En una fiesta llena de piñatas y rosarios retumbó el "Chao Procu"

El martes 13 de septiembre la sede de la Procuraduría General se tiñó de fiesta. No una fiesta al interior de la sede, ni tampoco una celebración de los funcionarios públicos que allí trabajan. No fue así.

Fue el escenario de una fiesta, sino tensa jornada, en la que opositores del Procurador se juntaron a celebrar la anulación de su reelección y consecuente destitución del cargo. En el lugar, se vieron de frente con grupos de apoyo a Ordóñez. A eso de la una de la tarde la gente empezó a congregarse en la carrera quinta con calle 15, el lugar que fue la casa durante casi ocho años del cuestionado personaje.

Ni siquiera la lluvia fue capaz de apaciguar los ánimos de los manifestantes. De un lado, el de los más alegres, ondeaba la colorida bandera asociada a la comunidad LGBTI. Del otro lado, el de las caras más largas, sacudían banderas de la Cruz de Borgoña, que representa el martirio de San Andrés Apóstol, quien según una antigua tradición fue crucificado en Patras (Grecia) y durante los tres días de padecimiento se dedicó a predicar e instruir la religión.

“Para nosotros esto es una fiesta, es una celebración; es un último adiós al Procurador que, en vez de defender los derechos humanos, como era su función, armó una persecución sistemática y mas bien quiso hacernos la vida imposible”, expresó Andrés Pinto, integrante del Movimiento por la Defensoría de los Derechos del Pueblo.

Divididos por escasos centímetros, y separados por los gestores de convivencia que llevó la Alcaldía, y por las pancartas y banderas alusivas a sus causas, los manifestantes estuvieron frente a frente defendiendo sus posturas.

Los seguidores de Ordóñez, con rosario en mano, coreaban al ritmo del redoblante que el Procurador se había lucido como funcionario público. Mientras que del otro lado replicaban que se había lucido pero como un buen inquisidor.

Como el ambiente estaba caliente, los encontronazos no pudieron evitarse. Pese a que los gestores de convivencia de la Alcaldía trataban de contener las situaciones, después de las agresiones verbales, volaron manotazos y empujones. Un lado mostraba síntomas de alegría, mientras que al otro se le veía más bien opacado.

“Que cualquiera haga lo que quiera consigo mismo porque cada uno es libre de hacerlo así, pero temas como el matrimonio igualitario o la adopción por parte de la comunidad homosexual, son cosas que no queremos que se impongan en la sociedad. No queremos que se nos impongan ideologías que no van de acuerdo al núcleo familiar, a lo que corresponde entre hombre y mujer”, expresó una defensora del Procurador, quien prefirió no revelar su nombre, pues ya había sido tildada de fascista y hasta de nazi.

La comunidad LGBTI no fue la única en hacer presencia, sino que también llegaron ateos y animalistas, quienes expusieron su malestar contra el accionar de Ordóñez en el cargo. “¡Ni de la Iglesia, ni del Estado. El cuerpo es mío y yo decido!”, arengaban desde ese lado de la multitud.

Los argumentos de los que festejaban: Ordóñez se mostró en contra de la paz; hizo campaña presidencial desde su puesto; interpuso tutelas en contra del matrimonio igualitario; demandó el decreto que permitía a los transgénero cambiar de sexo; fue reelecto de manera viciada (y por eso lo tumbaron).

“Aún así hay quienes lo defienden. Esto va más allá de una persecución sistemática en contra de la comunidad LGBTI”, explicó Alejandro Michells, uno de los organizadores y que desde que se conoció el fallo del Consejo de Estado empezó a convocar la fiesta.

Alejandro Michells

“¡Yo vine porque quise! ¡A mí no me pagaron!”, fue el grito, un poco trillado y recurrente en todas las manifestaciones, de los detractores del Procurador. Eso sí, no ocultaron su cara de victoria cuando a las cinco de la tarde, la gran mayoría de seguidores de Ordóñez empezó a irse

A manera de último acto, el redoblante dribló con más ímpetu que antes. –¡Que viva Cristo Rey!–, gritaron al unísono, los que de ese lado emprendían su retirada.

Las banderas gay no paraban de ondearse y ese lado de la protesta sentía que estaba ganando una batalla, al menos simbólica. Permanecieron sobre la acera hasta que integrantes de la fuerza pública, y los mismos gestores de convivencia, les dijeron que ya estaba bueno de protesta.

“Ganamos porque ellos se fueron primero que nosotros, así como el Procurador”, expresó Michells. Como queriéndose no dar por vencida, la multitud, sonriente, permaneció otro rato del otro lado del andén, escuchando cómo el parlante gigante que había sobre el techo del edificio en diagonal a la Procuraduría, seguía agradeciéndole a Ordóñez por su gestión. “Se vive, se siente, Ordóñez presidente”, retumbaba, pero poco eco generaba ya.

Para Mar Candela, fundadora del grupo Feminismo Artesanal, despedir al Procurador merece una celebración digna como la de la jornada, pero no logra ser una victoria sino más bien un empate. “Es un efecto placebo, una muestra de justicia, que tardó pero llegó, y un empuje para seguir luchando, pues todavía queda mucho por lo que luchar”.

Mar Candela

Restos de piñata, de globos tricolor, y de papeles que habían caído a la hora del almuerzo, inundaron la encharcada carrera por la que había transcurrido esta fiesta para despedir al Procurador, que a las 5:09 pm de ayer,  presentó o su renuncia ante el Senado, pues no había recibido la notificación correspondiente por parte del Consejo de Estado para dejar el cargo.