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El 27N: Un hito en el activismo ciudadano en Cuba

El 27 de noviembre de 2020, un grupo de artistas e intelectuales desafió al régimen cubano, marcando un precedente histórico: lograron que un alto funcionario del gobierno aceptara dialogar con ciudadanos no organizados políticamente. Este hecho inauguró un ciclo de ocupación ciudadana del espacio público que culminaría con las masivas y violentamente reprimidas protestas de julio de 2021.

 

 

Bulla

En Cuba la censura y la rigidez política han sido factores presentes en las relaciones entre el gobierno revolucionario y el campo artístico. Muestra de ello, es la serie de reformas implementadas por Miguel Díaz-Canel que han reducido al mínimo la libertad de expresión y la libertad artística en la isla, entre las que se encuentran el Decreto-Ley 349, que entró en vigor el 7 de diciembre de 2018, y el cual obliga a los artistas a que obtengan una autorización previa del Ministerio de Cultura para cualquier presentación o exposición pública y privada.

 

La oposición al Decreto 349 provocó la movilización y articulación de la comunidad artística y cultural de la isla. A medida que los reclamos de los artistas cubanos por la apertura política y el respeto a los derechos y libertades fundamentales se amplificaron a nivel nacional e internacional, el gobierno reaccionó con creciente violencia.

 

La violencia contra los artistas independientes estalló a finales del 2020, cuando Luis Manuel Otero Alcántara y 13 miembros del Movimiento San Isidro, iniciaron una huelga de hambre y en algunos casos de sed para pedir la libertad del rapero Denis Solís quien había sido sentenciado en un juicio abreviado a nueve meses de cárcel, por “desacato”. Como respuesta, las autoridades asediaron la sede del Movimiento impidiendo la salida y entrada de personas.

 

Como respuesta, el 27 de noviembre de 2020, un grupo de intelectuales y artistas cubanos se plantó frente al Ministerio de Cultura (MINCULT) en La Habana en solidaridad con los miembros del Movimiento San Isidro (MSI) que se encontraban en esta huelga.

 

Lo que comenzó como un acto de solidaridad se transformó en un reclamo por mayores libertades para el arte independiente en Cuba. Tras varias horas de manifestación, 30 representantes de los protestantes fueron recibidos por funcionarios del Ministerio, entre ellos el viceministro de Cultura Fernando Rojas. Durante la reunión, se acordó abrir un canal de diálogo con la promesa de una próxima reunión con el Ministro de Cultura.

 

El 3 de diciembre, el grupo de artistas e intelectuales, que después adoptó el nombre de  27N, envió una solicitud formal al MINCULT para incluir a miembros del MSI en las negociaciones, entre ellos su líder, Luis Manuel Otero Alcántara, así como a periodistas de medios independientes. Sin embargo, la respuesta del Ministerio fue negativa, con el Ministro Alpidio Alonso declarando que no se dialogaría con aquellos relacionados con el gobierno de los Estados Unidos, acusándolos de imponer condiciones unilaterales.

 

Tras la cancelación del diálogo, varios de los participantes en las negociaciones fueron objeto de hostigamiento y amenazas por parte de la Seguridad del Estado. Fueron vigilados, y se organizaron actos de repudio en su contra.

 

A pesar de la represión, el 27N reafirmó su compromiso con el diálogo a través de una carta abierta dirigida a las autoridades culturales, en la que pidió un proceso inclusivo y respetuoso de las diferencias. El 27N como movimiento no solo es una muestra del disenso político en Cuba, sino que también evidenció la incapacidad del régimen para responder a las demandas de una nueva generación que exige libertad y cambios reales.

 

Desde Bulla consideramos que el 27N sembró la semilla de una resistencia que sigue creciendo a pesar de la represión y la criminalización de las voces disidentes en Cuba.

 


 

 

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