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Foto intervenida por @burdo.666. Fotos cortesía de los colectivos

Le tomamos el pulso a la movida antitaurina en tres ciudades del país

Para muchos no es claro cómo es que a pesar de la postura proanimal de Claudia López, en la plaza de toros La Santamaría de Bogotá se ha festejado la muerte de seres sintientes todos los domingos de febrero. Cali y Manizales, dos plazas históricamente taurinas, también lidian con este escenario anualmente. 

Daniel Fandiño / @sinsecuencia

El Espectador tituló una de sus notas así: Fiesta de cierre de temporada: La Santamaría se viste de gala en torno al toro bravo. El artículo hace referencia a la última jornada taurina de este año en La Santamaría. Por su parte, el pasado 13 de enero El Tiempo publicó esta joya: El niño torero que hizo vibrar la Plaza de Toros en Feria de Manizales. Y continuaba así: “a sus 5 años, Martín Mejía Hincapié sabe de la ‘fiesta brava’ como un erudito y defiende su pasión”. Intelectuales reconocidos también sacan provecho de los medios para exponer su posición afín con estos espectáculos, como es el caso del periodista y escritor Antonio Caballero, que constantemente en sus columnas de opinión le da palo a antitaurinos y personas que no están de acuerdo con las corridas. “Lo que nos gusta no es la tortura, sino el arte del toreo. La belleza del juego, el valor del combate, el sentido del sacrificio: todo lo que los toros son, y que los antitaurinos no quieren ver que son, y sustituyen en su argumentación autista por una caricatura esperpéntica (...) Los antitaurinos no saben por qué se torea, ni por qué se va a los toros. Pero en vez de intentar averiguarlo, se inventan un porqué: por sadismo, por amor a la sangre derramada”, argumentó en una columna publicada por la revista Semana en el 2017.

Es cuestionable, con motivos de sobra, que  diarios y personajes que ejercen gran influencia en los colombianos sigan exponiendo de manera heroica a los toreros y a pelados que no tienen ni idea del daño que están infringiendo en un ser vivo, sin embargo, por estos días de temporada taurina, es muy común ver este tipo de noticias en el panorama mediático. 

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En Occidente las lógicas del mercado nos han inculcado que comer carne es sinónimo de vivir bien y de tener un estatus. Es la misma asociación que se hace entre quienes asisten a las corridas y un sector poblacional que pertenece a una élite supuestamente capaz de entender esta tradición. A través del discurso y el poder comunicacional detrás de la publicidad, la carne también se ha vendido como un producto cuya ingesta es vital: la fuerza es proporcional a la cantidad de carne que se consume. “Los vegetales y las legumbres tienen dosis de proteína. Los aminoácidos que contiene la proteína animal son los aminoácidos completos, que vienen todos en una porción de carne. Los aminoácidos de las proteínas vegetales tenemos que completarlos como rompecabezas. La responsabilidad de los consumidores es no tragar entero”, comenta Andrea Padilla, concejal animalista de Bogotá. 

Las ciudades en las que la tauromaquia ha tenido mayor fuerza históricamente en Colombia han sido Bogotá, Cali y Manizales y es por eso que para ver cuál es el estado de la movida animalista y antitaurina en el país, hicimos un breve acercamiento a colectivos que, en medio de sus líneas de acción, buscan erradicar todo tipo de conductas que lleguen a violentar a los animales humanos y no humanos.

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En la capital actualmente se está llevando a cabo la Temporada Taurina 2020 y aunque desde la administración de Claudia López se creó una estrategia alternativa en la que se desglosan una serie de propuestas culturales en contra del maltrato a los toros, se le cuestiona a la representante elegida por el Partido Alianza Verde que todo el tiempo quiera regular la protesta siguiendo unos lineamientos para evitar la incomodidad de algunos ciudadanos. “Evalúan nuestra conducta, nos dicen cómo debemos portarnos para no seguir con el estigma de violentos cuando son los taurinos quienes se organizan para torturar y asesinar, rompiendo el contrato con la plaza La Santamaría al entrar trago y teniendo diferentes accesos a la plaza y no solo uno, como fue acordado”, señala Paula Moreno del colectivo Corazón Animal Vegano.

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La pedagogía y el activismo son el fuerte de Corazón Animal Vegano, que se dedica hace casi una década a la difusión de información a través de las redes, la calle, colegios, universidades y diferentes espacios en los que se pueda mover el mensaje. Además, dan alternativas a los hábitos de consumo por medio de la venta de productos veganos, recogiendo fondos que asimismo financian campañas de activismo, brigadas de salud y rescates. 

“Nuestro objetivo es lograr la liberación animal y el fin del especismo. Reconocer a los animales que sufren en los mataderos y en condición de calle como víctimas de una violencia que normalizó el Estado y la sociedad. Difundimos el veganismo popular, brigadas de salud, adopciones, activismo, visibilizando su sufrimiento, explotación e indiferencia hacia los animales”, añade Paula, que trabaja tiempo completo por los animales desde hace nueve años. Este colectivo, junto con un diverso grupo de organizaciones, conforman Colombia sin toreo, una coalición que se mueve con el firme propósito de abolir la tauromaquia en el país. Dentro de sus proyectos está crear un centro cultural, una casa vegana y difundir el veganismo a nivel local en Suba, la localidad en donde más trabajan. Como Corazón Animal Vegano, otros colectivos del corte de Severas Flores o Muchas Zorras, también están dando la lucha contra del especismo en Bogotá desde distintos frentes.

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Iniciando febrero, mucha gente se le fue encima a Claudia López porque en Bogotá abrieron las puertas de la plaza a este atropello en contra de la vida, mientras en Medellín el alcalde Daniel Quintero ratificó que no habría corridas de toros durante los próximos cuatro años. Alejandro Olave, director de Venga le cuento, el medio que está detrás del aula antitaurina, un espacio pedagógico auspiciado por el Distrito en vísperas de la temporada, explica que la Corte Constitucional no permite que las entidades públicas puedan prohibir las corridas de toros teniendo en cuenta que en agosto del 2018 la entidad anuló la sentencia C-041 de 2017, que le otorgaba dos años de plazo al Congreso para crear una ley que penalizara las corridas de toros. “La Macarena en Medellín es privada mientras que La Santamaría es pública y eso nos deja amarrados para poder prohibirlas acá”, resalta.

Así como en la capital hay numerosas iniciativas que desde la colectividad pretenden acabar con prácticas que durante años han cosificado a los animales, en Manizales también se han gestado proyectos a pesar de ser una ciudad que, al son del pasodoble, ha abierto las puertas a las corridas de toros en el marco de su feria. Uno de estos parches que se ha creado en torno a esta causa es Identidad Animal, un colectivo formado hace 13 años con el objetivo de crear conciencia en torno a la protección animal, siguiendo una filosofía abolicionista y antiespecista.

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“Se busca incentivar la protección animal en otros territorios, por ello se creó la Red Departamental Animalista de Caldas, iniciativa que fue replicada por Risaralda y el Norte del Valle del Cauca. El propósito de estas redes es fortalecer, apoyar y capacitar a las organizaciones y rescatistas independientes de cada municipio o departamento, logrando una integración de dichas organizaciones. Se han realizado dos encuentros animalistas en Caldas, el primero en Manizales, el segundo en Villamaría y el tercero se está programando en otro municipio del departamento”, asegura Natalia Velásquez, integrante de Identidad Animal, que además agrega que a pesar de que el alcalde electo Carlos Mario Marín era el candidato del Partido Alianza Verde, no es claro su apoyo a las dinámicas animalistas porque no ha demostrado tener una postura clara frente al tema.

Desde la política se están gestando iniciativas fuertes en defensa de los animales y así como en Bogotá el movimiento está bien representado por Andrea Padilla o en Cali por Terry Hurtado, Manizales tiene una ficha clave en Jhon Yepes, un activista que desde el 2005 ha estado abanderando esta causa pero que desde el 2011 hace parte del Concejo, en donde ha conseguido tener mayor incidencia, representando a los colectivos manizalitas y, por supuesto, a los animales. “Por estar en el movimiento estudiantil me convertí en líder en la Universidad, lo que me permitió poder sacar adelante actividades que en un inicio siempre fueron antitoreo, ya que nuestra primera “puesta en escena” fue en el marco de las Ferias del año 2005. Nuestros primeros pasos fueron autodidactas, lo cual nos permitió abarcar más temas en el proceso animalista y no solo quedarnos en el tema antitoreo, como por ejemplo los caballos carretilleros y los circos (ambos abolidos hoy en Manizales), la situación de los animales domésticos y el tema polémico del consumo de carne y sus derivados. Entonces nos dedicamos a realizar charlas en colegios y activismo en la calle, logrando influir fuertemente en medios de comunicación y la sociedad en general”, cuenta.

Jhon además hizo parte de la realización de un informe del Instituto de Cultura y Turismo (ICTM) de la Alcaldía de Manizales, a través del cual demostraron que las corridas de toros no son la principal fuente de ingresos durante la Feria de Manizales, como lo sustentan quienes se empeñan en seguir con esta barbarie.

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Asistencia de turistas en la ciudad de Manizales, en la semana ferial.

En Cali el cuento no es muy distinto. Año tras año con la excusa de atraer turistas y preservar una “tradición”, se acaba con la vida de unos toros cuyo ciclo vital no debería terminar con fines festivos. Allí, negándose a la idea de que la Plaza de Toros Cañaveralejo sea un escenario que se preste para estas actividades, se conformó hace 15 años Sentir Animal, una asociación que tiene como finalidad difundir y acercar a la comunidad a la defensa jurídica de los derechos de los animales y de los derechos de las personas que tienen animales.

Para Lida Yaneth Ramírez, presidenta y abogada de esta iniciativa, las colectividades en Cali cada vez están más desorganizadas y cuenta que han desaparecido fundaciones legalmente constituidas, aunque asegura que también hay grupos que tienen muy claro su agenda, sus objetivos y acciones.

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La defensa de los animales no es una labor sencilla y las consecuencias, dice Lida, no siempre son alentadoras. “Hemos expuesto la vida y la integridad personal por defender los caballos. Han llegado a mi casa los carretilleros con machete en mano a reclamarme caballos incautados por la Policía Nacional y me han agredido físicamente hiriéndome en la vía pública”. Frente a las corridas de toros, desde Sentir Animal esperan que el alcalde Jorge Iván Ospina cumpla con las expectativas y pueda cumplir con las acciones propuestas para acabar con este espectáculo de sangre.

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Si se le hinchó el corazón y tiene interés de unirse a estas movidas por la abolición del dolor animal, sígale el rastro en redes a Corazón Animal Vegano, Identidad Animal y a Sentir Animal

Cuéntenos en los comentarios de las redes sociales cómo se organizan y qué colectividades hay en el resto del país. 


Nota del autor: La satisfacción personal refleja las decisiones éticas, que por naturaleza llevan una carga bastante política. Cada uno de nosotros debe decidir lo que quiere comer, pero el consumo responsable es algo que una creciente cantidad de personas demanda y la  organización colectiva es menester para que la actividad de una industria cárnica que anualmente le arrebata la vida a más de 53 mil millones de sujetos disminuya esas cifras.

 

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