger a la primera comunidad africana libre de nuestro continente, es la base de operación de Rap Ku Suto, una agrupación cuyas líricas les dan palo a las problemáticas que agobian el territorio nacional.

 

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Ñia Gande

 

Con su música, Akin Bongani, Kwa Miná, Joaquín Valdés y Ñia Gande quieren buscar en el fondo del baúl esas manifestaciones de la cultura palenquera que han sido invisibilizadas. Así como no se identificaron con la religión católica, tampoco lo hicieron con los nombres que les pusieron y es por eso que se presentan siempre con sus nombres africanos. Su atuendo también es una declaración de principios, con sus collares, bermudas, sandalias y, en el caso de Ñia Gande, una camiseta con una consigna clara: ‘Palenque de Biohó’. “Empecé con esto de la música rap pero la gente me trataba de loco, eso fue por allá en el 2005 o 2006. Recuerdo que allá llegó un grupo de rap cristiano, Los Sin Fama, y eso me entusiasmó. Me inspiró mucho la música que hacían ellos porque eran muy directos”, cuenta Ñia Gande, fundador de este proyecto que, para él, es “real hip hop”.

 

 

Las esquinas del corregimiento del departamento de Bolívar le sirvieron a este talentoso palenquero para empezar a tirar sus primeras rimas. Como dagas, sus letras incomodaban a gran parte de la población, pues en ellas tiraba pullas sobre el conflicto armado y la delincuencia. Muchos preferían hacerse los de los oídos sordos ante las verdades de Ñia Gande. Las pistas que lo acompañaban no eran más que el beatbox que algunos amigos le ofrecían mientras se reunían a escucharlo.  “Empecé a vestir ancho. Recuerdo mis primeras boticas blancas de tela Venus, con un pantalón bien ancho y un suéter que siempre me ponía porque era el más grande. Empecé a hacer mis letras y llegó el compañero Akin Bongani. Nosotros nos identificábamos con ese real hip hop, los otros estaban más basados en lo folclórico. Nosotros quisimos hacer rap conciencia”.

El valor más importante en la música de Rap Ku Suto es que algunas de sus letras son en lengua palenquera, lo cual salvaguarda su identidad ancestral y demuestra respeto por la lucha que libraron sus antepasados. “Queremos dejarle una enseñanza a nuestros niños para no perder ese legado”, explica Akin Bongani. Estas enseñanzas las llevan a través de temas como ‘Por no sabernos tratar’, en el que hablan de la violencia que tanto daño y alteración han generado en el país. Para ellos, el hecho de que en algunas poblaciones remotas sea más sencillo acceder a un puñal que a un libro da cuenta de la necesidad que hay de expresar ese inconformismo con el objeto de generar un cambio. Otro de sus temas, Ekagbatando ma Raí, traduce “buscando nuestras raíces” y es justo lo que ellos creen que tienen que hacer, “porque la gente se olvida de dónde viene”.

 

 

La divergencia y multidisciplinariedad entre estos raperos es otro valor que cultiva su propuesta. Si bien tres de los cuatro son de Palenque de Biohó, Kwa Miná le da al grupo la visión que le permite el ser oriundo de Nuquí, Chocó. A mediados de 2015 Kwa Miná se pegó el viaje a la población y conoció la agrupación, enganchándose con lo que hacían. A su regreso a Nuquí se hizo la promesa que volvería al corregimiento para integrarse a Rap Ku Suto. “Venimos de la misma lucha porque allá en el Pacífico también estuvieron formados pequeños palenques y nos identificamos”, asegura Ñia Gande, de 27 años. A ese encuentro de territorios, se suman los conocimentos que cada uno aporta desde su especialidad: Joaquín Valdés es el artesano encargado de proveer de collares y manualidades al parche, además de ser el barbero de cabecera del grupo; Ñia Gande llegó a hacer parte de la selección bogotana de boxeo; Kwa Miná es trabajador social de profesión y Akin Bongani es profesor de fútbol de los niños en el corregimiento.

 

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Joaquín Valdés

 

La falta de apoyo para producir y mostrar su música no ha sido un impedimento para Rap Ku Suto. Con más ganas se la han jugado por su propuestas, al punto que hace unos años, con las uñas, montaron un pequeño estudio artesanal llamado Mi Prisión. “A nosotros nos inspiró todo lo que venía sucediendo en el pueblo, las ciudades y el país entero. En la comunidad no había una agrupación que expresara esa realidad, entonces nos dedicamos a eso y aunque han sido muchas las marginaciones, seguimos en pie de lucha. Nosotros hemos sido duros con nuestras letras, entonces nos han cerrado las puertas en varios espacios. Queremos lo mejor para el pueblo y es por lo que trabajamos”, afirma Ñia Gande.

 

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Kwa Miná

 

Durante su paso por Bogotá tuvieron la suerte de inyectarles su flow a espacios como Latino Power, Miércoles de Hip Hop, Radio Kumbé y Radio Nyabinghi. “Aunque no hubo 200 personas, hubo un momento en que nosotros expresamos y la gente nos escuchó. No hubo cantidad pero sí calidad y buena energía. Escucharon el mensaje y es lo verdaderamente importante, vale la pena. Estamos eternamente agradecidos con la gente de la Galería Casa Taller porque han estado muy firmes con nosotros. No ha sido fácil, son pruebas pero la experiencia le enseña a uno y le abre más la conciencia”, explica Akin Bongani.

Estos virtuosos de la rima sueñan a corto plazo con exponer su música en Hip Hop al Parque, mientras que a largo plazo es ir a tocar a África y hacer música en la selva con los nativos. Como prioridad y como proyecto inamovible se plantean el salvar vidas, interactuar a través de su música con quien está en la calle y generar conciencia colectiva. Para empezar a trazar ese camino que les permita llegar a más oyentes, Rap Ku Suto planea lanzar un CD con canciones producidas en San Basilio de Palenque, para que el producto se sienta bien raizal, original y africano.

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