Los dibujos de Juan Alvarado que transfiguran personajes de la cultura popular
Con una buena cuota de humor y dibujos a una sola tinta, este caleño altera las figuras de deportistas, personajes de la televisión y hasta compositores legendarios para ofrecernos un mundo imaginario y extrañamente antropomorfo.
Este artista caleño de 38 años nunca estudió Artes plásticas o dibujo en la universidad. Se graduó de Publicidad en la Santiago de Cali y asegura que empezó a dibujar en serio hace siete años, lo cual es, dice, poco tiempo. Con mucho esfuerzo Juan Alvarado ha logrado plasmar las ideas que le pasan por la cabeza a través del dibujo a una tinta: ideas que han estado esperando salir durante mucho tiempo. No obstante, hace una especie de limpieza mental periódica para no vivir atiborrado de pensamientos o ideas que nunca se llevan a cabo.
“Primero tengo que decir que mi identidad aún no la logro definir, no me siento cómodo con los rótulos de ilustrador, dibujante o artista —asegura Alvarado, quien no descarta trabajar en el futuro echando mano del sonido, la instalación e incluso el performance—. Creo que soy como un escarbador: escojo un tema que me gusta y empiezo a remover la tierra que está en su superficie y me encuentro con ideas que están ahí escondidas. A veces toca escarbar mucho y obviamente me encuentro con mucha basura, escombros y huesos de perro, pero siempre hay una idea buena”.
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Hace seis meses tomó una clase de retrato en Casa Tinta con Nicolás Uribe, un curso corto pero intensivo que le permitió conocer y explorar un mundo al que hasta ahora había empezado a acercarse empíricamente.
“Aprendí cosas importantísimas —cuenta—, por ejemplo cómo sacarle punta a un lápiz sin rebanarme el dedo (no lo digo irónicamente) y también aprendí que no sirvo para ser modelo en vivo, pero tampoco creo que haya alguien interesado en dibujarme empeloto”.
Beethoven, Marina Abramovic y Batman son algunos de los protagonistas de sus ilustraciones, pero Juan no se limita a replicar estas caras conocidas si no que juega con sus contextos para modificar y resignificar a estos personajes.
“Mi gran referente son las ideas y los grandes creativos de la historia. Soy fan número uno de Einstein, pero también admiro mucho cuando alguien es espontáneo y suelta una idea de la nada.”
Elegir personajes o temas que se remitan a la cultura popular le ha permitido a Juan alterar esos códigos que se inscriben en los imaginarios colectivos cuando se encuentran personalidades y situaciones conocidas. Esto le evita tener que explicar desde cero un universo que puede resultar abstracto y también le permite al artista proponer diálogos a través de un lenguaje que la gente no conoce o del cual no es completamente consciente.
No le encuentra gracia a dibujar las ideas que se le ocurren a otros y le cuesta mucho trabajar cuando le piden que haga “esta cosa” o “aquella otra”. Para él sus capacidades y habilidades en el dibujo están ahí para expresar las cosas que se le ocurren, ideas que en su cabeza tienen riqueza visual y no para estar al servicio de algo o alguien más.
La ausencia de colores en sus ilustraciones le ha ayudado a encontrar cierto estilo propio que se enfoca y se enriquece a través de los detalles, y esto obedece a una pelea cromática que él considera ya perdió hace rato: no distingue algunos tonos y tiene problemas con los verdes, razón por la cual no le gusta conducir.
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También considera que en la constante búsqueda de un estilo los artistas tienen la posibilidad de empezar a contradecirse para probar nuevas cosas, improvisar con colores, hacer dibujos en verde o conducir como locos en medio de los trancones de la ciudad.
Ha tenido la oportunidad de participar con su trabajo en dos exhibiciones: la primera en marzo de 2015 en Tonalá, donde expuso 42 de sus obras; y la segunda, durante la quinta versión de la Feria del Millón, en octubre de 2017.
Hacer parte de estas muestras abiertas al público le ha permitido conocer de primera mano las reacciones que tienen las personas cuando ven cada una de sus obras y se conectan con las ideas que están detrás de los dibujos.
“Se ríen, se codean, dicen cosas como ‘¡ay!, qué pendejada’ y se entusiasman viendo cada una de las obras —cuenta Juan Alvarado—. Las reacciones son bastante satisfactorias, llaman a otros amigos y empiezan a hablarles de mis obras como si fueran unos expertos en ellas (y pues quién dice que no lo son), señalan una, señalan otra. Me gusta espiar a las personas viendo mi trabajo, es por eso que me gusta mostrar las ‘pendejadas’ que hago”.
Juan está actualmente trabajando en el proceso de preproducción de un cortometraje que cuenta la historia de un sobandero que trabaja en el sur de la ciudad. El guion de este proyecto fue escrito en colaboración con su amigo Juan Carlos Madrid.
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