Con caps, tatuajes y otros elementos característicos del arte urbano, estos dos grafiteros bogotanos curtidos en el bombing quieren cuestionar lo que se entiende como arte a partir plantear una defensa del grafiti. Serán 11 obras intervenidas con toques de sátira y sobre superficies de fibra de vidrio, y que podrán verse en La Aldea Arde a partir del 11 de octubre y hasta el 24 del mismo mes.