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Fotos cortesía de Bosa Boys Crew

Los ocho años de Bosa Boys y su grafiti comunitario

Actualmente son cuatro los integrantes de BBC: Pear, Ceos, Bhok y Monte. Están apostándole a convertir su localidad en un corredor artístico para descentralizar el imaginario del grafiti en Bogotá. Y aunque camellan hombro con hombro junto a la comunidad, mantienen cierta esencia vandálica y clandestina.

Daniel Fandiño / @sinsecuencia

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Bogotá es reconocida alrededor del mundo como una de las capitales del grafiti debido al gran número de estilos y exponentes que se evidencian en los muros de la ciudad, de hecho, según el blog canadiense Bombing Science, ocupó el séptimo puesto en el listado de las 99 mejores ciudades para el grafiti, por encima de Miami, Amsterdam, Río de Janeiro, Ciudad de México y Buenos Aires . Hoy hay, en medio de ejercicios gubernamentales que establecen espacios para las intervenciones y que quieren evitar —sin mayor éxito— la proliferación del grafiti en otros espacios de la ciudad, zonas prácticamente establecidas como “corredores artísticos”, como la Calle 26, Puente Aranda con el Distrito Graffiti o La Candelaria, donde, además, se llevan a cabo tours de grafiti. Estas son dinámicas estatales que buscan, en cierta medida, institucionalizar el trabajo de muralistas y escritores de grafiti. 

Aunque estos espacios son sin duda una muestra del arte urbano que se está gestando en la escena local, se quedan por fuera muchas iniciativas individuales y colectivas que sin muchos recursos se dan la pela para dejar su marca día a día en las calles. Colectivos como Survamos, en Ciudad Bolívar, o Arto Arte, en San Cristóbal, desde hace años y gracias a un notable sentido de lo popular, han emergido como proyectos que a través del arte trabajan para mitigar problemáticas como la delincuencia en sectores históricamente golpeados por la violencia. Por otro lado, estas iniciativas trabajan para hacer consciencia sobre las afectaciones ambientales causadas por el ejercicio minero y el mal manejo de las basuras al sur de Bogotá. 

(Lea también ‘Survamos’: resistencia artística en Ciudad Bolívar contra la minería y la estigmatización)

El grafiti en las periferias capitalinas es, por un lado, viral, y para darse cuenta de ello basta con visitar territorios como El Codito en Usaquén, Ciudad Bolívar, Usme o municipios aledaños como Soacha; y, por el otro, vital, ya que en estas zonas el ejercicio artístico callejero tiene una carga fuerte de transformación social y lucha frente a las adversidades. Bosa es una de las localidades en las que el grafiti se ha establecido como un desahogo para los pelados y una manera de crear identidad. Y existe en Bosa un parche que desde hace unos ocho años viene haciendo grafiti con una lógica vandal y que con los años ha logrado integrar a su camello el trabajo con comunidades: los Bosa Boys Crew.

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En el año 2007, durante una época en la que en Bosa no había mucho grafiti, se conocieron, luego de ponerse una cita por correo electrónico, Pear y Ceos, dos tipos que ya estaban tirando letras con sus aerosoles por los barrios de la localidad. Luego de un tiempo de parchar conformaron el crew BMR junto a Boxen y Zones. Pintando conocieron parches de la escena. Entonces empezaron a asistir a eventos en los que la gente ya los reconocía como los chicos de Bosa. “Nos pareció un buen nombre y en un festival en Usme decidimos hacer una pieza donde escribimos <<Bosa Boys>> como una acción: llegamos para quedarnos”, cuentan Pear y Ceos.

El proyecto colectivo de los Bosa Boys nació en el año 2011 con el objetivo de ser una representación de su localidad desde lo popular y lo ancestral, rescatando el poder de la humildad, la amistad y el trabajo en equipo. Trabajar de la mano de las comunidades ha sido relevante para este parche, pues a partir de ese trabajo mancomunado han salido grandes ideas para intervenciones que resignifican las costumbres barriales. “Somos la muestra de que en la periferia hay cultura, arte y profesionalismo”, comenta Pear, quien junto a Ceos, Bhok y Monte conforman el crew.

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Años de participación en festivales y en el desarrollo de actividades que involucran al arte y las comunidades, le han permitido a los integrantes de Bosa Boys reconocer la importancia de este tipo de dinámicas y es por eso que han querido transformar el barrio El Porvenir, al occidente de Bosa, en un espacio artístico con recreación deportiva y cultural que convierta a este sector de la periferia bogotana en un sitio turístico. Gracias a la beca Corredores Culturales 2019 de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, lograron avanzar con el proceso, brindándole a la población desde laboratorios creativos hasta bici recorridos, integrando a instituciones educativas, colectivos y el comercio.

(Sigamos recorriendo las periferias bogotanas: Sobre esta rampa improvisada en Ciudad Bolívar conviven el BMX y el skateboarding)

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Además del proyecto en El Provenir, estos creadores han participado en procesos ambientales en el humedal Tibanica, junto a otros colectivos como Golpe de Barrio, Rollo Libre y la Mesa local de grafiti Bosuno. “Todas estas actividades integran a la comunidad, permiten que se conozcan, que salgan a la calle y que construyan ellos mismos desde sus necesidades para conocer más su territorio”, dice Monte. Bhok, por su parte, asegura que aunque al principio fue difícil solicitar permisos para pintar porque el grafiti estaba muy satanizado, ahora es menos complicado debido a las experiencias anteriores, pues ya tienen cierto reconocimiento en medio de la comunidad barrial.

Trabajar con instituciones siempre es un tire y afloje, dicen los Bosa Boys, pues consideran que en medio de estos ejercicios siempre existirá el toque politiquero, pero creen que lo importante es no dejarse manejar y hacer primar el grafiti. Estos creadores están convencidos también de que a pesar de que hay entes gubernamentales apoyando el grafiti y el arte urbano, es necesario tener los ojos bien abiertos ya que tras estos proyectos hay muchas personas intentando monopolizar y no destinan bien los recursos, además de las roscas que son moneda corriente en medio de los ejercicios burocráticos en el país.

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El grafiti ha llevado a los Bosa Boys a distintos lugares en los que han podido, a punta de pintura, darse a conocer. Brasil, Perú, Chile, Ecuador, España y Estados Unidos son algunas de las paradas internacionales que han tenido en estos años de camello solidario. Hasta el momento no han realizado una exposición de sus obras en colectivo, pero esperan hacerlo. Por ahora el crew sigue trabajando en los proyectos que tiene en pie, como el corredor artístico El Porvenir y el Color Itinerante, un proyecto que busca llevar arte a municipios que estuvieron directamente afectados por el conflicto armado.

Sígale el rastro a los Bosa Boys aquí. También a Pear, Ceos, Bhok y Monte.  

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