Desde niño Adrián Ibáñez quiso entender el destino. En su adolescencia se acercó a la religión buscando repuestas: primero fue acólito, pero también pasó por una iglesia cristiana, los testigos de Jehová y los mormones. De esa búsqueda nace ‘Historias Mínimas’, obras de arte hechas con figuras a escala que muestran los universos que crea el artista.