Liev y las maravillas de su universo ilustrado

Un amigo empezó a llamarlo de esa manera: Liev. “Tenía una sonoridad que me gustaba, era corto. A veces me siento muy aludido si me dicen Daniel Liévano y por eso prefiero un apodo que le quite el ego a los nombres reales”.

Magaux. Ilustración hecha para el corto Magaux in America.

Su primer libro se llama La vida es ilusión y fue autoeditado y autopublicado. Cuenta con 36 postales ilustradas por Daniel en las que él manifiesta su filosofía de que casi todo lo que existe es una ilusión. Sacó solo 500 copias, que vende en la mayoría de librerías del país.

La niñez. Ilustración hecha para el festival Iberoamérica Ilustra.

Otro de sus libros es Vueltas, del que solo imprimió 10 copias. Aunque trabajó un par de meses en La Silueta, dice que no ha encontrado la editorial correcta para publicar sus ilustraciones.

Su estilo es más poético que técnico. En sus dibujos predomina el paisaje, el agua, el cielo, el pasto y las montañas, por encima de los personajes. “Quiero mostrar lo maravilloso que es el mundo, lo grande que es el universo y la vida”. En las ilustraciones de Liev, el espacio es más importante que las pequeñas cosas a las que, muchas veces, los seres humanos les dan tanta importancia.

Orquesta. Ilustración hecha para Waking Whale Productions.

Empieza a bocetar en carboncillos o en lápiz, luego toma fotografías, escanea en alta resolución y mezcla en el computador. Digitalmente agrega brillos y detalles.

Este bogotano de 27 años es diseñador gráfico y publicista de la Tadeo y gran parte de su tiempo lo dedica a esto. Entre sus trabajos destaca la carátula y el interior del disco Del amor y otros bambucos, del grupo musical de bambuco Los Tres; y la carátula de Grandes Éxitos de Los Elefantes, entre otros.

Aprendiendo a caminar.

Trabajó como freelance en su universidad por dos años, pero decidió renunciar y empezar a dibujar. “Estudié publicidad por la idea superficial de querer hacer comerciales. Ya estudiando esto me gustó mucho más el retoque fotográfico y otras formas más artísticas que tenían más poesía”.

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Desde niño dibujaba y, como muchos, fue perdiendo ese hábito. Pero lo recuperó. “Siempre he tenido una mente muy ruidosa y el dibujo me permite sacar esos ruidos mezclados con texto, como un diálogo. Lo primero es la sensación de lo que quiero hacer, luego vienen las palabras y eso se vuelve imagen”.

Está bien ser pobre.

Es un ilustrador empírico. Su obra, que es más bien romántica y literaria, refleja su propia vida y los lugares por los que ha pasado. Dibuja las montañas que le recuerdan su finca en Sopó (Cundinamarca), donde vivió dos años, y también la casa campestre, en la que vivió toda la vida, y los perros que la rodeaban.

Columpio.

Una de las seguidoras del trabajo de Liev en su página web es la copresidenta de la asociación de colombianos en Harvard. Ella lo invitó, junto con otros panelistas, a la IV conferencia colombiana de arte, ciencia y política. La intervención de Daniel trató sobre su propia obra y se enfocó en la ilustración que hizo sobre el conflicto armado en Colombia.

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Otro páramo.

Este año ganó la convocatoria de la revista 200 Best Illustrators Worldwide 2016/2017 de Lürzer's Archive Specials, una revista europea reconocida por su muestra de campañas publicitarias, la cual publican cada dos años. La ilustración que eligieron de Liev expone el universo a través del cielo lleno de estrellas y tres niños montados en un columpio, como en el borde de la tierra.

Ilustración hecha para Waking Whale Productions.

Su trabajo ha aparecido en Colectivo Bicicleta, Memoria de Elefante, Colombian Underwater Expeditions, Bored Panda y Nice is That. Por otro lado, ha ganado durante dos años consecutivos el premio de las mejores ilustraciones en la agencia American Illustration de Nueva York.

La vida es buena.

Se podría decir que los conceptos de sus ilustraciones y de su vida son los mismos: que el mundo y sus detalles son para apreciar y asombrarse todos los días, que hay que disfrutar de los paisajes y del cielo. Y esto lo reafirma cada mañana cuando sale en bicicleta a recorrer las calles y maravillarse con la vida para después plasmarlo en texto, dibujo y cierta poesía utópica.