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¡Último Round! en Galería Desborde

Guillermo Vanegas

El marketing político de la extrema derecha colombiana vendió durante las dos últimas semanas de campaña presidencial para el período 2022-2026, la idea de que el país iba a seguir de cabeza en el pantanero de su mediocridad estructural. Es decir, que su ciudadanía iba a hacer como siempre: los votantes más viejos elegirían a un anciano tan bruto como su predecesor, sin proyecto de desarrollo económico —como su predecesor—, sin interés por elevar el nivel de vida global de la población —como su predecesor—, que dedicaría su mandato a ver incendiarse las pertenencias de los pequeños propietarios —como su predecesor— mientras se «limpiaba el culo con la ley» —como su predecesor—; los más jóvenes habrían a abstenerse y/o dormir, mientras los adultos se largarían de paseo durante el puente.

Ante esta situación, el sector cultural —a excepción del escritor William Ospina— multiplicó su presencia en espacios de opinión para recordarle a las poblaciones juvenil y pobre que se habían manifestado y puesto los muertos en las movilizaciones que se multiplicaron por todo el país desde 2019, que lo mejor que podían hacer era ejercer su derecho como votantes o, de lo contrario, la masacre iniciada por el gobierno que esgrimió la teoría de la «revolución molecular disipada» en su contra no iba a tener fin. Por supuesto, y por fortuna, su respuesta no fue menor. Pero el fin de semana previo a las elecciones, todo el mundo estaba asustado.

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¡Último Round! es una curaduría de caricatura elaborada a seis manos por el historiador del arte Santiago Rueda, el curador Juan David Quintero y el galerista Gilberto Hernández, que reúne propuestas visuales alrededor del curioso fenómeno social que acaba de describirse. Funciona como dispositivo al interior de una galería comercial donde distintas modalidades de comentario político connotan un inventario de expectativas con fecha de vencimiento y burla —o mejor, risita nerviosa. Para hacerlo recurre a la selección de dibujos de caricaturistas de varias generaciones intentando identificar un panorama de opinión donde puede apreciarse un sesgo a favor del entonces candidato Gustavo Petro, reticencia contra el ideológicamente evasivo Sergio Fajardo y sarcasmo respecto a la figura de la gorgojeada tabla de salvación de la ultraderecha nativa, el improvisado Rodolfo Hernández.  Además, incluye sin complejos curatoriales una obra de Estefanía García perteneciente al Proyecto Tierra de Gallinazos que participó en la muestra celebrada anteriormente en ese  mismo lugar, por considerar que el chulo ha terminado convirtiéndose en uno de los íconos de la prolongada guerra civil que vivió el país siendo empleado como reemplazo del cóndor en demasiadas caricaturizaciones del escudo nacional.

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Ahora bien, todas estas decisiones operaron bajo una doble lógica de «curaduría de emergencia». Por una parte, es necesario aclarar que bajo ese concepto se puede definir una estrategia de trabajo que Rueda y Hernández han venido aplicando en distintas ocasiones en Desborde Galería: reunirse con diversos equipos curatoriales para articular exposiciones que giren en torno a coyunturas de la política local. En este sentido ambos fueron responsables en 2016, junto con el artista Julián Santana, de Des-minado —muestra de obras que trataban con la economía extractivista— y de Estrategia de respuesta rápida, —colectiva que quería evidenciar algunas representaciones de la guerra civil que padecía el país. Y en 2013 trabajaron con un equipo mucho más amplio (el caricaturista Chócolo, la performer Nadia Granados y los artistas Camilo Bojacá, Sergio Páez, Rafael Becerra, Miguel Kuan, Hernando Velandia, Danny Castellanos, Natali Tubenchlak y Miguel Barón, entre otros) para resolver  rápidamente Con la comida no se juega —propuesta configurada en un proceso de diálogo acelerado que puso en discusión las motivaciones y alcances del Paro Agrario organizado contra las políticas de desincentivo de la agricultura colombiana por parte del presidente en ejercicio en ese momento. 

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De otra parte, ¡Último Round! también dotó a la noción misma de «curaduría de emergencia» de un tono distinto. Si bien se originó como invitación para fomentar el diálogo con-hacia-desde la audiencia respecto al futuro político del país en un período electoral, también puede decirse que tras los resultados del 19 de junio, pasó a ser  testamento instantáneo de un período histórico que —¡por fin!— empezó a agonizar para darle espacio a unas lógicas de debate y encuentro completamente distintas a las que  han imperado, por decir cualquier cosa, desde cuando se firmó el pacto del Frente Nacional en 1958.   

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En una rarísima deriva del mundo real actuando dentro de la propia curaduría —generalmente, las exposiciones de arte contemporáneo no suelen verse afectadas por su contexto inmediato (nadie las visita) y cuando esto sucede suele tratarse de hechos de censura explícita—, ésta muestra pasó a ilustrar, gracias a la inmejorable decisión del electorado colombiano, que la caricatura es una práctica artística que posee duración específica. Y que en ocasiones vale la pena comprobarlo ¡Qué bien!

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¡Último Round! 

Artistas participantes:

Betto, Bernardo Rincón, Carolina Urueta, Chócolo, Diego, Don Fingo, Estefanía García, Furia, Iván Navarro, Jarape, Jorobe (Joe Broderick), Le-Trina, Mheo, Nadim, Nani, Palosa, París, Rapiña, Tayrona, Tenebriets ,Ylkaz, Zuleta. Proyecto invitado: La Asamblea del Gozo (Calarcá, Chócolo, Dalcio Machado, Mico, Zuleta + Registraduría Nacional del Manifiesto Civil) por Harold Ortíz.

Galería Desborde

Curaduría: Santiago Rueda, Gilberto Hernández, Juan David Quintero

16 de junio-20 de julio, 2022

Bogotá

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