Las muñecas de Vinie en el Eje Cafetero, entre el arte pin-up y el manga

Durante el último mes, Vinie estuvo recorriendo diferentes pueblos del Eje Cafetero, y en cada uno de los que visitó dejó su sello: una chica con afro, en la que mezcla elementos de la estética pin-up, cómic y manga, y a la que constantemente le cambia detalles como el pelo o la postura, dándoles un toque funky. “Fue mi primera visita a Colombia. La idea era poder pintar tanto en las ciudades como en los pueblos, pues la experiencia humana es muy diferente”, dice esta grafitera nacida hace 32 años en Toulouse.

Aulnay-sous-Bois, París, Francia. Foto de Clement Charleux

Fue precisamente en esta ciudad francesa donde se acercó al grafiti cuando tenía 16 años. En Toulouse la escena hip hop era muy fuerte y esta música y estética empezaron a influenciar su arte callejero, que ya va para 20 años de trabajo. “Pintaba de todo: paisajes, objetos, figuras. Me interesaba más el fondo que la forma. Cuando llegué a Paris en 2007, saqué a este personaje del papel en el que venía dibujándola por años y la llevé a las calles. Es un personaje que evoluciona a la par conmigo y con lo que voy aprendiendo”, afirma. 

Mural para el festival de grafiti y arte urbano Meeting of Styles 2016 de Francia en la ciudad de Perpiñan. Foto de Vinie. 

Vinie exploró con un montón de técnicas, incluido el lettering, hasta que descubrió en esta figura femenina un pretexto para trabajarlas todas a la vez. Ese personaje puede verse ahora en diferentes ciudades del mundo, incluyendo poblaciones del Eje Cafetero como Armenia, y los pueblos cercanos de Buenavista y Calarcá, a donde llegó gracias a una invitación del Bazar Capfest 2016. “En los pueblos los niños y los vecinos se acercan, hablan contigo y te presentan también a sus familiares. Al principio están interesados pero no entienden, y van viendo poco a poco cómo evoluciona el proceso. De alguna manera participan de él y comparten contigo”, dice.

Mural en Armenia para el Capfest 2016. Foto de Alex Perret. 

Por eso, el ambiente y la rutina de las poblaciones en las que estuvo le dieron un concepto diferente a sus grafitis. Cada muro tiene que ver con lo que percibió de cada pueblo, de cómo fue la experiencia pintando allí. “En Armenia anoté todas las palabras que iba aprendiendo en español y las añadí al pelo de la chica. En Buenavista el muro es una explosión de colores porque es un pueblo muy colorido, y en Calarcá las hojas verdes hicieron las veces de pelo”, explica sobre los muros.

Vinie en Buenavista. Foto de Alex Perret

En su recorrido por el Eje Cafetero, Vinie también estuvo en Pereira. Allí pasó dos días pintando con los niños de la Fundación Enfances 2/32. “Cuando me fui, los niños me regalaron los dibujos que habían hecho inspirados en el grafiti”, recuerda. En esta ciudad también pintó una pared de la Biblioteca de la Universidad Tecnológica de Pereira. 

Vinie pintando en Calarcá (Quindío). Cortesía de Vinie. 

Allí dibujó una mujer leyendo Las venas abierta de América Latina y en el pelo puso los nombres de personas que trabajaron por la paz y los derechos humanos, como Jaime Garzón. “El contexto del conflicto en Colombia y el trabajo de los artistas locales me inspiran. Me hace sentir bien que mis trabajos tengan algún tipo de mensaje, me hace sentir solidaria con la gente y con lo que vive el país”, dice.

Mural en la Escuela primaria Kruss, en Paris. Cortesía de Vinie. 

Después de visitar la zona cafetera, Vinie viajó a Bogotá, y de una encontró diferencias con el grafiti europeo, al que está acostumbrada. “Allá tenemos una influencia muy ligada con el hip hop. En Bogotá hay un grafiti más militante que en París, muy estético pero menos hip hop”, reflexiona. También vio más stencil del que imaginaba y pudo reconocer los trabajos, ya con notoriedad internacional, de Toxicómano y Lesivo.

Pintura de Vinie en la muestra 'Hablan' en la Alianza Francesa Sede Centro. Foto de Alex Perret. 

Hasta el 20 de diciembre, el trabajo de Vinie estará presente en la exposición de grafiti Hablan, en la Alianza Francesa Bogotá, Sede Centro, junto al trabajo de otras cuatro grafiteras, entre las que están las colombianas Lili Cuca y Erre (lea aquí El lettering ruidoso de Erre que se aleja del cliché de lo femenino)