¿Se puede vivir ‘freelanciando’ ilustraciones?
Un buen porcentaje de los ilustradores recién egresados han comenzado a ganar experiencia como trabajadores independientes. Pero, ¿y la papita? ¿El arriendo? ¿La rumba? ¿La seguridad social? Tres cortas entrevistas con personas dedicadas a esta labor ayudan a responder estas preguntas.
HABLA UN FREELANCE DESEMPLEADO
Raúl Orozco trabajó durante cinco años para una agencia de publicidad. En ella, aunque tenía un sueldo fijo de 2´500.000 pesos, debía cumplir tareas que le demandaban tiempo más allá de su horario laboral. Al ver que sus expectativas como ilustrador no se estaban cumpliendo, renunció a su cargo en el año 2011.
Tras ser freelance durante un tiempo, Orozco publicó Memorias de un ilustrador freelance (desempleado), un trabajo gráfico que da cuenta de las situaciones que ha debido afrontar como independiente. Aunque el protagonista (álter ego) de esta pieza siempre sufre por la falta de dinero y oportunidades, su autor asegura que no se arrepiente de haber dejado su antiguo puesto. “Sentía que no iba a crecer, estaba cansado”, aseguró en una conversación con Cartel Urbano.
Con respecto al Orozco de la ilustración y al de la vida real todo sigue igual en términos económicos, aunque ambos manifiestan que hay un grado amplio de satisfacción por haber adelantado proyectos personales que en otras circunstancias no hubiera podido emprender.
DAMNIFICADOS POR EL RICAURTE
Juan Pablo Gaviria tiene 22 años y es uno de los 9 javerianos que fundó Casa Común, colectivo que organiza exposiciones de arte. Aunque apenas va a iniciar su proyecto de grado, El Malpensante le viene pidiendo desde hace un año ilustraciones para el impreso.
“Me escribieron un viernes y me dijeron:´Oiga, nos interesa una ilustración suya, este es el texto y la queremos para el lunes´”, cuenta riéndose de lo complicada que le pareció la primera prueba de fuego que fue superada con honores, pues ya le han encargado ocho ilustraciones adicionales.
“Trato de ser lo más práctico posible, porque cuando es para una publicación tiene que ser rápido”, señala. En la actualidad cobra 150 mil pesos por ilustración, aunque en alguna ocasión realizó una por 350 mil, pero fue una excepción.
Si bien piensa que su trabajo debería ser mejor remunerado, también sostiene que en el medio local no se paga más que eso.
Este joven artista sabe que este es un camino que debe seguir recorriendo para hacer nombre y para que en el futuro esa experiencia tenga correspondencia con los ingresos por su trabajo. “La cultura visual de acá es paupérrima. En el Ricaurte le hacen toda la identidad a una empresa por 50 mil pesos, eso es absurdo”, afirma con evidente desazón. (Échele una leída a "El Ricaurte y otros problemas de los diseñadores gráficos").
EL FACTOR LUCA
“Sería espectacular que uno se pudiera mantener freelance, pero en Bogotá es redifícil, por lo menos para mí”, señala Raúl Díaz, ilustrador que trabaja actualmente en El Tiempo, donde le pagan mensualmente 1´300.000 pesos. Antes laboraba como independiente.
En aquella época, cuando colaboraba con revistas, estaba acostumbrado a ver en su cuentas saldos en rojo. “Al comienzo, el pago es casi simbólico. Esas oportunidades uno las ve más como una vitrina, que como un beneficio económico”.
Díaz destaca que freelanciando hay más tiempo y libertad en el desarrollo del trabajo, no obstante “es mejor trabajar en una empresa donde te consignan puntalmente la plata”, afirma.
Entonces, ¿habrá que sacrificar plata mientras se hace nombre y experiencia?